Capítulo 3: Dos Bombones Colombianos.

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- Deja de babear ya, Daniela e invitala a salir, mira que te estoy dejando el camino libre. -

Sacudí mi cabeza prestando atención a Laura, llevábamos más de 30 minutos aquí y no podía dejar de ver a la chica de cabellos azules que se paseaba tranquilamente por las mesas de la cafetería para atender a las personas. Y no es que ella colaborará mucho, tampoco dejaba de verme y cada que pasaba cerca me regalaba un guiño o una sonrisa.

- Ya está, si no lo haces tú, lo haré yo, luego no quiero que andes llorando porque tú mejor amiga te robo al amor de tu vida. - Enfoqué mi mirada en Laura viéndola con una ceja levantada.

- No la invitaré a salir. -

- Entonces la invito yo. - Estaba a punto de levantarse de la mesa cuando la tomé de la muñeca regresandola a su lugar.

- ¿Llevamos menos de dos horas en Bogotá y ya planeas ir y ligar? - Reí - Disfruta un poco. -

- Es lo que planeo hacer, dime tú ¿Quién no disfrutaría con tremendo monumento, ah? - Señaló con la mirada a la chica. - Hasta a ti te gustó, y yo planeaba dejartela, pero en vista de que no quieres... -

- Solo hoy no. - La interrumpí

- ¿Cuando sí? - Mis ojos automáticamente siguieron el cuerpo de la chica de cabellos azules quién se encontraba detrás de la barra preparando una bebida, solté un suspiro, realmente es preciosa. - Daniela, la vida es una, hay que aprender a vivirla, si te gustó esa chica anda, se nota que la atracción es mutua. - Sonreí, en Freely jamás podría ver a una chica de la manera en que estoy viendola a ella, creo que nunca había visto a nadie de esa forma. Laura hizo una seña con la mano a la cual la peliazulada asintió. - Te daré una ayudadita, ahora apunta tu teléfono en una servilleta. -

- ¿Pero qué? -

- Solo hazlo. - Y justo cuando lo iba a hacer la puerta de entrada se abrió dejando ver el cuerpo de dos chicas, una castaña, quién fue reconocida inmediatamente por Laura y la otra una chica pelirroja de grandes ojos verdes que se acercó rápidamente a la chica de cabellos azules para rodearla con sus brazos y depositar un sonoro beso cerca de sus labios. - Creo que ya no me parece buena idea lo del teléfono. -

- Ni a mí. - Susurré en respuesta.

Pasaron unos minutos en los que la peliazulada parecía tratar de alejarse de la ojiverde, supongo que es molesto el hecho de que no te dejen trabajar agusto.

- ¿Es que no piensa traer la cuenta? - Me preguntó Laura.

- ¿No ves que la pobre chica no puede alejarse de la otra? -

- Se supone que estoy con la heredera a Freely ¿No sé supone que todos deben atender sus órdenes? -

- Lau... -

- No, Calle, esta chica debe entender que está trabajando. -

- No tengo prisa. - Sonreí. - Y nadie aquí sabe quién soy en realidad. -

- ¿¡A QUIÉN MIERDA LE IBAS A DAR TU MALDITO NÚMERO!? - El grito de la ojiverde me hizo dar un saltito. Apuntaba con su dedo índice el pecho de la peliazulada, quién solo se dedicaba a dar pasitos cortos hacia atras, mientras trataba de hacer callar los reclamos de la otra. - ¡NO, MALDITA SEA, NO ME VOY A CALMAR! ¿QUIÉN ES LA PUTA A LA QUE LE PASARÍAS TU NÚMERO? -

No sé cómo, no se cuándo y no sé porque, sentí que debía hacer algo para salvarla del lío en el que estaba metida, la manera en la que la ojiverde le gritaba hacía que quisiera ir y callarla de una bofetada.

Tomé mi bolso junto a mi celular y hale la mano de Laura para acercarnos a la chica peliazulada, en cuanto nos vio acercarnos tragó saliva y noté como su respiración se aceleraba.

Un Corazón Para La Realeza.-Calle y PochéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora