Aldora Jackson vive en el campamento mestizo desde los 6 años. Entrena y entrena sin descanso pues Quirón le ha dicho que va a tener un papel muy importante en la historia.
Cuando esta por cumplir los 12 años de edad, la muy esperada profecía se h...
Me di cuenta de que escribir en primera persona en una historia como esta es bastante difícil con lo que tengo planeado. A partir de ahora, el narrador será omnisciente por lo que también habrá pensamientos, momentos y/o sentimientos de otros personajes aparte de Aldora.
También para decirles que la letra en cursiva va a ser pensamientos o Flashbacks.
Sin mas que decir, que disfruten del capítulo.
A Dora le estaba empezando a cansar mucho todo el rollo de pedir citas. Por cualquier esquina del colegio se escuchan conversaciones del mismo tema. El Baile de Navidad. Que si voy con uno, que si se lo pido yo, que si sabrá bailar, que cual vestido usare... A Dora le afectaba el humor tanto chacharera del mismo tema.
Uno de esos hermosos días en los que está en la biblioteca, haciendo caso omiso de las miradas que estaban en ella, hacia los deberes con Herms al lado suyo. Viktor como siempre que ellas estaban en la biblioteca, se sentó en una mesa poco lejana fingiendo leer un libro. Su mente maquinaba una manera de pedirle a la chica que quería, que fuera al baile con él. Frustrado al no poder pensar en nada ingenioso, se levantó, pensando en usar la vieja confiable (y descartando la opción al instante).
Se acerco hasta las chicas, con el mosquitero de seguidoras detrás, pero cuando llego a su destino, estas se quedaron estáticas tratando de adivinar que tenía planeado hacer, pues no alcanzaban a escuchar lo que decían.
- Hermione, -la llamo y la chica subió la cabeza intrigada, - ¿te gustaría venir al baile conmigo?
La aludida y su amiga quedaron increíblemente sorprendidas. Herms se volteo hacia Dora, pidiendo consejo. La pelirroja le observo y asintió, confirmándole que es buen chico. Herms vuelve a voltearse hacia Viktor con una sonrisa de oreja a oreja.
- Me encantaría. -Viktor parecía querer gritarlo a los cuatro vientos y Herms, adivinando sus intenciones, lo frena. -Pero, -el muchacho borra su sonrisa casi al instante, - no se lo digas a nadie. Si se enteran no me dejaran en paz y ser perseguida por hordas de chicas enfurecidas no es precisamente lo que me gustaría hacer.
- Mientras vengas conmigo, soy feliz. -y se alejó, completamente radiante.
Las muchachas siguieron con sus deberes, pues Herms sabía que, si le llegaba a mencionar el baile de navidad a su amiga, le arrojaría un libro a la cabeza. Salieron de la biblioteca conversando de cualquier cosa, siendo seguidas por una pandada de muchachos hormonados. Dora al darse cuenta de esto corrió hasta un pasillo y se coloco el anillo de le regalo su madre el pasado cumpleaños.
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Al instante se volvieron invisibles y caminaron tranquilamente al lado de los chicos que las buscaban de manera obstinada.
Entre risas caminaron hacia el lago y cuando llegaron, Dora se quitó el anillo.
- ¿Cómo has hecho eso?
- Me lo ha regalado mi madre en mi cumpleaños. -le da vueltas entre sus dedos y se lo pasa a su amiga. – Te hace invisible si te lo pones. El morado representa mi magia y la figura que tiene es porque mi madre es considerada la diosa de las encrucijadas, las decisiones.
