Magicae Furca: Un nuevo mundo.

十七. Los Elfos de Gronne

Rocksestate. 6:30 AM.

El sol salía por el norte de Strindland, aunque el basto cielo nublado no dejaba pasar sus rayos de luz por la tierra. La noche anterior hubo una fuerte lluvia y el las calles de piedra estaban todavía húmedas, pero eso no era un impedimento para que Alex hiciera su trote mañanero.

Los entrenamientos dejaron de ser a las 6:00 AM y fueron pospuestos a las 7:00 a partir del segundo día, debido a que todos estuvieron bastante cansados a esa hora, sobre todo Reji por su avanzada edad. Así que a partir de ese momento, empezó a trotar todas las mañanas por Rocksestate, recorriendo todo Scalpist y parte de Scrupus, calle contraria a Scalpist donde los vendedores empezaban a montar sus toldos, mostrar mercancía, entre otras cosas, solo que en Scrupus tenían algunas mercancías diferentes.

Podía ver a varias personas como el trotando por las mañanas, varios lo saludaban con un cálido buenos días, algunos vendedores también lo saludaban, por ejemplo el vendedor de frutas del otro día. Se sentía bastante bien aquí y siempre con una sonrisa devolvía los saludos a todos, realmente no era un mal sitio para vivir, se empezaba a acostumbrar a Strindland.

Ha pasado ya un mes desde el primer día que pisó la tierra de Strindland, desde ese momento ha aprendido varias cosas para poder explorar Strindland. Conociendo la diversa cultura que se ha ido creando a través de los años, las ciudades, pueblos y reinos enteros, hechizos, defensa personal, ataque, etc. Algo que no había vuelto a ocurrir era su entrada en el espacio en blanco del Código desde que se había desmayado, igualmente no había podido manifestar su aura celeste, desde el enfrentamiento con el Centauro algo como eso no ha vuelto a ocurrir, por lo cual empezaba a sospechar sobre si El Código tenía algo que ver con eso y el despertar de aquellos poderes del "elegido".

Pero sobre todo, lo más raro que ha empezado a experimentar eran sueños extraños y peligroso, se sentían  bastante cortos a comparación con las seis horas que pasaba durmiendo, pero dejaba un impacto en él, su corazón palpitaba fuertemente, su respiración se volvía pesaba y dificultosa, empezaba a llorar mientras sus ojos ardían. No eran tan frecuentes, como máximo ocurrían dos veces por semana, pero habían semanas donde no se manifestaban, eran extraños y poco a poco fue perdiendo la confianza en descansar debido a lo abrupto de su despertar, pero lo ocultó para él, no quiso preocupar a nadie más, menos a la persona que lo había acogido tan amablemente en su hogar.

Eran sueños muy raros, sospechaba que había un simbolismo detrás de todo eso, pero era extraño. En un espacio oscuro donde apenas podía ver sus pies, no se movía, no hablaba, no respiraba ni nada, solo se quedaba parado, mientras que poco a poco se iba acercando una figura la cual nunca logró distinguir, apenas veía una silueta que siempre era diferente, una mujer, un hombre, niños, bebés, ancianos, era extraño y abrumante, apenas empezaba a lograr ver algo de la persona, se despertaba y empezaban todos los efectos de su despertar.

Despejando esos pensamientos de su cabeza, Alex sacudió su cabeza y siguió trotando camino al edificio donde empezó a vivir con su compañero. Era un edificio pequeño con apenas seis pisos, de los más pequeños de Rocksestate, tenía una pequeña recepción donde estaba el guardia y la zona de servicio, después, girando a la derecha con un pasillo no muy largo, habían unas escaleras para subir o una runa transportadora que funcionaba como ascensor, Deivy tenía su apartamento en el segundo piso, por lo cual no había problemas en subir escaleras. Eso complementaba su mañana de ejercicios.

Los pisos eran pequeños, dos apartamentos al lado derecho y dos al izquierdo. El espadachín entró en el primero a mano derecha, esté miraba opuestamente a la otra puerta. Sacó unas llaves y abrió la puerta y un delicioso aroma inundo su nariz, entrando con emoción vio a su compañero cocinando el desayuno vestido con su ropa de siempre.