Capítulo 11

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Despertó completamente solo en casa, el castaño lo durmió con algo que no supo descifrar como la primera vez que lo hizo y mirando la mesa de la cocina notó un papel, al parecer a Makoto le gustaba dejar notas, en ella decía: "Haru-chan cuando regrese tendré muchísima hambre, tal vez sea muy egoísta de mi parte ya que no tengo ningún derecho pero ¿Podrías cumplir un último capricho por mi? ¿Podrías hornear ese pastel de chocolate que siempre me dabas cuando iba al café que tanto me gusta?
La realidad es que es una tonta petición pero me gustaría porque me haría muy dichoso y si tengo la fortuna de que aceptes en la mesa deje bolsas con cosas que compre aunque no se exactamente los ingredientes que usas pero aprendí que no debo subestimarte porque hasta ahora me has sorprendido y te admiro. Gracias" Con eso por mas malo que fuera no habría forma de negarse. Ese pastel de chocolate que le servía no sabía muy bien si era de su agrado ya que decidió dárselo por mero instinto pues Makoto llegaba al café sin decir nada y solo esperaba a que Haru le llevara su rebanada de pastel de chocolate y su taza de té.
Con una sonrisa en el rostro olvidando por un momento la razón del porque el otro no estaba emprendió la elaboración de su encargo.

Ya que el pastel tardaría en terminar de hornearse comenzó con los preparativos de la cena a pesar de desconocer la hora exacta de la llegada del castaño y casi a punto de finalizar el guiso un estruendo anunció su llegada -Makoto- estaba herido, cubierto de sangre y ceniza pero en sus brazos yacía un chico inconsciente cubierto del cuerpo por una manta manchada de rojo.

El castaño lo miró por unos segundos para después dirigirse rápidamente hacia su habitación seguido del moreno.
Lo depósito sobre su cama y sacó jeringas y lo que parecía un suero para colocárselo al quien era el tal Ikuya -Listo- murmuró empezando a quitarse la ropa para observar y tratar sus heridas

-¿Estás bien?- estaba preocupado pero no hubo respuesta

-Ah- se quejó -Me atravesó y salió- vociferó otra vez en voz baja -Debo detener la hemorragia...

-Makoto- intentó llamarlo pero seguía ignorándolo así que tocó su hombro

-¡¿Qué?!- seguía alterado por la adrenalina -Haru-chan ve a terminar el pastel. No te necesito aquí- quizás no fue la elección correcta de palabras pero prefería que no siguiera observando la herida que le dejó la bala que le atravesó el costado

Resignado a ser un estorbo sin decir nada se fue pues no entendía porque era tan grosero si el solo estaba preocupado por su bienestar. Llegando a la cocina se le quitaron las ganas y apagó el horno a pesar de que el pastel aun no estaba listo para volver a su cama, estaba dolido y molesto con Makoto -Idiota- susurró cubriéndose completamente con la sábana para intentar desaparecer por un instante de su presencia.

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