🌵 𝓓𝓮𝓼𝓹𝓲𝓮𝓻𝓽𝓪 🌵

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México abrió sus ojos

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México abrió sus ojos. Veía una luz frente a el, dos personas se presentaron frente a el. Entrecerro sus ojos tratando de enfocar su vista a pesar de la incandilante iluminación. Una mujer y un hombre, ambos extendieron sus brazos. Reconoció sus rostros.

¡M-Mamá! ¡Papá! —corrió hacia ellos con una sonrisa enorme y lágrimas en los ojos.

Extendió sus brazos mientras corría hasta llegar con ellos. Los abrazó y lloro entre sus brazos. Se aferró a ellos tratando de no soltarse.

Los extrañe tanto... —se limpió las lágrimas, estaba hablando en Nahuatl.

Nosotros también te extrañamos, Tenochtitlan.

—¿E-Estoy muerto?

Aún no, pero si no regresas, morirás, mijo —le sonrió su madre—. Y... Hay alguien que te va a extrañar mucho.

Se refería a Rusia. Cierto, Rusia era quien más se lastimaría si el muriera. Los tomó de las manos y volvió a llorar.

Jefes, no me quiero ir... No los quiero dejar...

—No te preocupes, mi niño. Nos volveremos a ver. No falta mucho para el Día de Muertos.

—Pero...

No ha llegado tu hora, aún tienes mucho por vivir. Siempre estaremos aquí —puso una mano sobre el pecho del Mexicano señalando su corazón.

Y te queremos mucho, pequeño. No lo olvides. Pero debes volver, por el. Nosotros siempre te estaremos esperando de este lado.

México sonrió nostálgico. Los volvió a abrazar y lloró con amargura. Su madre llenó su rostro de besos y su padre lo miró con orgullo. Cerró sus ojos volviendo a la vida.

Rusia miraba desesperado como le daban electroshocks a su amado

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Rusia miraba desesperado como le daban electroshocks a su amado. Su ritmo cardiaco volvió después de aquellos choques eléctricos. Pudo respirar aliviado, pues sintió que aquella persona que ama se había ido para siempre. Lo dejaron ingresar a la habitación en la que se encontraba después de un momento. Cuando lo dejaron sólo, rompió a llorar tomando su mano. ¿Por qué aquella maldición de la Llorona no acababa? ¿Por qué los torturaba tanto?

Después de un rato, vio que México comenzaba a despertar. Lo vio mover sus dedos y abrir sus ojos. Sonrió y lo abrazó. El más pequeño se quejo, pues le dolía la herida de la bala.

México. Me asustaste.

—Rusia, tranquilo, aquí estoy.

Se separaron y se miraron a los ojos. Acercaron sus rostros y juntaron sus frentes, solo eso, un pequeño gesto delicado y cariñoso. Querían tenerse cerca el uno del otro. Al separarse, Rusia no se quiso quedar con dudas.

Así que, tienes alas.

—Si, son las alas de la guerra. Por eso tu padre ganó contra los Alemanes. Pero sinceramente las odio, me hacen perder la razón y actuar a base del enojo.

—¿Cómo es que las tienes?

Fueron un regalo de mis padres.

¿Crees que pueda...?

—Claro, permiteme.

México, por obvias razones no tenia su camiseta puesta. Se incorporó dejando a la vista su torso desnudo lleno de cicatrices por su conquista. Sus alas comenzaron a brotar de su espalda permitiéndole a Rusia admirar su belleza. Este pasó una de sus manos por sus plumas acariciandolas. Eran muy suaves. A México se le hacia tierno que el Ruso mirara sus alas con tanta ilusión. Después de un rato, las volvió a esconder.

No se las he mostrado a nadie más que a mis hermanos, España, Austria y a ti. No me gusta enseñarlas porque se que querrán quitarmelas y sinceramente me duele cuando las cortan porque al volver a salir duelen.

—Sabes que nunca me aprovecharía de ti y tus hermosas alas. ¿Y sabes por qué? —acercó su rostro—. Porque te amo demasiado.

Probó los labios del menor. México correspondió conduciéndolo a ser más apasionado. Se separaron un poco, no querían hacerlo en un hospital. Se rieron un poco. Sus mejillas se pintaron de rosa y carmín. Se tomaron de las manos y se miraron el uno al otro.

Al poco tiempo dieron de alta a México. Este tuvo que irse en silla de ruedas pues si caminaba le dolería bastante la herida. Por suerte, Rusia no lo dejaría solo. Juntos volvieron al hotel pagando un par de noches más, pues México debía recuperarse para los últimos dos viajes que harían.

𝕰𝖘𝖕𝖎𝖗𝖎𝖙𝖚 𝕷𝖎𝖇𝖗𝖊 [ʀᴜsᴍᴇx] {𝕋𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕒𝕕𝕒}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora