XI

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Le costaba bastante respirar. Al inhalar notaba como una presión extraña ejercía una fuerza en su pecho que le impedía coger aire. Estaba bastante incómodo. Le dolía el cuerpo entero, como si le hubiera pasado un carro por encima. Abrió los ojos con dificultad.

Lo primero que vio fueron los rizos chocolate del alfa. Éste, tenía la cabeza apoyada en su pecho. Bueno, literalmente estaba tumbado encima de él. Lógico que le doliera todo el cuerpo, si Harry era el triple que él.

Estaba durmiendo profundamente. Lo notaba en sus respiraciones fuertes. Le apartó un poco el pelo de la cara, con bastante delicadeza como para no molestarlo. En efecto, estaba dormido. Su expresión era de completa tranquilidad; la cara que Harry ponía cuando dormía, le recordaba a una de esas pinturas que muchas veces había visto por los largos pasillos de su castillo. En la que salían angelitos con cabelleras rubias al rededor de mujeres desnudas. Era como una obra de arte.

Y, había perdido la virginidad con él. Con el alfa más poderoso y temido de las tribus de todo el país. No se arrepentía, para nada. Había sido maravilloso. Harry le había tratado con cuidado, dentro de lo que cabía, ya que era imposible que no le doliera. Sin embargo, esperaba que las próximas veces comenzara a dolerle menos para poderlo disfrutar más aún. Quería continuar pensando en la noche anterior, pero el alfa comenzó a removerse encima de él.

-Hola. -dijo Louis sonriendo embobado.

El alfa se incorporó y se tumbó a su lado en la cama, completamente agotado. Bostezó y giró la cabeza analizándole.

-Estas hinchado. -señaló su vientre. Su voz mañanera hizo que la piel se le erizara, le encantaba.

Louis miró su barriga, confuso. Efectivamente estaba hinchado. Eso era a causa de la cantidad de semen que Harry había derramado en su interior. Ahora no quería levantarse, tenía miedo de que en cuanto lo hiciera, le saliera por donde había entrado.

-Es tú culpa. -murmuró Louis restregándose los ojos con los puños.

Harry sonrió de forma maquiavélica y pasó un brazo por encima de él.

-Tú quisiste.

Louis abrió la boca indignado.

-Ah. ¿Y tú no? -preguntó al alfa. Éste, le miraba aún sin quitar la sonrisa pícara.

-Yo no he dicho que no. -se mantuvieron en silenció por unos instantes. -¿Te duele?

El omega se sorprendió al oír a Harry preguntarle eso. Él sabía que se preocupaba por su bienestar, pero no solía ser tan directo.

-No lo sé. No me he movido en toda la mañana. Tengo miedo. -al contestar se dio cuenta de que debía ser bastante tarde ya. -¿Hoy no trabajas?

-Si vas a por agua te lo digo.

Louis le miró mal. Menudo cabrón.

-No voy a levantarme.

-Bueno pues te quedas sin saberlo.

-Me levanto a por agua si me dices qué vas a hacer en el trabajo.

Harry cambió su expresión a una más seria. Ajá, efectivamente no le gustaba que se metiera en sus asuntos.

-Estamos negociando. -puso su cara más angelical. -Eso se te debe de dar bien, ¿no?

Por la expresión del alfa intuyó que sus pensamientos iban a mil por hora. Sí, había caído en su propia trampa.

-Vale. -dijo el alfa acompañado de un leve movimiento de cabeza. -Vamos, tráeme el agua.

Nada más hacer el amago de incorporarse, su entrada punzó. Se mordió el labio para no llorar. Finalmente, se puso de pie. Aún iba desnudo y notaba la intensa mirada del alfa en su pequeño cuerpo. Su agujerito le escocía, podría jurar que seguramente tuviera alguna herida interna por la distensión.

Khrretz [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora