Inseguro

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Cuando Papi colgó la llamada y le dijo a su bebé que preparara una maleta, los ojos de Renjun brillaron casi tanto como la sonrisa de quien lo abrazaba con todas sus fuerzas y le dio de vueltas en medio de la sala.

Jaemin estaba orgulloso, plenamente orgulloso de poder asistir a un evento tan importante y de renombre en el mundo de la publicidad, aunado además de poder llevar a Renjun como su acompañante y presentarlo como su novio después de un año de relación. Su relación, como todo, se vio plagada de momentos dulces, íntimos y algunas discusiones que no duraron demasiado, porque su amor era más fuerte que todo y lo sigue siendo al día de hoy, cuando vuelan a Tokio para asistir a las premiaciones de los Clio Awards.

Apenas llegados al hotel Renjun corrió las persianas para observar la vista a la ciudad iluminada por la noche, los rascacielos imponentes y tecnológicos, los anuncios neón y los autos tan pequeños desde el decimo piso, como pequeñas figurillas de juguete.

Durmieron abrazados, hablando de todo y nada, entre caricias y besos en toda la cara, risas cómplices y sinceras y sus piernas junto a las ajenas. La mañana los recibió con los toques del servicio a cuarto con el desayuno, se dieron de comer mutuamente y jugaron en la ducha, cantando Renjun con su preciosa voz mientras Papi le enjabonaba el cabello.

Detrás de la puerta del baño, Renjun se mira por el espejo una última vez, revisando que nada falte o le sobre. Quiere estar perfecto, impresionar a todos esos hombres importantes y mostrarle a su Papi que puede ser un niño grande.

–¿Ren? –con la voz amortiguada por la puerta, Jaemin lo llama, ajustando las mancuernillas a sus puños. –Cariño, ¿todo bien? Estas tardando mucho...

–¡Si ya voy! –se pasa los dedos por el pelo y respira hondo, antes de abrir la puerta y dejarlo entrar. –Listo...

Jaemin boquea, parpadea muchas veces y mira de pies a cabeza al pequeño frente a sus ojos, pulcramente vestido de smoking, como un muñequito de pastel. Lo observa, tan elegante sin dejar de ser adorable y siente sus ojos llenarse de lagrimas, orgulloso de su novio.

–Wow... te ves, es... wow...

Sonrojado y cubriendo su boquita, Renjun se levanta sobre las puntas. –¿Te gusta? Me siento guapo.

–Eres el más guapo... –se acerca a pasos tranquilos, arreglando un poco el moño en su cuello para rematar con un beso fugaz en su nariz.

🦊❤🐰

Renjun se mostró educado, hizo bromas, charló con la gente indicada y tiró cumplidos sutiles a las damas, elogiando sus vestidos o su belleza, acompañadas del brazo de algún empresario. Jaemin no pudo contener una sola sonrisa de orgullo al presentarlo como su novio frente a sus conocidos y algunas nuevas caras, elogiando su perspicacia y la forma en la que se desenvolvió, todos acertaron en una sola cosa: Renjun era un chico único.

Aburrido como curioso sin freno que es, el castaño se recarga en un pilar del salón, ya habiendo visto todos los anuncios presentados alrededor del salón y con un Martini en la mano derecha, a decir verdad, el segundo porque su resistencia al alcohol no es muy buena.

En algún momento perdió de vista a su Papi y quiso darle su espacio, verlo desde lejos en esa faceta que le encantaba de empresario, hablando con tanta clase y para que mentir, con ese traje azul que lo vuelve loco. Renjun da un sorbito, casi tocándole la nariz la aceituna en la copa que mira sin demasiado interés, pero algo que no enfoca detrás, definitivamente si se lleva su atención entera.

Jaemin, charlando animadamente con un hombre más bajito y de facciones suaves, sostiene su mano, mirando sus dedos y acariciando sus nudillos. El otro se ríe, claramente sonrojado y se pierden en el mar de gente elegante, antes de que Renjun se le caiga la copa de la mano estampe contra el suelo.

Daddy's Little Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora