Capítulo 14°

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Narra Juan Luis

No paraba de marcar su número, necesitaba que me contestara. Ella había colgado sin aviso y eso no hizo más que preocuparme, tomé asiento y decidí llamarla más tarde. Todo esté lugar no me convencía, no terminaba de acostumbrarme. Todo era difícil sin ella, la necesitaba cómo mi maldito aire. Es inexplicable, no tengo palabras para expresar los sentimientos hacía ella, es una necesidad tan intensa de verla, de sentirla, de amarla. ¿Cómo demonios se puede amar a una mujer de una manera tan obsesiva? ¿Cómo es posible necesitarla cómo si de mi aire se tratará? Es cómo si tenerla lejos hiciera difícil respirar, cómo si mí corazón y mis pulmones necesitarán de ella para poder funcionar correctamente.

La puerta de la habitación se abrió, la señora entró con una sonrisa. No quería ser grosero, solía sentirme mal por hablarle y ser cortante pero durante estás dos semanas lejos de Leah ella se ha encargado de meterme a chicas y/o pretender que Leah es un a enfermedad que se me va a curar y odio repetírselo una y otra vez que eso no funcionará, puede obligar a mí cerebro si así lo desea a creer que ella me engañó pero mi corazón no cree y de ser así jamás dejará de amar a mi pequeña arcoíris.

-Deberías salir a tomar aire, hijo

-Prefiero quedarme aquí

Su semblante preocupado y las lágrimas acumulándose en sus ojos hicieron que una parte de mí corazón se sintiera mal, suspire.

-Tiene que entender que esto no es fácil para mí, estaba acostumbrado a otro entorno, otra manera de vivir... Otras personas-Musite, recordar que Leah estaba lejos dolía jodidamente mucho-

Asintió cabizbaja.

-Bajaré, déjeme hacer algo primero y estaré con ustedes abajo

Una sonrisa apareció y se acercó para abrazarme y besar mi mejilla, me quedé rigido y ella se dio cuenta. Aún no me acostumbraba a ellos ni a sus abrazos ni cariños ni nada, asintió de nuevo y salió. Tomé mi teléfono y decidí dejarle un mensaje a Leah.

-Hola, preciosa-Sonreí-Te extraño cómo un jodido loco, Leah necesito que contestes si no lo haces iré a la isla y te buscaré para asegurarme que estás bien. Extraño verte en mis camisas, extraño verte reír, extraño mirarte mientras leías o escribías, te necesito cómo mi maldito aire y te prometo, óyeme bien, te prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para que tú estés a mi lado toda mí maldita vida. Te amo, te amo más que al maldito mundo y a esa vida que dicen que tengo, sería capaz de renunciar a ella por ti, si no te tengo ¿De que me sirve cantar? Te necesito a ti, te amo-Suspire-Por favor contesta cuándo oigas esto, te amo

Dejé mi teléfono en la cama y salí de la habitación, me la pasaba todo el día, todos los días metido en la habitación. Bajé las escaleras que daban a la sala y me detuve al escuchar a la señora y el sujeto de barba hablar

-¿Has considerado dejarlo ver a esa chica?-Ella negó-

-Esa mujercita no volverá a ver a mí hijo-Bramó molesta-

-Marlli, Juan luce deprimido y tú sabes que aunque no quieras aceptarlo él no nos recuerda, creo que si traes a esa chica Juan va a adaptarse y volverá a ser el mismo

-No quiero que esa mujerzuela se le acerqué a mi Juan-Mi pequeña arcoíris no era ninguna mujerzuela-

-Si, lo sé pero si quieres que Juan progrese debes traerla aquí. Ella lo va a ayudar y tú lo sabes, es a ella a quién se acostumbró aunque haya estado mal Juan... -Suspiró-Él la ama, Marlli. Te juró que no lo había visto así antes, él estaría dispuesto a dar su vida por ella. Deja que venga aquí y que nos ayude con Juan, quizás si la conoces la amas cómo...

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora