一 . Inicio.

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A las tres y veinticinco minutos del día se encontraba una familia en la entrada de un centro comercial, las personas pasaban sin prestar mucha atención a ellos, eran como cualquier otra familia común, ese era un pensamiento que tenía el hijo mayor minutos antes de lo sucedido a continuación.

—Bien, si ves algo que te guste y no está muy caro me avisas ¿ok?—Dijo una mujer no muy alta, rubia con ojos castaños y vestida formal, tenía un niño de ocho años tomado de su mano—. Te llamaré cualquier cosa, aparte que te tengo que cortar ese cabello luego de cortárselo a Mario.

—Sí, ya se—dijo el chico, le revolvió el cabello a su hermano pequeño Mario y se dio la vuelta—. Buena suerte con tu cabello.

—No me lo quiero cortar—dijo fingiendo un sollozo.

—Déjate de pendejadas y vamos a cortarte el cabello—dijo y se llevó al niño por las escaleras mecánicas del centro comercial.

—Ah... pobre, ni el ni yo queremos cortarnos el cabello, ojalá pase algo-Dijo el chico, se peinó un poco su tomuza de cabello oscuro (para que volviera a estar igual de despeinado segundos después) y siguió su camino.

Caminó por el amplio pasillo del centro comercial, su chaqueta negra se mecía mientras caminaba, chocando contra su espalda cubierta en una camisa gris, tenía pantalones azules algo desgastados y unos zapatos algo sucios del mismo color, la representación perfecta de una persona viviendo a su manera en Venezuela, lo que se conocería como un clase media, con ciertas comodidades.

Su caminata terminó al llegar al frente de la librería donde vería si había algo interesante estos últimos días, tanto problema con la luz lo hizo gastar sus ahorros de videojuegos en algún nuevo libro para su amplia colección y no aburrirse en esas tardes a oscuras. Entró a su destino, saludó a la cajera y se dejó llevar por toda la variedad de libros. Uno llamó especialmente su atención, sobre romance y carreras ilegales, pero al agarrarlo alguien también lo tomó.

—Ah perdón—dijo el chico desconocido, parecía un poco mayor que él en altura y en sus rasgos faciales, tenía su cabello rubio amarrado en una cola, sus ojos de diferentes colores (por heterocromía) dándole uno verde y uno marrón reflejaban a una persona alegre, su vestimenta era un suéter verde, unos pantalones marrones y unas botas de igual color que su vestimenta inferior-. Tómalo, yo veré otro por aquí.

—No, no te preocupes—dijo al contrario manteniendo su vista fija en sus peculiares ojos, luego le devolvió el libro—. Se ve que tú tienes intenciones de comprarlo, yo solo estoy viendo que comprar para no aburrirme cuando se vaya la luz.

—¿Seguro? Bueno, perdona las molestias, de igual manera solo leeré rápido la sinopsis y veré si la compro luego.

—Está bien, yo revisare si hay algo interesante por aquí—dijo el pelinegro y se puso a revisar la misma estantería para ver si había otra copia del libro o algún otro libro interesante—. Mucho gusto, soy Alex.

—Igualmente, yo soy Centella—dijo y le dio una amplia sonrisa—. Es un nombre algo extraño, al igual que mis padres, toda mi familia es bastante extravagante.

—Yo digo que te queda bien, es igual de excéntrico que tu apariencia—dijo Alex con una sonrisa, pero luego pensó un poco y se arrepintió—. Digo, ah... perdón por ese comentario...

—No te preocupes—dijo Centella sonriendo mientras reía, abrió el libro en la primera página y continuó hablando con el—. Realmente no me molestó, mi madre y padre también tienen heterocromía y la herede de ellos, no es algo realmente grave desde mi punto de vista, a la gente le suele gustar esta extrañeza. Aunque tú tampoco te quedas atrás.

—¿Eh?... ah, sé a qué te refieres, no es común ver un moreno con ojos azules—y es la verdad, Alex era alguien de piel morena, no era oscuro ni nada parecido pero no se acercaba mucho a alguien blanco y por eso ver a alguien con esos ojos azules no es común.

