XI. Compañeros de armas.

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- Eh… ¿De qué querías hablarnos, Serinuma-senpai?

- ¡Es sobre los sentimientos de Even-kun! - respondió en postura firme la chica peli-morada. - Tal vez ustedes no los entiendan, pero yo como su compañera de armas, puedo entenderlo un poco.

- ¿Qué dem…? ¿Compañera de armas? - Nanashima se sentía confundido, sinceramente ni siquiera le importaba qué cosas locas sentía Even.

- Imaginen esto - habló de nuevo Serinuma, con más fuerza. - ¡Nana-san!

- ¿Sí?

- Te gusta mucho el fútbol, ¿no es verdad?

- Sí...

- Si ya no pudieras jugar fútbol nunca más, ¿cómo te sentirías?

- Bueno… Supongo que frustrado.

- Ahora imagina que cada vez que pasan fútbol por la televisión te sintieras incomodo y al ver un balón quisieras salir corriendo. Si escuchas a alguien hablar sobre un partido sientes náuseas, más con la idea de ti jugando fútbol. ¿Cómo te sentirías?

- … Creo que sería como perder parte de mi identidad, no creo que lo soportaría. - entonces allí Nana entendió lo que Serinuma quería hacerlos entender.

- Even-kun tiene ahora una crisis de identidad causado por un trauma. Para él el yaoi, ser fudanshi y leer BL eran cosas significativas en su vida. Incluso el trabajo que le apasiona se desmorona frente a sus ojos por su incapacidad de si quiera escuchar sobre yaoi. Es como si todo por lo que hubiese trabajado tanto fuese desechado por estar imposibilitado. Y lo hace sentir tan mal. Si de pronto tuvieras que cambiar, no sientes más que dolor, y sin posibilidades de tener cerca de ti personas que te comprendan. Debe ser algo tan complejo, que ni siquiera yo lo comprendo del todo.

- Lo entiendes mejor que la mayoría. - habló Mutsumi, acariciando el cabello de Serinuma, quien retenía las lágrimas. - Buen trabajo.

- ¡Gracias! ¡waaaah! - y la chica comenzó a llorar.

Se sentía bien decir lo que pensaba y sus preocupaciones. Quería ayudar a Even, pero no sabía cómo ni tenía el valor de hacerlo sola. Pero por la mirada que tenían todos en sus rostros tal vez las cosas serían diferentes, solo tal vez Even no estaría sólo y este pequeño grupo iría a su auxilio. Su identidad no estaba perdida, aunque hubiera salido de su personaje incluso en su aspecto, seguía estando allí el Even de siempre. Serinuma podía entender la obsesión y los grandes sentimientos y emociones que se viven al tener por gusto el yaoi, al ser fujoshi o fudanshi devoto, por lo que podía imaginar claramente lo que sería tenerle asco a algo que amas en contra de tu voluntad. Se debía sentir como el infierno mismo. Y si ella podía ayudaría a cualquiera a no salirse del camino que ella misma había tomado de pequeña. Sabía que no era del todo correcto, a veces lo escondía con todas sus fuerzas, pero eran sus gustos, sus aficiones, una de las cosas que amaba, ¿por qué tener vergüenza de que los demás lo sepan? Even la había hecho reflexionar un poco en eso y gracias a él pudo aceptarse aún más. Ya no tenía vergüenza de que otras personas se dieran cuenta que gustaba del anime y del yaoi, toda la escuela lo sabía, los vecinos y viejos amigos, incluso desconocidos. Aunque su harem de bellos chicos habían estado celosos no había de qué preocuparse, ellos también tenían crédito en el mérito de aceptarse por como era. Pero en este momento quien necesitaba un gran apoyo era Even, solo él. Y si ella tampoco estaba sola las cosas irían bien, ¿no?

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Más pronto pero igual muy corto.

Espero que les haya gustado y hayan disfrutado de su lectura. ♡︎ʾʾ

Gracias por leer. (ง ᐛ )ว

Cha-chau | ᐕ)⁾⁾

[PAUSA] ¡¿El primo de Shinomiya-kun?! - Watashi Ga Motete DousundaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora