Becario parte 2

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–No puedo creer que me llamaras en urgencia para esto.

Jeno se ríe, tan cómodo y vivaz como siempre, mientras juega con el encendedor entre sus dedos, recargado en su escritorio.

–Es definitivamente urgente, Señor Na.– Recalca su apellido con sorna, con un retintín que al más alto ya le esta crispando los nervios. –¿O preferías que convocara a toda la empresa para tratar este asunto?

Jaemin le dedica una mirada seria cargada de venganza silenciosa, mientras el menor sigue jugando a encender y apagar su encendedor automático.

–Ya te dije que son ideas tuyas. –Asegura, sus manos en los bolsillos del pantalón, aún plantado de pie en el centro de la oficina.

–No hagas esto más difícil, Jaemin. –Junta sus manos en un aplauso que mantiene, con los ojos fijos al techo. Chasquea la lengua y continúa.  –Jamás se te había visto tanto por la empresa como en las últimas semanas, sigues a ese chico a sol y sombra y según mi experiencia en ti, te gusta.

Jaemin suspira hastiado por quinta vez desde que entró a la oficina de su colega y amigo quien, aparentemente, necesitaba de su presencia urgente para tratar temas de la empresa, pero solamente había insistido en que al empresario le interesa de alguna forma el becario de la empresa.

–No tengo tiempo para fijarme en nadie, no con tanto trabajo Jaeno.

El pelinegro da de vueltas en su oficina, con las manos en los bolsillos de su saco, mirando el techo. –Trabajo, trabajo, trabajo. Solamente piensas en eso. –Se sienta, tirando hacia atrás la silla de su escritorio y deslizando sus pies por el suelo para girarla. –Relájate un poco, hombre. Tómate un café...

Y al terminar aquella frase, con los ojos brillantes y una sonrisa de todo menos inocente, presiona el botón que abre la puerta de su oficina, por la que entra un muchachito de cabello castaño oscuro cargando consigo dos vasos térmicos de café.

–Buenos días, vicepresidente Lee-

Renjun abre los ojos, la boca y hasta se olvida de respirar cuando se da cuenta que la "la junta" de Jeno es el mismísimo CEO con el cual el vicepresidente ha estado insistiendo por semanas que tiene interés sobre él. Al principio, no lo creía e incluso se rió de sí mismo frente al espejo del baño cuando pensó en la remota posibilidad de que Na Jaemin se hubiera fijado en él. El chico se sintió patético, se retiró el delineador de los ojos que con tanta insistencia Jeno le orilló a usar y salió claramente desanimado a continuar su turno.

Na se acomoda el saco, se revisa la hora en el reloj y aclara su garganta, en un gesto visiblemente incómodo. –Buenos días joven Hwang.

Renjun asiente en silencio, avanzado hasta el escritorio donde deposita ambos vasos y se inclina, hablando bajito. –Con permiso...

Lee mira con advertencia a Jaemin, quien parece demasiado concentrado en mirar su rolex y al menor no le faltan ganas de soltarle un zape ahí mismo, pero en su lugar le patea la pierna bajo el escritorio.

–¡Renjun! –lo llama Jeno, mirando con disimulo al empresario. –¿Hoy es tu cumpleaños, verdad?

El menor de todos asiente, desde la puerta y con un nudo en la garganta, las rodillas flojas y muchas, muchas ganas de salir corriendo de ahí porque definitivamente, es incómodo estar ahí en la misma oficina junto al hombre que le gusta y además, no se da cuenta de ello.

Exactamente cuándo, no podría decirlo. Renjun se encontró a sí mismo en más de una ocasión siendo observado por su superior mientras realizaba algo tan simple como engrapar un informe y las sonrisas se le salían a ambos antes de bajar la vista a cualquier lado que no fueran los ojos ajenos. Por las mañanas se tomaba más tiempo frente al espejo cuidando su imagen antes de ir a trabajar y reprimía sus sonrisas tontas cuando su jefe lo felicitaba por hacer un buen trabajo siempre que subía a su oficina a dejarle un encargo. Ni siquiera su desabrida secretaria podía arruinar la hermosa sensación de aprobación que sentía al salir de ahí después de un "buen trabajo, joven Hwang" y al castaño se le cayeron las ilusiones al suelo cuando una tarde, después de archivar, escucho a Na hablar por teléfono con alguien de quien se despidió con un "Nos veremos esta noche".

Daddy's Little Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora