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NamJoon y JiMin habían conseguido sobrevivir a casi cinco semanas de exámenes finales y entregas de trabajos sin más incidentes.

JiMin se sentía especialmente orgulloso de haber conseguido que NamJoon no tuviera más ataques de ansiedad desde el día que habían empezado a salir. Para él, eso era un gran logro y por supuesto que merecía una celebración en condiciones.


Casi era navidad, las calles se habían llenado de ese ambiente festivo que animaba el frío invierno y llenaba las calles de Seúl de luz y color.


JiMin estaba realmente indignado, porque en más de un mes que estaban juntos, no habían tenido oportunidad de salir en una cita.

Se veían casi todos los días, NamJoon pasaba más tiempo en el apartamento que en el dormitorio, TaeHyung incluso bromeaba de cobrarle una «tasa de novio» para que ayudara con el alquiler y los gastos de la casa cada vez que se lo encontraba desayunando en la cocina por las mañanas, y aun así, habían estado demasiado ocupados como para tener una cita real.


JiMin se sentía un fracaso como novio, y se había pasado una semana entera haciendo drama, quejándose de que no se merecía a NamJoon.


— Si estamos siempre juntos — reía NamJoon cada vez que escuchaba a JiMin lamentarse por las citas perdidas que no habían celebrado — ¿Qué más da cita o no cita?

— ¡Las citas son la parte más divertida de salir con alguien, Joonie! — exclamaba JiMin, llenando las mejillas de NamJoon de besos.

— Yo nunca me he divertido mucho en una cita. Siempre estoy nervioso e incómodo cuando salgo con alguien.

— ¡Eso es porque aún no has salido conmigo! ¡Soy el Rey de las Citas! — le prometió JiMin, animado, haciéndole sonreír — Conmigo te vas a divertir como nunca. Ya lo verás, Joonie. ¡Vamos!


Y así fue como, sin mucho es fuerzo, JiMin convenció a NamJoon de tener una cita. Y por mucho que NamJoon fingiera que no le emocionada demasiado la idea, JiMin sabía que en el fondo le hacía bastante ilusión, porque cuando se presentó en su casa para recoger a JiMin, estaba hecho un pincel, guapísimo, un abrigo largo de paño negro que le hacía ver extremadamente elegante, una camisa oscura con finas rayas rojas, metidas por dentro de un pantalón vaquero de color azul que se ajustaba perfectamente a sus largas y definidas piernas.

JiMin tuvo que contenerse para no encerrarlo en su habitación para arrancarle la ropa y devorarlo despacito, porque NamJoon no había puesto tanto esfuerzo en arreglarse para que JiMin lo tirara por la borda de ese modo.


JiMin remató aquel maravilloso atuendo con un maquillaje discreto, casi imperceptible que sólo resaltaba su mirada con un sombreado en un tono granate que conjuntaba con los detalles de su camisa, y un brillo de labios sin casi color, con gusto a cereza, porque a NamJoon parecía encantarle la idea de darle a sus besos un toque de sabor.


— Todavía no es navidad, pero yo ya te he comprado un regalo — le dijo JiMin, rodeando su cuello antes de salir con una bufanda de color rosa pastel, que entonaba perfectamente con su cabello morado y su atuendo oscuro.


Y a NamJoon pareció encantarle, porque retuvo a JiMin durante cinco minutos completos en la entrada de su apartamento, hartándose de besos antes de salir de su pequeña burbuja de amor.

Kisses and Makeup | MinJoon |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora