五. Popuchi.

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4:10. Popuchi

Centella

La satisfacción recorrió el cuerpo del humano recién llegado al salir de ese espacio en blanco con los dos entes que más odiaba.

—Ya que uno siquiera es humano—susurró Centella.

Al revisar su alrededor se dio cuenta de que se encontraba en un pequeño poblado de madera cubierto de nieve, la brisa era completamente helada haciendo que sus pelos se pusieran de punta y la piel se le helara, estaba temblando como un chiguagua y se empezaba a marear del repentino cambio de clima del espacio blanco a este pueblo nevado, su furia ya era inmensa y con esto solo crecía, solo faltaba la cereza del pastel que fue representada en una gran masa de nieve cayendo encima de el por la copa de un árbol.

«Ojala todos se mueran... malditos»

Centella se empezó a mover de un lado a otro para sacarse la nieve que tenía en todo su cuerpo (cosa que no logró por completo), cada vez estaba más molesto a tal punto que sintió que se calentaba de la ira, quería matar a Alex y hacer algo contra el Código para que sufriera tal y como lo está haciendo sufrir a él. Si, ese era su objetivo en este maldito mundo, hacer llorar a los mayores seres de este mundo y salir victorioso de él. Ahora faltaba saber cómo una persona puede salir de este juego.

Cuando intentó moverse se dio cuenta de algo, la nieve ya no estaba encima de él y no sentía frio, el calor envolvía su cuerpo como un aura rojiza transparente, llevaba poco tiempo en este juego, pero dedujo al instante de que se trataba: «Magia» pensó Centella, vio a sus alrededores buscando alguna clase de persona que estuviera realizando aquel hechizo, pero no encontró a nadie, daba vueltas y vueltas y todo lo que hizo fue marearse.

— ¿Me estabas buscando?—Dijo una voz femenina proveniente desde atrás, Centella al voltearse vio el mismo bosque desolado y nevado, pero al voltearse algo toco su nariz dejándolo en el suelo. Al levantar su mirada pudo ver una hermosa mujer de larga cabellera negra casi tocando sus rodillas, se notaba delgada en su traje de miko (cosa bastante extravagante para él, siendo un Latino) y no tenía muchos atributos que demostrar que taparan su rostro blanco como la nieve que le cayó encima hace poco, sus ojos estaban cerrados pero parecían poder verlo y penetrar en su interior, aun así ella sonreía y mostraba calma en su rostro—. Vamos, levántate Centella.

— ¿¡Cómo sabes mi nombre!?—Se levantó de un salto hacia atrás, puso su mano izquierda en la daga derecha preparándose para luchar si era necesario.

—Una sacerdotisa como yo no puede revelar sus secretos tan fácilmente cariño—dijo, se acercó de una manera tan rápida que fue invisible para Centella y puso su mano en la suya que agarraba el mango de la daga—. Soy Hikari, no soy alguien que te lastimará, estoy aquí como la jefa y sacerdotisa de Popuchi, te vengo a dar la bienvenida.

Centella se alejó de ella unos pasos atrás y volvió a hablar.

— ¿Si eres japonesa como puedes hablar un español tan fluido?

—Magia.

—Eres una sacerdotisa, una miko. Por lo cual veneras a un dios ¿a cuál?

—Es un misterio, se un poco sobre lo que te ha pasado, así que no te mentiré sobre la veneración al Código, pero es una farsa para cumplir mi primer papel.

— ¿Cuál es tu primer papel?

—Espantar a todos los espíritus que se hayan en Popuchi con mi magia. Es lo más importante que puedo hacer por el pueblo y el mundo de Strindland.

— ¿Todo Strindland?

—Cosas que es mejor que no sepas.

Centella suspiró y pisó el suelo varias veces desesperado, todo esto lo confundía más debido al misterio de la miko llamada Hikari, ella simplemente sonreía y traspasaba su cuerpo con sus ojos cerrados. El elfo al saber que no podría sacar más información simplemente hizo una reverencia ante Hikari y se presentó, esta lo aceptó y lo llevo hasta la verdadera belleza de Popuchi: Cabañas de madera de diversas tonalidades, diferentes locales como cafés, restaurantes o tiendas de ropa.

Magicae Furca: Un nuevo mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora