Enfermero

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Suspira después del cuarto intento y sus labios forman un puchero evidente, con el labio inferior abultadito y mucho más hacia afuera que su vecino superior.

Pasea la mirada por las facciones del contrario, desde el puente de su nariz hasta sus labios, pasando por pestañas y ahí, en el punto justo donde se forma su hermosa sonrisa que le gusta tanto, presiona con el índice sin demasiada fuerza. Son segundos los que transcurren sin que Papi de el mínimo indicio sin querer despertar, manteniendo el ritmo suave de su respiración constipada mientras el pequeño castaño espera.

Al notar que Jaemin despierta poco a poco, abriendo los ojos con pesadez y lentitud, Renjun sonríe poquito; hincado al pie de la cama y con la cabeza ladeada recargada en el colchón.

-Buenos días, Papi.

Jaemin sonríe, cubriéndose la cara con ambas manos donde ahoga un gran bostezo. Puede sentir el peso de Renjun escalando el colchón para después, rodear su torso con una pierna y ambos brazos, recargando su cabeza en su pecho. El mayor acaricia el cabello negro de su pequeño, enredando sus dedos en los largos y lacios mechones oscuros.

-Buenos días mi cielo. –su voz suena más rasposa de lo normal, así como el característico sonido que se escucha cuando se tiene la nariz constipada hace acto de presencia en cada palabra.

Renjun suprime una risa al escuchar el gracioso tono de Papi y se acurruca en el hueco de su cuello y clavícula, mirando al mayor hacia arriba. –Estás muy enfermo, debiste escucharme y no salir en la lluvia...

Jaemin abraza al pequeño, acercándolo a su pecho. –Era una emergencia.

-Iri ini imirginsia. –responde en tono infantil, recibiendo una suave risa de Jaemin.

-Ya, ya, no te enojes. –deja un rápido beso en su frente y le sonríe de lado, al mirarlo hacia abajo. –No volverá a suceder.

-Mas te vale... -balbucea bajito, hundiendo la cara en el pecho del mayor. –No me gusta que Papi este enfermo, porque sufre y no quiero que sufra. Nunca.

-Pero no sufro mi amor, no cuando estás aquí conmigo...

Renjun cierra los ojos, pensando donde le dijo Nana que dejó las medicinas antes de irse la tarde anterior. Justamente enfermaba Jaemin estando JooHyun de vacaciones con su familia en Busan ¿Qué se supone que haría Renjun ahora? ¡Era su misión ser el enfermero de Papi!

-Espera aquí. –el pelinegro oprime suavemente las mejillas del mayor levantando sus labios en un puchero y deja un rápido beso antes de saltar de la cama, dejando a Jaemin sorprendido y con las palabras en la boca.

Renjun llega a la cocina casi derrapando sus pasos sobre los calcetines blancos él en suelo de madera después de correr desde la habitación y, una vez ahí, comienza su labor. Lo primero que hace es preparar una tetera con agua y ponerla al fuego (que afortunadamente la estufa era eléctrica, si no habría tenido que utilizar encendedor y muy fan de esos aparatitos, no es) una vez lista la tetera, abre la alacena y de ella saca el pan tostado y una botella de jarabe de maple. En el frutero hay duraznos y manzanas y Renjun pela y corta con mucho cuidado las frutas, dejando sobre el pan con miel, exitosamente en un platito.

Con la tetera a punto de comenzar a pitar, Renjun se lame los restos de miel de los dedos, recargado en la mesita de la cocina tratando de recordar en donde fue que Nana puso la medicina...

-¿Renjun? –el pequeño da un respingo al escuchar a Jaemin llamarlo desde el pasillo y como si su vida dependiera de ello corre hasta la puerta de la cocina y se planta en medio impidiendo el paso. -¿Qué haces, travieso?

Daddy's Little Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora