Capítulo 15°

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Narra Leah

Cuándo desperté los brazos de Juan me rodeaban con fuerza, era cómo si no quisiera soltarme. Sonreí y me giré lentamente para verlo de frente, con mí mano derecha acaricié su mejilla. Se veía tan adorable, me daban ganas de tomar su carita y besarlo. Aún no entendía por que había ido por mí y me había traído con él, no habíamos hablado sobre eso por que Juan se había negado diciendo que esté era nuestro momento y no quería arruinarlo con cosas sin importancia. No creía que lo que sea que los llevó a traerme a Colombia no fuese importante por que era extraño que me trajeran y pensaba que debía existir una razón muy grande para que yo estuviera aquí sólo debía encontrarla. Me levanté con cuidado para no despertar a Juan, saqué de mi maleta mi cepillo de dientes y me dirigí al baño. Cepillé mis dientes y lavé mi cara, cuándo salí Juan estaba sentado en la cama sonriendo.

—Buenos días, preciosa

Me acerqué a él y besé cortamente sus labios.

—¿Porque no bajas? Yo voy a cepillar mis dientes y bajaré

Asentí.

No quería bajar, al menos no sola. Juan ayer me había mostrado la casa pero era algo grande y yo era demasiado torpe para direcciones y recordar dónde quedaba cada lugar de la casa, bajé lentamente las escaleras y observé en ambas direcciones, no recordaba por dónde quedaba la cocina. Me dirigí a la derecha y me encontré con dos habitaciones, me di media vuelta para proba otro lugar y Marlli se encontraba de pie con los brazos cruzados viéndome cómo si hubiese asesinado a muchas personas.

—Acepté traerte pero eso no quiero  decir que vas a andar por ahí cómo si fuese tú casa

—Juan quiso que bajara, me dijo que luego bajaría él—Musite—

—Tú estás aquí por que quiero que mi hijo este bien—Se había acercado mientras lo decía, estaba frente a mi y me observaba con tanto odio en sus ojos que me asustó—

—Amor—Escuché a Juan—

—Más te vale no decirle nada de esto a mi hijo o me veré forzada a meterte a ti o a tú padre a la cárcel—Sonrió—Estás advertida—Se giró y cruzó a la izquiera perdiéndose de mi vista—

Me quedé de pie, las lágrimas se acumulaban. No podía llorar, si Juan me veía me preguntaría y estaba demasiado asustada cómo para hablar de ello y además estaba segura que Marlli no mentía. Parpadee para alejar las lágrimas y fue cuándo Juan apareció, la sonrisa que traía en sus labios se borró cuándo me vio. Aunque quisiese no podía ocultar lo que sentía, mi cara reflejaba todo lo que sucedía, eso era algo que odiaba por que jamás podía ocultar lo que sentía.

—¿Que pasa, preciosa?

Negué.

No podía hablar, tenía un nudo en la garganta que no me permitía hablar. Sus brazos me rodearon y entonces comencé a llorar, quería evitarlo, de verdad pero no pude más. Me alejó de su pecho y secó con sus pulgares las lágrimas, besó cortamente mis labios y luego besó mi frente.

—¿Que sucede, preciosa?

—Nada, estoy sensible. Es que fueron tantos días sin ti y ahora tenerte... Es... No me lo esperaba

Sé que no me creyó, lo vi en sus ojos pero aceptó esa respuesta y no dijo más. Me llevó hasta la cocina, él hizo de comer para ambos. Mi mente estaba distraída, sólo quería llorar. Intentaba con muchísimo esfuerzo no parecer distraída, no quería que Juan lo notará. Vinimos a la piscina luego de reposar la comida, estaba sentada en una de las escaleras de la piscina, Juan nadaba.

—Sé que te sucede algo, no intentes ocultármelo

Chapotee con mis pies en el agua.

—He estado pensativa pero no es nada malo—Forcé una sonrisa—

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora