Capítulo 5

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No tengo palabras para describir como me siento. Lo que tengo en mis manos es un sobre que contiene la respuesta de mis padres diciendo que aceptan el ir al submarino. Pero también hay una lista con todos los nombres de las familias de los empleados mas importantes de la empresa, que también irán al submarino. He tenido que leer varias veces las palabras de la lista... ¡¡Julia y Dylan también van a ir al submarino!! La verdad no sé si debería alegrarme o no... Por lo menos no estaré sola...

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Hoy, definitivamente, estoy de mal humor. De muy mal humor. Y creo que se ve en mi cara, el cabreo que llevo encima, porque la gente se va apartando de mí en el centro comercial como si fuese aquí un gorila que se acaba de escapar del zoo. Me he venido al centro comercial un domingo por la mañana en un intento de salir de mi cama, alejarme de mis padres y despejar mi cabeza de todo el tema del submarino. Pero ahora que estoy aquí, rodeada de gente, como familias felices o parejas enamoradas, me desanimo más al pensar que pronto esas familias morirán uno a uno, que la chica que mira con deseo al chico que tiene enfrente, pronto lo verá morir. Mi móvil no ha parado de sonar en toda la mañana.

Julia me llamaba para saber por qué me había ido de la fiesta y que si estaba bien. No le he dicho nada del submarino. No tenia fuerzas. 

Mi hermano tampoco a parado de llamarme. Ya os lo dije, mi hermano puede llegar a ser la persona mas controladora del mundo, mientras que luego, claro, puede hacerte pasar vergüenza. A él si que le he dicho más o menos algo del submarino. Simplemente, cuando me ha preguntado que por qué me había puesto así, que si me había molestado algo que él había hecho o algo así, yo me he reído secamente y le he dicho que simplemente hablase con mamá y papá, que ellos se lo explicarían de una forma que él comprendería mi forma de ser en estos momentos. 

¿Con quién estoy enfadada? No lo sé. La verdad es que simplemente estoy frustrada con el mundo por irse a la mierda. Pronto será mi cumple, hace una semana estaba deseando que llegase. Ahora, pensar que voy a celebrar mis 18 en un submarino, hace que quiera gritar, llorar, pegar a alguien... o a algo. En mi cabeza se oye un clic. como si algo hubiese encajado. Una palabra aparece como por arte de magia. Boxeo. Eso es, el boxeo despejará mi mente de todos los temas que me atormentan.

Directamente me voy de casa. Veo el coche de mi padre. ¿Ya ha vuelto? Se me ha pasado la mañana volando. Son las 14:48 así que tendré que comer y luego me iré al gimnasio. Al entrar me recibe Afrodita seguida de Luna (nuestra sirvienta) quien me recibe con una sonrisa. Yo se la devuelvo. Luna tendrá unos 23 años. Lleva mucho tiempo trabajando para nosotros y para mí ya se ha vuelto una hermana mayor. ¿Qué pasará con ella cuando nos vallamos al submarino? Unos gritos me devuelven al mundo real. Vienen de la cocina. Miro a Luna extrañada y ella me hace una mueca.  Me acerco a la cocina para ver a qué vienen tantos gritos.

-....¡¡UN SUBMARINO, ESTÁIS LOCOS O QUÉ!! ¿OS ESTÁIS OYENDO?- es Carson. Le acabarán de contar lo del submarino- Que les quede claro que YO no voy.

-Yo tampoco- salgo de mi escondite. Cruzándome de brazos y con cara seria me uno a mi hermano. Mis padres me ven y suspiran, como si les decepcionara que siguiese los mismos pasos de Carson, que me una a él y no a ellos.- Papá nosotros tenemos vida aquí, vosotros sol...

-¡Cállate Mila!- me sorprende mi madre al gritarme. Se la ve la cara roja.- ¿¡Preferís morir!?¿¡Creéis que nosotros no tenemos miedo?!- se calma-¿Y tú?- me señala- pensaba que eras más lista, que lo entendías, pero ahora veo que sigues siendo una simple niña que no sabe hacer nada por sí misma. Que necesita que la den todo hecho.

La miro incrédula. No sé que tiene que ver esto ahora, pero, saber que mi madre piensa eso de mí, me rompe el corazón. Quiero llorar. Quiero gritarla que se equivoca, que no tiene derecho a decir eso sabiendo que trabajo todos los putos días para hacerla sentir orgullosa de mí, que aunque trabajo, saco tiempo para estudiar y traer las jodidas matriculas de honor que la traigo. ¿Para qué? No sirvió de nada todo el esfuerzo, todo ese estrés, nada le sirve a mi madre.

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