Capítulo 6

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No me lo pienso dos veces, me levanto del suelo y entro al vestuario de chicos.
Ahora mismo me encuentro como cuando vas al parque de atracciones y estás en la montaña rusa y la adrenalina te incita a subir otra vez. Pues ahora mismo esa adrenalina está subiendo por todo mi cuerpo.
Si me hubiese pasado esta misma situación otro día a lo mejor me levanto, me doy la vuelta y sigo a mi rollo. Pero es que estoy  tan enfadada que me importa un rábano si ese chico está en paños menores... Bueno tampoco quiero eso... Y mucho menos que el vestuario esté lleno de chicos en bolas y que luego me llamen pervertida o cosas así.
Entro rezando de que no haya nadie más que el chico y yo en el vestuario.
Entro como un toro. Aunque esté pasando más vergüenza que en toda mi vida, el cabreo lo supera por más.
Lo busco por todo el vestuario y lo encuentro sentado en los bancos llorando de rabia. Eso me sorprende. A los únicos hombres que he visto llorar han sido a mi hermano, por la muerte de nuestro abuelo, y a mi padre por la misma causa.
Mi empatía me supera. Voy hacia el dudando si debería estar aquí o debería irme.
<<Oh venga Mila, eso deberías haberlo pensado como hace 6 minutos no ahora que ya estás dentro.>>

Mi subconsciente me regaña. Y he de admitir que lleva toda la razón del mundo. Pero ahora no puedo irme.

-Emm... Hola, he entrado aquí por error- Mentira- y te he visto así... ejem... ¿estás bien?

Él levanta la mirada y la fija en mi. Sus ojos me sorprenden. Son grises. Jamás había visto un chico con ojos grises. Es verdad que he leído en libros e historias que existían chicos así pero... Wow... además a este chico no se le escapa nada. Está en forma.
<<Mila estamos en un gimnasio donde la gente viene a ponerse en forma>>

Ya pero a los chicos que hay por aquí, están exageradamente buenos.
Él está ni muy musculoso ni muy poco. En su punto. Vale puede que le halla comparado con la comida... pero es que está como un pan. Bueno vale, paremos, relajémonos, este chico esta triste, no puedo permitirme estar pensando en cosas así mientras él se amarga.

-¿Por qué me preguntas? Ni me conoces.- Valla, que borde...

-Eso podría cambiar... Siempre vengo aquí y jamás te he visto, así que doy por hecho que eres nuevo...¿Cómo te llamas?

-¿Crees que estas hablando con un niño de 7 años? Tengo 18 años, ya soy un hombre.- Bueno, ya sabemos algo mas de él, tiene 18, solo 1 año más que yo. Suelta un suspiro.- Soy Declan.- Me mira fijamente.- ¿Y tú?

-Mila Roberts. Encantada.- Me quedo callada- ¿Puedo saber por qué estabas llorando?

Sonríe, triste.- Digamos que esperaba más de una persona. Cuando tú lo has dado todo por una persona y esa misma va y te rompe el corazón en mil pedazos...-suspira-... supongo que ya se ha acabado. Todo ese dolor, angustia, desesperación... todo a acabado. Por fin estoy libre.-sonríe- Feliz. No te conozco de nada, pero digamos que tengo un don para saber cuándo le pasa algo triste a alguien.-me mira preocupado-¿Qué te pasa? 

Este chico cada vez me agrada más.

-Digamos que estoy en una fase de mi vida en el que me siento muy sola aún estando rodeada de gente... No se si me explico.

Asiente. Nos quedamos en silencio, cada uno mirando al infinito.
Después de unos minutos de silencio, decido preguntarle.
-¿Quieres ir a tomar algo?- la verdad, no tengo ni idea de por qué le he preguntado. Nunca antes le había pedido salir a un chico y menos a un chico que no conozco. La verdad es que me siento a gusto con él, no es nada incómodo hablar o mirarnos. Con otros chicos sí.
Creo que él se siente igual que yo porque accede a salir a tomar algo conmigo.
Al salir noto como varias chicas y chicos, que había cerca de los vestuarios, se quedan flipando al verme salir del vestuario de los chicos con un desconocido que está buenísimo. Me pongo roja y creo que el lo nota pero no dice nada.

