"Preparaciones reales"

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Capítulo 4: Preparaciones reales.

No duró mucho en esa posición, ni alcanzó a pensar demasiado sobre el asunto, ya que vinieron a buscarlo un par de guardias. Dean sabía que era el momento de ver a Lucifer. No le quitaron los grilletes de las manos y de los pies. No dijo nada, porque estaba demasiado cansado como para eso. Fue conducido hasta su habitación donde había unos sirvientes, que le comenzaron a quitar las cadenas. Lo llevaron a un baño caliente y lo ayudaron a desvestirse para meterse en la bañera. La prenda de la ropa interior, el cual consistía en un tipo de camisón corto con un pantaloncito que cubría sus partes íntimas, fue lo único que dejaron y así se metió a la tina de madera.

Miró de reojo su armadura. Esta se la quitaron cuando lo tomaron prisionero, por eso llevaba puesto ropa muy sucia, que apenas se la quitaron, se la llevaron de su presencia y no la vio más. Era triste, porque en el pecho tenía el escudo de su familia, pero comprendió que ya no la necesitaría nunca más. Solo un sirviente lo ayudó con el baño, mientras el otro se preocupaba del agua tibia. Había en la habitación dos guardias, empuñando su espada por si el príncipe quería cambiar de idea.

Dean pudo bañarse con algo de confort, en verdad lo necesitaba demasiado, puesto que no había tomado uno desde antes de la batalla con el Ejército de Lucifer. Los sirvientes lo trataron como un verdadero príncipe y notó que pertenecían al séquito de su majestad en las labores de atención real, porque todo fue muy ceremonioso. Se dejó hacer, porque estaba muy cansado con todo esto.

Dejó que lo bañaran, perfumaran, secaran y vistieran, con toda la ceremonia que eso conllevaba en la antecámara de un príncipe real, salvo que él no estaba muy acostumbrado a eso. Parecía un muñeco de madera de lo poco relajado que estaba.

Las vestiduras de lino cubrieron su piel y los sirvientes no tocaron, ni vieron en ningún momento su cuerpo desnudo. Ni siquiera cuando lo estaban bañando o cuando lo sacaron del baño, o cuando lo secaron, ya que cubrieron su cuerpo con toallas.

El traje principesco era muy hermoso con los detalles en dorados en la cintura. Era el traje ceremonial que usaba en las fiestas, de color verde aceituno hacía juego con sus ojos. La textura era exquisita y suave como el pasto recién cortado, ceñido a su cintura, lo entallaba demasiado bien, y los pantalones moldeaban sus exquisitas piernas, con botas cafés hasta las rodillas.

El momento de la verdad fue inminente, cuando lo llevaron por unos pasillos que lo conducían al salón del trono. Estaría frente a frente, con Lucifer y quizás, los hermanos de este, estuvieran ahí también. No se equivocó, Lucifer en el ex trono de su padre estaba sentado como rey de todo el lugar. Dean sintió una punzada de ira al ver al usurpador, pero la mirada de Sam, sentado en el trono de su madre, hizo que se controlara. Dean tuvo que armarse de todo el valor que le quedaba, porque estaba deshecho por dentro, pero aun así, logró estar ante la presencia del rey usurpador con toda la dignidad de un príncipe.

—Has decidido casarte. Desde este momento comenzarán los preparativos. Te presentaré ante mis hermanos y tú deberás elegir a uno de ellos —dijo con solemnidad el monarca usurpador.

Lucifer hizo una seña con su cabeza hacia el fondo y un sirviente abrió la puerta. Dean ni siquiera movió un músculo, solo esperó parado ahí, a un lado, mientras aparecían esos hombres o príncipes extranjeros, envueltos en finos trajes reales. Quedaron en una hilera frente a Lucifer. Eran cuatro príncipes mayores a él, pero no tanto, se le quedaron mirando como si fuera una especie de trofeo.

Dean se movió nervioso en su puesto. No quería parecer débil y trató todo lo posible en mantener su postura sin emociones. Eso lo hizo parecer arrogante y cayó mal en varios hermanos.

—¿Dónde está Castiel? —preguntó Lucifer.

—Debe estar viendo a las abejas —dijo el rubio de ojos azules con mirada pervertida.

El Príncipe Cautivo (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora