Capítulo 2: Ni Rey, Ni Princesa.

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Perdí la cuenta de cuántas horas llevaba sentada escuchando todas y cada una de la ideas de mi madre y de la madre de Felipe, nos tenían cansados, él y yo nos dedicamos simplemente a decir "Sí" a todo lo que ellas nos indican. Recargue mi cabeza en el hombro de mi mejor amigo, suelto un suspiro pesado.

- Mira lo lindos que se ven, Mafe ¿Te imaginas los nietos preciosos que nos darán? - Como si estuviesemos conectados giramos a vernos con los ojos muy abiertos ¿Hijos? ¿Es que no se conformaban con casarnos a la fuerza?.

- Porque sí piensan darnos nietos ¿Cierto?- Preguntó la Reina Martina mirándonos detenidamente.

- Aún no está en nuestros planes, madre, talvez luego.-

- Es obvio que nos darán nietos, Martina, nos deben dar el próximo heredero. - Mi madre se ha empeñado tanto en que debo tener hijos con Felipe y más aún con que el primero tiene que ser varón.

- Mamá ¿Entiendes que solo tenemos veintidós años? -

- ¿Cuántas veces te he dicho que no debes contestarme de esa manera? - Rodeé los ojos.

- Yo creo que ya deberían ir encargandolos, Felipe, así el "luego" no tarda tanto.- Mi padre colocó su mano sobre el hombro del rey Rogelio.

- Nada de eso, mi princesa aún no está para andar haciendo esas cosas. - Tomó mi mano y me sonrió. - Hasta que tú te sientas segura, mi amor, y después del matrimonio.- Le sonreí devuelta. - Por cierto, solo para avisarles que estas dos próximas semanas, Dani y yo estaremos fuera de Freely. -

- Eso no puede ser, estamos en medio de los preparativos para la fiesta de compromiso, es indispensable su presencia.-

- Oh Martina, no es indispensable que mi hija esté presente, todo lo han estado eligiendo entre tú y María Fernanda. - Respondió mi papá. - Y solamente se los estoy informando, no les estoy pidiendo su permiso, y/u opinión. - Reprimí una risa mordiendo mi labio inferior. Se supone que un rey siempre es un caballero, su porte debe ser serio y elegante, algunas veces hasta intimidante y no es que mi papá no lo sea, simplemente sé que la reina Martina no es de sus personas favoritas en el mundo, y hay que ser sinceros, de las mías tampoco.

Permanecimos ahí sentados por horas hasta que nos anunciaron que la cena estaba lista, me paré de mi lugar seguida por Felipe, esperamos a que nuestros padres salieras primero y nos dispusimos a caminar a paso tranquilo.

- Perdón si el comentario de mis padres te ha incomodado. -

- Tranquilo, no es la primera vez que pasa. - Le respondí con una sonrisa.

- ¿La reina María Fernanda? -

- Ajá. - Asentí. - Todo el tiempo, me estoy cansando, Pipe. - Solté un suspiro.

- Ya somos dos. -

- ¿Volviste a buscarla? - En verano del año pasado viajó a Colombia y a su regreso recuerdo que llegó decaído, comía muy poco, no dormía, y en algunas ocasiones lo encontré a punto de llorar, no entendía que estaba pasando, me sentía realmente preocupada por mi mejor amigo, hasta que no pude más y en uno de los tantos bailes después de el típico brindis lo tomé de la mano y lo llevé hasta el invernadero, nos sentamos frente a la fuente y lo interrogué hasta que me contó. Conoció a una chica en una cafetería, recalcó sus cabellos de color, fue lo que más lo cautivo ya que en Freely jamás hemos visto a alguien que se tiña de colores exóticos, fue quién lo atendió y después, ese mismo día, la encontró en un bar, compartieron unos tragos y durante el tiempo que estuvo allá la vió en repetidas ocasiones, se comenzaron a enamorar de a poco y justo cuando estaba a punto de declararle su amor tuvo que volar de regreso a su reino.

Un Corazón Para La Realeza.-Calle y PochéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora