Capítulo 2: En el callejón Diagon

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Arrastro mi baúl hasta la salida del campamento donde me espera el profesor Dumbledore. Cuando termino de despedirme me pide que me sostenga de su brazo y cuando lo toco siento que me meten en un tubo de goma que se pega a mi cuerpo, dificultándome respirar. Cuando creo que no podrá resistir más la sensación desaparece. Estamos en una transitada calle en Londres. El profesor me ayuda con mi baúl hasta que entramos en un pub.

—Buenos días, Tom.

—Oh, Albus, que bueno verte. ¿Deseas algo de tomar?

—Lo lamento solo queremos usar tu chimenea y unos pocos polvos Flu, si eres tan amable.

Tom le pasa al profesor un balde lleno de polvo.

—Muy bien Aldora. Debe tirar unos pocos polvos a la chimenea y cuando se ponga verde dices con voz alta y clara Hogwarts y te metes en la chimenea. McGonagall te dirá por dónde ir.

Agarro unos polvos del balde y hago lo que me pide. Durante el camino abro los ojos y boca y entra un montón de ceniza. Aterrizo en un despacho llenando todo de hollín. Una señora alta con un traje esmeralda me ayuda a levantarme.

—Bienvenida señorita Jackson. Sígame por favor.

Se nota que no es recomendable molestarla. Pero de resto es muy amable.

—Su habitación. La esperamos en el Gran Comedor dentro de una hora.

Empiezo a desempacar todo y cuando termino salgo en busca del Comedor. Este lugar es enorme. Me pierdo, pero veo a lo lejos un señor de túnica negra y lo llamo.

—Disculpe la molestia, pero no encuentro el Comedor. –no dice nada y sigue avanzando.

Pero que maleducado. Lo sigo porque me imagino que va al mismo lugar que yo. Entramos por unas puertas y veo al fondo una mesa llena de adultos donde reconozco a Dumbledore.

—Ah, veo que trajiste a nuestra invitada Severus. – el asiente y se va a su puesto. Maldito, él no me trajo. –Le importaría sentarse, tenemos que hablar.

Me siento en frente de todos que me miran con interés. Dumbledore nos presenta a todos y les cuanto quien y que soy. La mayoría se sorprendió de que fuera semidiosa, pero terminaron ofreciéndome su apoyo. Me entregaron mi horario para que pueda aprender lo más rápido posible. Me voy a mi cuarto y empiezo a leer Harry Potter hasta quedarme dormida.

[...]

He estado muy ocupada estos días. Todos los profesores quisieron conocerme un poco más para ver cómo podían ayudarme. Les enseñe un poco de mi mundo, por ejemplo, el néctar y la ambrosía, mis espadas y armas, mi magia... A penas hoy vamos a comprar mis útiles y demás a un lugar que se llama Callejón Diagon... o algo así. Me pongo la ropa y un moño en el pelo. Siempre ame los moños, tengo millones. Me va a acompañar Albus. 

Aparecemos donde Tom y salimos a su patio trasero para llegar a nuestro destino. Pasamos primero por mis túnicas y después fuimos a comprar los libros. Había una fila inmensa, que solo podía significar una cosa: Gilderoy Lockhart. Siento toda mi sangre bullir de la ira. Durante todas las noches leo los libros y ya terminé el segundo. Me adentre a codazos para comprar los libros necesarios lo más rápido posible. Estaba por pagar cuando veo que Lockhart empieza a sacarse fotos con Harry. Paso al frente para verlo mejor. Es igualito a como lo describe el libro. 

Lo miro todo el tiempo, no porque sea famoso, sino porque trato de leer sus expresiones y gestos. Después de un tiempo me mira y no apartamos la mirada. El trata de descifrar porque lo miro, mientras yo trato de hacerme la idea de si será como el libro lo describe. Estoy tan concentrada mirándolo que no me doy cuenta de que Lockhart me empuja al frente con Harry, quien no ha dejado de mirarme.

—¿Quiere tomarse una foto conmigo? Para que pregunto, todos quieren una foto o un autógrafo. –me volteo a verlo, él sonríe con sus dientes blancos y niego con la cabeza.

—Lamento decepcionarlo, señor, pero no quiero su foto y mucho menos su autógrafo. –uso el tono de voz frío y cortante. El de mis enemigos.

Lockhart me mira sin pronunciar palabra y Harry también, pero sorprendido.

—Debes de estar muy confundida, por eso dices esas cosas. Claro, al estar al lado mío y de Harry Potter no se puede esperar menos. –vuelvo a negar.

—Yo no lo admiro ni mucho menos, me parece que usted es un farsante. En cuanto a lo de ser famoso, yo no me fijo en eso. Para mi cualquier persona merece ser conocida por lo que es, no ser juzgada por chismes. Con su permiso me retiro. –escupo lo más cortante que puedo y me dirijo con la cabeza en alto a la salida.

A fuera esta Dumbledore quien me acompaña a comprar mi varita, mascota y el resto de cosas. Probé al menos millones de varitas hasta que encontré la mía. Madera de cornejo, núcleo de pluma de fénix, 33 cm de larga y con flexibilidad sólida. Me compre un bello gato atigrado, con una cola súper esponjosa y lo llame Tomillo. Llegamos al colegio y empecé a guardar todas mis cosas. Estas semanas las he pasado de maravilla. 

He hecho lazos de amistad con todos los profesores (menos Snape y Lockhart), a veces salgo a pasear con alguno para conocerlo. Aprendo nuevos hechizos, pociones y demás. No me dejan salir de mi cuarto. Por lo que he tenido mucho tiempo libre para leer y ya terminé todos los libros. Necesito hablar con Quirón. Quiero preguntarle cual es mi misión a parte de cuidar al trío de oro. 

Corro lo más rápido que puedo hacia el séptimo piso para entrar a la sala de los menesteres. Paso tres veces frente a la entrada mientras pienso lo que quiero. "Una sala para entrenar con agua y luz." Las puertas se abren y entro antes de que algún profesor me encuentre fuera de mi cuarto. Entreno un buen rato y después busco el agua para crear un arcoíris y así hablar con mi instructor.

—Aldora, que gusto verte. ¿Cómo vas?

—Muy bien gracias. Unas preguntas. Es que los libros mencionan al parecer muertes y situaciones del futuro. ¿Debo evitar las muertes? ¿Debo decirle a alguien que soy semidiosa?

—Si eso, sería lo mejor. Puedes interferir en la historia, por ejemplo: evitar ataques... Pero, sobre todo, no le cuentes a nadie sobre el futuro. Con la otra pregunta... No sabría decirte si sería lo mejor o no. Si le quieres decir a alguien que sea un círculo pequeño de personas.

—Gracias Quirón. Llamare en otro momento para reportarme en la misión, adiós.

Sigo entrenando hasta que me canso y leo libros del colegio. Sin que ningún profesor se diera cuenta compre todos los libros de los siguientes años escolares para leerlos y así estar ligeramente adelantada. Después de un rato me aburro y empiezo a escribir en un cuaderno ideas para cuidar al trío. 

Una Jackson ¿en Hogwarts?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora