XXII

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Durmieron por horas. Incluso, podría afirmar que durante todo el día. Ya que cuando despertó el sol había dejado de bañar la habitación con su luz.

Se giró sobre sí mismo removiéndose y ante él apareció el perfecto perfil de Harry. Casi se había llegado a mentalizar que no podría volver a apreciarlo, pero ahí estaba. El alfa dormía plácidamente, con las largas pestañas casi rozando sus mejillas sonrojadas. Con el corte de cabello actual a penas quedaba alguno de sus característicos rizos, pero aún así seguía quedándole espectacular. Como todo. Definitivamente la genética del alfa era magnífica.

Suspiró y se acercó con cuidado para estar más cerca, intentando no despertarlo ni hacerle daño. Al notar como se movía, el alfa murmuró algo incomprensible. Louis le puso la mano en el estómago y se acurrucó un poquito más. Estaba ardiendo, incluso podía afirmar que le estaba quemando la piel.

Tras varios intentos para conciliar el sueño se rindió. Los pensamientos negativos le consumían. En silencio se levantó de la cama y se acercó al armario tratando de encontrar algo que ponerse. Más de la mitad de sus cosas habían desaparecido, sin embargo, aún quedaban varias prendas. Cogió una bata, de las que solía ponerse cuando salía de bañarse, y se acercó al balcón.

Abrió ambas puertas dejando que el aire entrara y ondeara las cortinas. Un escalofrío le recorrió el cuarto al notar la ventisca. Su balcón siempre había tenido las mejores vistas de todo el castillo. Desde él podía verse todo el reino, hasta sus fronteras. Era la única vía de escape que tenía cuando era pequeño y no podía salir al exterior.

Ahora, una vez sus manos rozaron la barandilla, ya no sintió la abrumadora necesidad de huir que sentía antes. Simplemente respiró hondo y cerró los ojos, las ganas de escapar se habían convertido en un sentimiento lejano. Ya nadie le impedía conocer más allá de su reino. Además, sin él quererlo había creado una nueva vida alejada de toda la burocracia, la cual no estaba dispuesto a abandonar.

Por ello, la reunión sería definitiva. Ya se había preparado unas cuantas cosas de las que quería hablar y de las cuales no iba a dar el brazo a torcer.

Al volver a abrir los ojos observó varias columnas de humo cerca de las fronteras. Frunció el ceño preocupado. ¿Qué era aquello?

Estaba tan ensimismado que no se percató de la presencia del alfa.

—Están quemando a los muertos. —dijo éste con voz ronca de recién levantado. Resolvió sus dudas, como si hubiera escuchado sus pensamientos. —¿Qué haces despierto? Aún falta bastante para que comience la asamblea.

Louis tragó al pensar en todo aquello que no le dejaba dormir, entre ello la muerte Savannah. ¿Cómo iba a poder superarlo? ¿No iban a honrar su muerte? Seguramente no lo harían. No parecía una tradición que se llevara a cabo en Khrretz.

—No podía dormir más. —dijo el omega aún sin girarse. Su mirada seguía fija en la humareda. —¿Por qué no te acuestas? Tienes que recuperarte. —preguntó. Harry se acercó por detrás de él, colocando las manos en la barandilla casi rozando las suyas. Su pecho quedó pegado a su espalda.

—La cama esta vacía y... fría. —murmuró con el ceño fruncido. Louis se mordió el labio. Quitó las manos de la barandilla y se giró despegando la mirada del humo, quedando de cara al alfa. La luz de la luna le iluminaba la faz. —Eres precioso. —señaló Harry apartando la mirada al instante. Parecía avergonzado.

Louis se ruborizó.

—Gracias. Tú también lo eres. —contestó sonriendo. Harry negó y lo cogió de la cintura estrechándolo contra su pecho. Louis se acurrucó contra él respirando hondo. El alfa suspiró separándose un poco y balbuceó algo entre medias. Louis abrió la ojos al instante. —¿Qué? —preguntó perplejo. No estaba seguro de lo que había escuchado.

Khrretz [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora