𝕰𝖘𝖕𝖎𝖗𝖎𝖙𝖚 𝕷𝖎𝖇𝖗𝖊 [ʀᴜsᴍᴇx] {𝕋𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕒𝕕𝕒}

🌵🔞 𝓤𝓵𝓽𝓲𝓶𝓪 𝓷𝓸𝓬𝓱𝓮 𝓭𝓮 𝓹𝓪𝓼𝓲𝓸𝓷 🔞🌵

La casa estaba a oscuras, en los cuartos dominaba el aroma a pasión. Los niños estaban dormidos, o tal vez con España, pero nadie iba a interrumpir aquel momento de nuestra amada pareja. A pesar de los años, ambos seguían amandose tan intensamente como siempre lo habían hecho. Estaban en el sillón, el Ruso encima del Mexicano besando su cuello y acariciando su cuerpo. No había por qué temer, ya se conocían completamente.

—R-Rusia~... —México jadeaba.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez? ¿Más de diez años? ¿Desde el día en que nacieron sus retoños? Claro, cabe recalcar que al decir diez años es en edad Countryhuman. Tal vez habían pasado siglos y ellos habían permanecido sin recibir muestras de amor el uno del otro. Realmente extrañaban sus cuerpos, amaban la eléctricidad que se transmitían con cada roce. El fuego que se encendía en su corazón y hacía hervir su sangre. La ropa fue desapareciendo lentamente hasta estar completamente desnudos.

El cuello y el torso del Mexicano estaban repletos de marcas de chupetones y mordidas. La piel desnuda de la pareja se perlaba de sudor. Los jadeos y gemidos se hacían más sonoros, eran música a los oídos del Ruso. México tenía la Ushanka de su amado esposo puesta, fue sofocado por un segundo por los insasiables y suaves labios del contrario quienes amaban probarlos.

—Мексика, мои Мексика~... (México, mi México~...) —lo nombraba el más alto—. Te extrañé tanto...

—N-Ni lo menciones~...

La fricción con cada caricia, la humedad en sus cuerpos y el calor de sus pieles. Era perfecto para ambos, como su amor mutuo. Rusia preparo la entrada de su amado lubricando sus dedos con la saliva de su esposo. Este le sonrió seductoramente al tiempo que guiñaba un ojo. Uno, dos, tres, está listo. El más alto quería alargar cuanto más pudiera aquel instante, amaba ver a su pareja en esa forma, deseoso por sentirlo.

—Anda~... Sólo hazlo~...

Beso su cuello de nuevo para hacerlo sufrir por su tardanza. México se quejaba, había esperado tanto por el, y se estaba retrasando. Acercó sus caderas, pero el contrario las sujetó con sus manos impidiendoselo.

—Нет (No) —lo regaño el Ruso—. Así como te tardas para llegar a las juntas de la ONU, tendrás que ser paciente y pagar las consecuencias.

—Hum~...

México sufría. Rusia tenía que usar un preservativo, pues el más pequeño no quería más hijos después de aquel doloroso parto. Después de colocarlo bien, entró lentamente en su amado. Este gimió y grito, se había desacostumbrado al comunismo. Rusia esperaba a que el otro se acostumbrara, aspiraba su perfume mientras dejaba una marca notoria en su hombro. Su olor característico siempre fue el café, y el amaba aquello.

Cuando México se movió, Rusia supo que era la señal para empezar con el vaivén. Lentos movimientos al principio, salía y entraba en el. Era tan rítmico como una melodia, y así les gustaba a ambos, era su compás. El Ruso sujetaba firmemente las caderas del más pequeño al tiempo que comenzaba a aumentar la velocidad. México se sujetaba de sus hombros al tiempo que arañaba su espalda.

Se detuvieron un momento, el Mexicano puso una cocada en su boca y la sostuvo con sus dientes. Su pareja reaccionó y se unió a aquel beso sabor a dulce de coco. Sus labios se fusionaron, eran uno sólo. Los movimientos volvieron al ritmo de un compás acelerado. Los jadeos y gemidos eran más fuertes, le estaba dando en su punto. El Mexicano estaba más que satisfecho, amaba tener aquellos momentos tan íntimos con su pareja.

—Мексика (México)

—Rusia~

Aquel fue un claro aviso para ambos para dejar en claro que el orgasmo venía en camino. Rusia se corrió dentro de México, dentro del preservativo. El tricolor con emblema de águila se corrió entre los dos. Respiraba agitados. El Ruso salió de su amado y se levantó del sillón cargando a su pareja.

—Tripalosky, creo que esto ya no es lo nuestro.

—Jeje, no lo creo, mi amor —beso sus labios una última vez—. Y espero que nunca llegue la última vez.

Se metieron al baño, a asear sus cuerpos. Debían calmarse y tratar de dormir un rato, había sido algo agotador.

¿Recuerdan la votación del capítulo pasado? Bueno, eran la cantidad de capítulos que eligirian para terminar con esta bella historia. Gracias por acompañarme en esta bella narración, pero aún no es el capítulo de agradecimientos.

Así que si, quedan seis capítulos, seis capítulos de esta bella historia en la que veremos como nuestra pareja envejece mientras sus hijos crecen. Tranquilos, será un final feliz, lo prometo.

Hasta luego :³