—No solo eso, ni siquiera el actor más guapo o la actriz más bella tiene unos ojos de ese tipo de azul tan intenso, tan claro y vivo. Es como si fueran diamantes brillantes.

—Oh vamos, claro que no—dijo Alex, avergonzado de todos los elogios, todo eso lo distrajo y chocó contra la estantería, causando un golpe hacia él y haciendo que algo le caiga-. ¡Auch! Que es...

Recogió del piso la extraña caja de cartón que cayó encima de él, un extraño juego de mesa lleno de polvo con unas letras rojas que a pesar de lo grandes, son casi ilegibles por el polvo, Alex al soplarlo pudo leer la creatividad de la persona que creó este juego de mesa llamado "Strindland, Juego de Rol".

—¿Estás bien?—dijo Centella acercándose a verlo, reviso el juego de mesa que tenía en la mano y empezó a verlo también—. ¿Un juego de rol?

—Así dice, realmente son muy creativos los que hicieron esto—dijo Alex y empezó a revisar el juego desde arriba hasta abajo—. No hay nada en esta caja más que el nombre, no hay fecha de creación, reglas, de que trata, siquiera tiene marca de precio o número de jugadores.

—¿En serio? Déjame ver—dándole un vistazo, Centella impactado lo notó también—. tienes razón, no hay nada.

—Te lo dije, lo voy a abrir para ver si hay algo adentro.

—¿Seguro? Me parece sospechoso una caja que solo tenga el nombre y nada más.

—¿Tienes miedo? No nos va a salir un monstruo de este juego o algo así.

Ambos chicos quedaron en shock ante la vista del juego, ya que al abrir el juego se encontraron con la absoluta nada, todo era negro. Centella dejo escapar un suspiro de alivio mientras que Alex miraba extrañado la oscuridad dentro del juego porque no era simplemente una caja vacía, metió la mano izquierda dentro y su duda sobre el juego fue respondida con un fuerte viento que lo hizo chocar contra la pared, su brazo izquierdo estaba cubierto de sangre completamente.

—¡Alex!-Gritó Centella y fue a ver el estado del pelinegro, su brazo entero estaba herido con diferentes cortes, moretones e incluso una torcedura en su dedo meñique de la mano izquierda, el juego dejo completamente destrozada su extremidad izquierda y la manga de su chaqueta—. Dios mío... ¡¿Qué clase de juego es ese?!.

Y por si no fuera poco todo lo que le paso al malherido Alex, un tornado verde empezó a salir del juego, una voz resonó en toda la librería "¡Bienvenidos al mágico mundo de Strindland!" Centella miro a todos lados viendo de donde provenía la voz, el tornado verde se hizo más intenso haciendo volar varios libros de las estanterías, estas mismas también se derrumbaron alrededor del tornado y casi cayendo encima de los chicos que eran arrastrados al juego, Centella se aferraba a la pared con su mano izquierda mientras que con la derecha trataba de aguantar a Alex para que no fuera absorbido.
Pero no lo logró.

Centella sollozaba y gritaba, un choque de emociones estaba pasando dentro de él, al menos el viviría, ese era su objetivo. Si la pared no se hubiera desprendido, dejando un enorme hoyo y haciendo que el juego también se trague al joven rubio.

—¡¿Qué está pasando aquí?!—Llegó gritando la cajera de la entrada. Su mirada molesta cambio a una de shock intenso al ver lo que tenía frente a ella.

Estanterías en el suelo, libros rotos y regados, una caja que se desvanecía dejando polvo y sangre que provenía de un cuerpo inconsciente y con el brazo destruido junto con otro cuerpo inconsciente pero en condiciones perfectas. Lo que ella no sabía fue lo que pasaba en realidad con los chicos, lo que sucedía en el plano espiritual/físico donde empezarían a vivir diferentes experiencias en su nuevo mundo, el mundo donde para volver en si tienen que sobrevivir a los mayores peligros de su vida.

Es hora de que empiece su aventura en Strindland.

Continuara...

Magicae Furca: Un nuevo mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora