0

4.6K 541 610
                                    

— Eh, JiMin-oppa, ¿has visto eso?


Había humor en la voz de ChungHa. Tal vez burla, a juzgar por la sonrisa maliciosa que tenía dibujada en sus labios color carmín cuando JiMin levantó la mirada de los papeles del recibo que estaba rellenando.

La mirada de su compañera estaba fija en un lugar de la tienda, mientras ella observaba desde detrás del mostrador como la buena cotilla que era.

JiMin siguió la dirección de su mirada, curioso, para ver qué era lo que le hacía tanta gracia a ChungHa, para rápidamente encontrarse con algo verdaderamente inusual.


— Ah, eso — replicó JiMin, sonriendo de forma muy parecida a la de su compañera — Lo tengo fichado desde que entró por la puerta.


JiMin llevaba dos años trabajando en Too Cool for School, y en todo ese tiempo había podido comprobar que era algo muy poco común ver a un chico entrar en una tienda de maquillaje. Sí a los que acompañaban a sus novias cuando iban de compras. Sí a los que trabajaban por las calles de Myeongdong, ofreciendo productos de muestra para captar más clientes. Pero no un chico solo, sin nadie que lo acompañase.


No había forma de que JiMin no lo hubiera visto, porque éste chico destacaba.

No era únicamente porque estuviera solo, que ya era un buen motivo, sino porque se le veía infinitamente perdido entre los expositores de maquillaje, sombras de ojos y mascarillas faciales. Parecía ansioso y agobiado, mientras examinaba los productos con un obsesivo interés. Destacaba porque era alto, más alto que JiMin, más alto que algunos de los expositores de la tienda, más que el resto de clientes. Destacaba porque era guapo, de ojos afilados, y pelo extremadamente corto, teñido de un rubio trigo que complementaba muy bien con su piel morena.


El chico todavía no parecía haberse dado cuenta que la atención de los dos dependientes estaba centrada en él, hasta que, al dejar en su sitio un producto que había estado examinando detenidamente, provocó que todos los que estaban alrededor se cayeran.

ChungHa y JiMin rieron al verlo, tratando de ocultar sus sonrisas con las manos, y en ese momento, la mirada de JiMin se encontró con la del chico desde el otro lado de la tienda, mientras que el chico se apresuraba a recoger todo lo que había tirado, disculpándose con un montón de reverencias hacia ellos.


— ¿Por qué no vas a echarle una mano? — ofreció ChungHa, alzando las cejas mientras sonreía a JiMin de forma ladina — Está bastante bueno.

— No es mi tipo — le contestó JiMin, desdeñoso, apoyándose con aburrimiento en el mostrador.

— Alto, guapo, masculino... ¿Y no es tu tipo? ¿En serio? ¿Qué os pasa a los gays?


JiMin le dio un ligero empujón, la confianza y amistad que había entre ellos haciendo que no se sintiera para nada ofendido con el comentario, consiguiendo que ChungHa volviera a reír.

ChungHa tenía razón, el chico era atractivo, JiMin tenía ojos para verlo, y no se trataba de que su aspecto físico no le hiciera sentir nada, sino todo lo contrario. Se trataba de que JiMin conocía muy bien a ese tipo de chicos como para saber que no quería tener nada que ver con ellos.


— Normalmente, los que están buenos van acompañados de una personalidad de mierda — le explicó JiMin a su compañera con una seguridad absoluta — Me apuesto lo que quieras a que es un hetero, homofóbico y machista que está aquí por una apuesta o por gastar una broma.

Kisses and Makeup | MinJoon |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora