Capítulo 28: ¡Sally y un hipogrifo!

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Dora estaba acostada en el pasto junto a Logan mientras hablaban. Ambos se estaban relatando todo lo que no habían podido decirse el uno al otro la última vez que se vieron. Hécate y Jim estaban sentados a unos cuantos metros hablando de temas debatibles.

Ya habían pasado unas cuantas horas desde que habían movido el cuerpo de Dora a un lugar, que ni ella misma sabia. De igual manera habían pasado unas dos horas desde que Jack le había quitado el collar, por lo que no debería pasar mucho más para que ella "volviera a la vida".

A Dora esa idea le causaba pavor. No por vivir otra vez, sino porque ella no sabía dónde "despertaría". ¿A punto de ser quemada? ¿Bajo tierra? ¿En su funeral? ¿Habría personas presentes?

Claramente Dora no quería alterar a nadie resucitando en medio del GC o algo por el estilo. Eso sería una experiencia aterradora.

Su paz no duró mucho porque sintió como el collar que colgaba de su cuello empezaba a iluminarse. Eso solo podía significar una cosa: hora de volver.

Dora camino hacia Jim y lo abrazo con todas sus fuerzas.

—Te voy a extrañar.

—Yo a ti, mocosa —una débil risa se escapó de sus labios por el apodo.

Ahora Dora camino hacia su madre y de igual manera la abrazo.

—Cuídate mucho mi niña —le dijo la diosa a la vez que derramaba algunas lágrimas.

A estas horas Dora también estaba derramando algunas lágrimas. Los iba a extrañar. A su familia. Pero su otra familia también la necesitaba. Ahora empezó a caminar con prisa hacia Logan, pues noto que su collar brillaba con más intensidad.

Abrazo a Logan con todas sus fuerzas, como si temiera perderlo para siempre.

—Te quiero mucho —le dijo sollozando—. ¡Merlín! Te quiero tanto que duele.

Logan se separa de su abrazo y le sostuvo la cara entre sus manos. A pesar de haberse quedado con 12 años, era muy alto. Siempre lo fue. Con su clara diferencia de estatura, le besó la frente a la pelirroja.

—Yo también te quiero mucho. Cuídate hermanita.

Una sonrisa nostálgica se formó en los labios de Dora, justo antes de desaparecer en una estela de luz.

[...]

Lo primero que Dora vio al despertar fue madera. Al tratar de incorporarse, chocó su cabeza con esa madera y soltó un sonoro «¡Au!». Se masajeó la cabeza con una mano y cerró los ojos al sentir pequeñas punzadas de dolor en la zona herida.

Lo segundo que vio fue una luz entre azul y plateada. Su primera reacción, al igual que con la madera, fue alejarse lo más que pudo. Lamentablemente; y como había sospechado se encontraba en un ataúd, por lo que no llego muy lejos.

Después de unos instantes en los que se volvió a acostumbrar a la luz, reconoció la figura. Era un patronus.

El fénix ladeo la cabeza y abrió el pico.

—Aldora —la voz de Dumbledore salió del interior del fénix; su patronus—. Estamos en el gran comedor. Aparécete a las afueras de Hogwarts. Todos estamos esperando por ti -aunque todos aún creen que estas muerta-. Tu varita está contigo. Dile a mi patronus que vuelva con el mensaje de que ya despertaste.

El fénix volvió a cerrar su pico y espero pacientemente mientras Dora buscaba por la caja de madera su varita. Cuando volvió a sostenerla entre sus dedos, el familiar cosquilleo le dio la bienvenida. Sonrió y después volvió a observar al fénix.

Una Jackson ¿en Hogwarts?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora