Capítulo 12°

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Narra Juan Luis

No quería voltearme, si lo hacía no iba a irme, me quedaría con ella. Dolía, dolía demasiado dejarla pero si no lo hacía la señora la enviaría a la cárcel y prefería irme a dónde sea que me llevaran antes que le hicieran daño a ella. Nos alejamos de la casa y en la playa estaba estacionado un pequeño helicóptero, me subí y observé por la ventana. Saqué mi teléfono-Leah me había acompañado a comprarlo unos días después de salir del hospital-Desbloquee el teléfono y sonreí al ver la foto de ambos sonriendo hacía la cámara. Dios, la amaba, la amaba más que a nada y podía haber sido tan poco tiempo pero ella es tan increíble que era imposible no amarla, se te hacía tan fácil amarla por que es tan maravillosa.

-Ella te engañó, hijo. Nada de lo que te dijo es real, todo, absolutamente todo es falso...

-Si no le molesta no quiero que me hable, no me importa escucharla, no quiero saber si es o no verdad

-Juan...

-No me interesa, no quiero saber nada que tenga para decirme. Estoy por tener una maldita jaqueca y acabo de perder a la mujer que amo si es tan amable haga silencio

La señora frente a mí me observó sorprendida, volví mi vista a la ventana. Podía ver el mar, ella odiaba el mar, lo cuál era realmente tonto por que vivía en una isla pero era tan adorable a la vez. Cuándo me lo dijo reí por que es algo tan tonto y pensé que mentía pero ella decía la verdad, cuándo vi su carita asustada no quise más que abrazarla, besarla y decirle que todo estaría bien, que yo la protegería. Quizás no podía cuidarla y deseaba mucho hacerlo, ella se había quedado con una parte de mí corazón, la tenía, esa parte era suya y yo estaba seguro que su corazón también era mío. Dios, cómo la amaba.

-Vamos a la playa-Hizo una mueca, hasta haciendo caras ella era hermosa. Me daban ganas de tomar sus mejillas y besarlas hasta cansarme si es que podía cansarme-

-Creerás que es tonto-Ladeo la cabeza-

-No lo creo, dime

-Es que... Le temo al mar, no me gusta

Solté una carcajada.

-¿Que clase de persona vive en una isla y le teme al mar?-Pregunté incrédulo pero burlón a la vez-

-No te burles-Se quejó, me acerqué y rodeé su cintura-Me da miedo que vaya a comerme un tiburón-Reí-Culpa a las películas sobre tiburones

-En serio eres tan adorable, amor

La besé.

Y sentí cómo si dejara una parte de mí en ella, cómo si fuese hecha para mí, nuestros labios encajaban tan bien, éramos el uno para el otro. Ella era tan maravillosa que se te hacía imposible no amarla, su personalidad, la hermosa manera de preocuparse por ti, esa actitud de niña que la hace adorable. Ella hacía que un mal día cambiará automáticamente a uno bueno, ella hacía que todo estuviera bien.

Desbloquee el teléfono y abrí la galería, abrí uno de los vídeos.

Ella no se había dado cuenta de que la grababa, bailaba una canción romántica suponía por el ritmo, esa sonrisa que llevaba me hacía tan feliz, se giró y se encontró conmigo y mí teléfono grabándola.

—Que vergüenza—Cubrió su rostro—

—Eso fue lo más adorable que te he visto hacer, bueno, cada cosa que haces es adorable

Enfoqué la cámara a nosotros, besé su mejilla y ella sonrió.

—Te amo, te amo más que a nada y quiero que quede grabado para siempre

Ella sonrió y eso bastó para hacerme feliz.

—Santiago y yo estuvimos hablando y creo que lo mejor es que te alejes de las tarimas por un tiempo—Alcé mi vista del teléfono—Necesitas recuperarte por completo del accidente y de esa muchacha...

—¿Recuperarme de ella? Hablas de ella cómo si fuese una enfermedad

—Lo es, ella te mantuvo secuestrado, Juan...

—No quiero hablar de eso, prefiero que no hablemos durante el vuelo, por favor

****

El avión aterrizó y observé por la ventana, había un montón de gente con cámaras y un par de niñas gritando. Bajé del avión y un tipo tomó mi brazo, tiré de mi brazo y el sujeto me observó confundido.

—Es uno de tus guardaespaldas, va a sacarte de aquí

Seguí al tipo hasta unas camionetas afuera del aeropuerto, subí y me mantuve observando por la ventana hasta que la señora llegó y el auto se pusó en marcha. Me sentía demasiado extraño, solo, la verdad era que la extrañaba demasiado y quería ver sus hermosos ojitos. Saqué mi teléfono y abrí galería, toda mi galería estaba llena de fotos de ella, de seguro parecía un estúpido pero comenzaba a sospechar o sabía—Aunque me lo negará—Que estaba enamorado de ella, perdidamente, de hecho.

Me salí de galería y abrí mis contactos, di click en "Ojitos preciosos" y me debati en llamarla o no. Necesitaba escucharla, oírla decir que estaba bien, que estaría bien. Era lo único que necesitaba, escucharla y lo siguiente que haría sería alejarme. No podía evitar pensar en ella, no podía evitar repetir los recuerdos de su sonrisa, su risa, sus locuras. No podía evitar no sentir aquellos sentimientos que pasaban, no podía evitar amarla.

El carro se estacionó, bajé y la señora me guió a un cuarto escaleras arriba. Dejé las maletas y suspiré.

—Estaré abajo, hijo...

—Si, si, gracias

Sonrió triste y salió, tomé asiento en la cama y saqué mi celular, abrí mis contactos y marqué su número, me acerqué a la puerta y cerré con pasador.

—¿Juan?—Su voz sonó quebradiza, cómo si hubiese estado llorando. Se me rompió el corazón, lo último que quería era lastimarla—¿Eres tú?

Hola, preciosa. ¿Cómo estás? Ya estoy en la casa, no dejé de extrañarte durante el vuelo. Creo que hace falta oír lo mal que cantas y lo precioso que se mueven tus caderas al campos de ese cantante que te gusta

—Yo también te extrañé mucho, creo que hace falta aquí un idiota con complejo de Chaning Tatum—Suspiró entre lágrimas, mi corazón sentía cada vez más puyones, cómo si clavaran una daga—Ay, Juan, no tienes idea de cuánto te amo y de lo mucho que me haces falta

—Tú tampoco tienes idea de lo mucho que te amo y es por eso que debemos alejarnos, preciosa. No quiero que Mar... Que esa señora te meta a la cárcel—Escuché sus sollozos—Sabes que te amo y estoy seguro que no amaré a alguien cómo te amo a ti, pequeña arcoíris. Hace unos días escuché una canción, me hizo pensar en ti. Iba a cantartela pero aquí estamos, no tengo la mejor voz pero escúchame

Te escucho—Su voz se quebró—

He soñado contigo una y tantas veces, cada vez que te pienso más quiero de ti... ¿Preciosa?

Observé la pantalla y la llamada había finalizado, ella había cortado la llamada.

¿Porque cortaría la llamada?

Dios Santo, me encantó esté capítulo y espero que a ustedes también. Les dije que estaría más activa y eso estoy haciendo, estoy cumpliendo y eso me pone feliz. Espero que les guste, las amo.

Besitos enormes y abrazos aplastantes.




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