**************

Llegamos a un café que hay en la avenida de la ciudad y nos sentamos en la terraza. Estoy nerviosa, pero no sé por qué. Varias chicas de 14 años se ríen al pasar al lado de nuestra mesa. Si Declan se ha percatado de ellas no lo muestra. Me gusta que no alardee de que las chicas tonteen con él. Llega el camarero y yo pido un café sólo, con caramelo. El pide un café con leche y canela.
Mientras esperábamos a que llegase el café estuvimos hablando y le pude conocer un poco mejor.
Me enteré de que su padre está desaparecido del mapa. Les abandonó a él, a su hermana y a su madre, cuando él apenas tenía 7 años. También me contó que él tenía un Golden Retriever cachorro que se compraron hace unas semanas. No pude evitar pensar que podríamos quedar para pasear a nuestros perros pero eso sería una cita muy rara. Espera. ¿He dicho cita?, quería decir quedada de amigos. Yo no siento nada por él...y mucho menos él por mí.

Durante todo el tiempo que hablaba, no pude dejar de mirar a sus ojos grises, me parecen una maravilla.

Una vez que terminamos de tomar el café recogimos nuestras cosas y fuimos a dar un paseo por un parque que había al lado del café.

La verdad es que era agradable pasar ese rato con él. Declan a sido el único que ha hecho que olvide el catastrófico tema que me roba el sueño por las noches.

Llegado un momento él me avisó de que se tenía que ir a casa, pero que había sido un placer conocerme y que deseaba volver a quedar conmigo. No puedo describir con palabras cómo me sentí en ese momento, basicamente me sentía especial, importante como nunca en mi vida. Acepté por supuesto.

Volví a mi casa y nada más entrar, mi madre me regañó por haberme ido sin avisar, yo hice caso omiso. Desde que me había dicho lo que pensaba sobre mí, ya no veía a mi madre de la misma forma que hace una semana.

Una vez que terminó de darme la charla subí a mi cuarto, pero no sin antes cruzarme con mi hermano Carson. Al verme una cara de alivio se pegó en la cara de mi hermano. Cuando él quería podría llegar a ser muy dulce siempre en cuando no hubiese gente delante.

No nos dirigimos la palabra, simplemente se acercó a mí, me dio un abrazo y un beso en la frente y entró a su cuarto.

No quise entrometerme así que me dirigí a mi cuarto y cerré con llave. Al revisar mi teléfono vi que tenía mensajes de Julia, Carson y Dylan. En ese momento me di cuenta de que no le había dado el teléfono a Declan, así que no había forma de contactarme con él... Me desanimé, la verdad.
Era domingo y mañana tocaba clase, así que me puse mi pijama y me metí en la cama. Saqué la bolsa de chocolate que tengo en una mini-nevera, debajo de mi cama. Sí, soy una gocha nivel 1000, pero qué se le va a hacer.
Me puse Netflix en la tele de mi cuarto y me puse a ver Riverdale. Estaba viendo como Archie y Verónica se besaban cuando de repente empecé a sentir que mis ojos pesaban y una relajación inmensa se extendía por todo mi cuerpo que hizo que cayese en un sueño profundo.
No sabía lo que me iba a pasar al día siguiente. Una sorpresa iba a alegrarme el día siguiente. Pero yo esa noche estuve soñando con el submarino. En cómo la gente que yo quería. Rob, Will, mi compañera del trabajo Lucía... Declan... <<Él también estará en contacto con la radiación.>> Esa fue la peor parte de la noche. Estuve despertando cada dos por tres, en definitiva, no pegué ojo.

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Tengo que confesar que este capítulo se ha hecho un poco de prisa porque se me pasó la semana volando y no tuve tiempo de seguir con la historia así que perdonadme si no es lo suficientemente buena, el siguiente será muchísimo mejor.
Lo prometo.🔥🤓

Por cierto quiero dar las gracias a todas estas maravillosas personas que están empezando a leer mi historia y que la botan y sobre todo que comentan. Ya les dije en su día que me encanta que me escribas mensajes y sobre todo si me dais motivos para seguirla porque si yo veo que la gente no la lee pues como que dejó la historia un poco ahí olvidada.

Hasta el próximo miércoles mis literarios📚💪🤓❤

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