Capítulo 4: Semen De Pitufo.

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Observe la manera en la que muy juiciosa María José preparaba nuestras bebidas, en un batidora colocó la mitad de Vodka, al igual que de Blue Caracao, agregó piña Colada y después hielo. Batió los licores para después servir en varios vasos y adornarlos con una fresa. Cada uno de nosotros agarró uno, no sé porque razón las manos me temblaban, la peliazulada se acercó a mi desde detrás de la barra y me sonrió.

- No prestes atención a su nombre. - Me dijo divertida.

- ¿Porque? -

- Es un tanto extraño, solo pruébalo, sino te gusta te prepararé otra cosa. -

- ¿Es rico? - Pregunté con un timbre de voz que nunca en mi vida había utilizado. Ella río.

- Que tierna bebita. Es deli, lo prometo - Lamio sus labios y después me sonrió, ella debía dejar de hacer eso, estaba moviendo algo dentro de mí y no sabía que era exactamente. Se sentía extraño pero me gustaba.

- Solo porque lo hiciste tú. -

- Especialmente para ti. - Me guiño un ojo y sonrió de nuevo.

- Bueno, vamos a darles la bienvenida mis queridas amigas nuevas, nosotros tenemos un ritual y es que cada que alguien se une a nosotros debemos brindar con un delicioso y esquisito, preparado por nuestra barista hermosa, semen de pitufo.

- ¿Cómo dices que se llama? - Abrí mis ojos como plato y gire mi rostro para ver a María José.

- Semen de pitufo. - Respondió con una sonrisa - De verdad que es deli. -

- Confiaré en ti. - La mire con los ojos entrecerrados

- Y yo en ti, plenamente. - Mis mejillas volvieron a tomar color, baje mi mirada apenada. - Que linda. -

- ¡uyyyyy! Parece que nuestra querida Poché al fin abrió los ojos al rededor de ella. - Exclamó Juan Pablo elevando su vaso. - Ahora sí, brindemos por nuestras nuevas amigas Laura y Daniela - Nos señaló - Por la pareja que gracias a Jesucristo super estrella jamás será real - Despeino los cabellos de Poché - Y por las nuevas parejitas que se nos vienen. - Nos miró a nosotras después a Lau y Vale y sonrió.

Golpeamos nuestros vasos unos con otros muy sonrientes, eleve mi vaso a la ojiverde y ella me sonrió.

- Salud, Dani. Bienvenida al grupo. -

- Salud, y gracias. - Chocamos nuestros vasos y dimos un trago sin despegar nuestras miradas. Sus ojos me veían detenidamente con un brillo muy hermoso en ellos, dejó el vaso sobre la barra y sin quitar la mirada de mi ojos tomó la fresa y se la llevó a la boca dándole una mordida despacio que resultó muy tortuoso para mí ser. Era injusto como me estaba provocando, si es que esa era su intención y si quería jugar, jugaríamos las dos, llevé mi fresa a mi boca para darle un pequeño mordisco rozando la fruta con mis labios al final, note como trago saliva con dificultad y después ladeo una sonrisa de la misma manera que en la cafetería, antes de que su novia llegara a irrumpir en su lugar de trabajo. El golpe de realidad me hizo volver en sí, sacudí mi cabeza cortando el contacto de nuestros ojos. - Es muy rica. - Sonreí forzada.

- Te lo dije. - Me miró con curiosidad.

- Sí bueno, creo que nos tenemos que ir ya, Lau. - Tomé mi chaqueta con una mano y dejé el vaso en la barra. - Gracias. - Dejé algunos billetes junto al recipiente al momento que le agradecía a la peliazulada por la atención.

- Oh no, lo tuyo corre por mi cuenta. -

- No es necesario, no vaya a ser que llegue tu novia y te haga una escena como la de la cafetería. - Le sonreí, gire mi cuerpo dejándola con la palabra en la boca y me despedí de los demás.

Un Corazón Para La Realeza.-Calle y PochéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora