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Arthem había cumplido su palabra, visitaba a Yuhi una vez al día, y Yuhi no hacía nada que le molestara, ambos cumplian sus partes del trato

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Arthem había cumplido su palabra, visitaba a Yuhi una vez al día, y Yuhi no hacía nada que le molestara, ambos cumplian sus partes del trato.

Yuhi había aceptado los besos y la cercanía que Arthem le pedía, y éste a cambio le permitía comer, tomar medicamentos e incluso tuvo una revisión médica profesional por un intenso dolor en las costillas, nada grave, solo uno que otro moretón, los cuales a semana y media del incidente eran casi inexistentes.

Yuhi se vestía en ese momento pues Arthem debía estar de camino hacia aquí, pero en la habitación de al lado empezó a escuchar un percance desde que algo se rompió, terminó de colocarse su camiseta rapido tras escuchar que alguien lloraba, una voz femenina y muy joven, salió por el pasillo y al ver la puerta abierta entró, encontrándose una escena que le heló la sangre ¿así lucia el cuando Arthem lo había golpeado?

No lo pensó dos veces, era injusto y la chica apenas era una niña, tal vez hija de una sirvienta, no más de diez años tal vez, y una mujer apoyada en una pared observaba la escena sin poder hacer nada, llorando en silencio.

—¡Mamá! —Fue la gota que colmó el vaso, Yuhi corrió, pues su cuerpo ya lo permitía y paró la mano en el aire de Arthem.

Le miraba suplicante.

—Por favor... —Sabía que ahora el estaba en un problema, pero no se quedaría en silencio al ver a una pequeña pagar una injusticia, para como estaba la habitación tal vez había querido llevarle algo a su madre, tropezado con la alfombra que ahora lucia descolócala y roto algo.

—Arthem... es una niña... —Le pidió calmado, acaricio su mejilla, trago saliva, aún la sujetaba por el brazo y para como se marcaba en su pálida piel parecía estar haciendo mucha presión.

—Por favor... no lo haga... —Susurro y sus ojos se cristalizan, mentiría si dijera que no tenía miedo de las consecuencias de lo que había hecho.

Arthem miró al menor a los ojos con rabia, aunque la caricia le había tranquilizado un poco no podía evitar estar molesto con el menor por interrumpirle, soltó a la niña de manera brusca, miró intensamente otra vez a los ojos de Yuhi por unos largos degundos sin mencionar palabra salió de aquella habitación dando un portazo.

— ¡¡Theo!! ¿Dónde está ese mocoso? ¡Llámenlo!

Su voz se podía escuchar retumbar en el pasillo ademas de algunos pasos apresurados, alguna criada que habría ido a buscar al chico.

~

Arthem se apresuró hacia el jardín trasero donde por fin le encontró, el muchachito era de rasgos europeos, un adolescente aunque notablemente menor que Segawa, cabello castaño claro, piel rosada con pecas salpicadas por todos lados, estaba vestido con pantalones cortos y una camiseta holgada, llevaba puestos un par de guantes de jardineria y un sombrero para el sol mientras recortaba con cuidado los arbustos que crecían por la entrada. Al escuchar pasos acercarse se giró y su pequeño cuerpo se paralizó al notar de quien se trataba, rápidamente se colocó de rodillas en el suelo, tirando las tijeras a un lado.

Berlín.Where stories live. Discover now