-Mira a quien tenemos aquí –se levanta el imbécil de Ismael y se pone en frente mía.
-¿Sorpresa verdad? –sonrío con grandeza y doy un paso hacia delante quedándome a pocos centímetros de su asquerosa cara.
-Veo que defiendes mucho a esa hermosura –levanta las cejas mirando la zona de ascensores.
- Que ni se te ocurra acercarte a ella o sino te estrujaré lo que llevas empaquetado en los bóxers ¿Queda claro?
-Hey hey, tampoco te creas que voy por ahí tirándome a la primera que se pone en mi camino –mi sangre hierve, no puedo permitir que se dirija a Naz como si fuera una cualquiera.
-Ni se te ocurra faltarle el respeto, de esto te aviso de anticipado y como me entere yo que le has tocado un solo pelo, no pasara lo mismo que en lo de tus escaleras –mira hacia otro lado pensativo, seguramente recordando detalladamente cada golpe que recibió –No dudaré en cavar tu tumba con mis propias manos.
-Tío, no seas tan pesado, es verdad que me pasé un poco con...
-¿¡Un poco!? –de un grito le interrumpo. Y puedo notar brazos sujetándome para que no me lance sobre él.
-Bueno... Yousef lo siento, ya pase mi condena joder no seas tan brusco. –se queja.
-Ni Yousef ni patatas, recuerda que será lo ultimo que haré si olvido en algún momento que fuiste el motivo de la depresión de mi prima –remarco las ultimas palabras casi escupiéndole en la cara.
-No tocaré a nadie que sea de tu parte, te lo prometo, ya que no tengo ganas de ensuciarme las manos –dice con una sonrisa maligna.
-Espero no manchar mis manos también, porque sino será lo ultimo que haré así que...cuidadito. -le advierto y este parece tomárselo en serio.
-Este bien, ¿Amigos entonces? –me estrecha la mano.
-Nunca –le doy la espalda dispuesto a irme a hablar con Naz.
Dejo a Alberto a mi lado, ya que este parecía haber venido a decir algo y se quedó petrificado ante nuestra conversación. Le miro y este sigue bloqueado, como si estuviera escuchando una misión sobre traficar con droga. No hago caso a nadie, estoy bastante mal como para hacer caso a pequeños detalles, subo al cuarto con la intención de encontrarme con Nazli. Ando por el amplio pasillo, mientras que mis pasos se hacen pesados debido a la gran tensión que sentía en mis músculos, llego en frente de la puerta y tiro del pómulo rápidamente.
-¡AAUUCH! ¿¡ Eres tonto?! –dice Nazli llevándose las dos manos a su frente que esta fue golpeada por la puerta.
-Lo sien...to, no quería hacerte daño ¿Estás bien? –me pongo nervioso.
-Estaba bien antes de que entraras –resopla y se da la vuelta.
Esta recién salida de la ducha su pelo sigue mojado, su cuerpo desprende un olor a vainilla que una vez que atraviesa mis fosas nasales me entran ganas de atraparla entre mis brazos y poder oler su aroma de cerca. Quito ese pensamiento rápidamente de mi cabeza y vuelvo a la realidad.
-Esta bien, llevas tres días ignorándome ¿No crees que es suficiente? –digo angustiado.
Ella coge la toalla y se inclina dejando su pelo a un lado con la intención se secarlo, pierdo el control, le cojo del brazo y tiro de ella obligándola a que me mire, su pelo choca contra su cara y salpica gotas con olor a vainilla, que estas aterrizan sobre mi cara. Abre los ojos y al percatarse de mi agarre se aparta con brusquedad.
-Que sea la última vez, que me vuelvas a tocar. –me señala con el dedo.
Me llevo la mano a la frente y mi respiración se acelera, cierro el puño y para no cometer algún delito, giro y pego la pared con todas mis fuerzas. Ella se sobresalta pero rápidamente parece volver a su seriedad.
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Te Quiero Y No a Ratos
Roman pour AdolescentsLos Obstáculos no son motivos para detenernos sino es una medida para saber cuántas ansias tenemos de conseguir nuestros objetivos. Con Nazli y Yousef aprenderemos lo que es el amor verdadero y entenderemos que si hay amor ni la distancia ni la muer...