No Me Olvides

Capítulo 33°

Hola, hola. Si, sé que me tarde en subir pero estoy trabajando y casi ni tiempo me da. Aproveche que hoy no trabaje para traerles este capítulo. Deben ser pacientes por que mañana si tengo que trabajar y pues, no me da chance de escribir. No quiero alargarme tanto.

Besos y abrazos aplastantes ✌💜

Juan

Sentirla temblar en mis brazos no era exactamente lo que esperaba, no me molestaba que lo hiciera pero estábamos rodeados de personas y que temblara en mis brazos sólo aumentaba mis ganas de arrancarle ese maldito vestido rojo con los dientes. Me contuve de hacer cualquier locura frente a el imbécil que no dejaba de verla embobado y cuándo estuve seguro de que ella podía mantenerse en pie solté sus caderas, por supuesto que mi cuerpo protestó pero decidí ignorarlo.

—También estoy encantado de verte, arcoíris—Sonrió. Y juro que en ese momento mí corazón se detuvo, ¿Cómo pude dejarla ir? ¿Cómo fui lo suficientemente imbécil para rendirme y dejarla ir? Quería besarla hasta desgastar nuestros labios, necesitaba abrazarla, la necesidad de necesitarla me consumía. Ella era tan malditamente consumible, era cómo mi puto aire. La amaba, ¡Maldita sea, la amaba! Mirarla a los ojos y ver ese brillo era jodidamente lo mejor,ella me estaba consumiendo y no estaba dejando nada más que cenizas a su paso. Sabía que si la dejaba ir, esta vez sería la última.

—No-No sabía que tú eras mí sorpresa—¡Joden! ¿Se podía ser más adorable?

—No sabía que tú eras a quién debía sorprender—El tipo rubio se aclaró la garganta, quería golpearlo, no tenía un motivo sólo quería hacerlo y ya. Ella pareció salir de una clase de trance por que su semblante cambió y su mirada dulce endureció.

—No sabía que conocías a Maluma

—¿Quién no lo conoce?—La dureza de su voz me hirió, su forma de hablar sobre mí era dura y me daba miedo admitir pero pude detectar odio en ella. —Es un cantante, un famoso y reconocido cantante

—Oh, ¿Entonces no hay nada entre ustedes?

—Absolutamente no, soy una simple chica. ¿Que te hace pensar que él estaría con alguien cómo yo?

—Leah—Advertí—

—¿Porqué ibas a estar conmigo? Alguien tan común, poco fotográfica y sin alguna chispa para el espectáculo. Una traumanda que no va a hacer nada más que colgarse de tú...

La besé. Y eso se sentía jodidamente bien, sus pequeñas manos golpeaban mí pecho en un intento de alejarme de ella pero mantuve mis manos sujetando su cara para que no se alejara. Sus dulces y carnosos labios presionando sobre los míos era lo que anhelaba desde que la había visto en ese maldito vestido rojo, besarla sólo había aumentado la necesidad de tenerla, de hacerla mía. Su cuerpo se relajó y fue entonces que lentamente solté sus mejillas confiando en que iba a devolverme el beso pero no ella, se alejó y viéndome a los ojos me abofeteó.

—En tú vida vuelvas a besarme, jamás—Escupió con irá mientras me apuntaba con su dedo índice—¿Crees que puedes aparecer cuándo te de la gana y pretender que regrese a tus brazos? ¡Te equivocas! Se acabo, no volveré a caer, no más—Sentenció. Salió de la habitación, percantándome de todas las miradas en mí decidí seguirla. La seguí por el pasillo que daba al jardín, planeaba que decirle pero el vaiven de sus caderas y ese pequeño y precioso culito moviéndose invitándome a azotarlo me desconcentraba.

Se detuvo, se dio vuelta y cruzó sus brazos, ese movimiento hizo que sus pechos resaltarán y salieran un poco del vestido. Me acerqué a ella lentamente, sabía que debía mantenerme alejado de su cuerpo por qué estaba perdiendo la cordura con ese maldito vestido rojo.