Capítulo 21

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Desorientado despertó en casa de sus padres quienes con lágrimas en los ojos se alegraron de que estuviera a salvo y como Makoto lo dijo fue interrogado muchas veces, siempre las mismas preguntas pero respondía con la misma historia que el castaño inventó por él.

Eventualmente con pocas pistas dejaron la investigación pausada y finalmente después de mucho pudo volver a lo que fue su departamento para recoger sus cosas, debía mudarse y conseguir un nuevo trabajo pues en el antiguo no lo esperaron a que regresara aunque no fue su culpa.

El tiempo pasó y Haru consiguió trabajo en un restaurante pero a pesar del tiempo seguía recordando al castaño de ojos verdes que una vez conoció. Creyó que con el transcurso del tiempo volvería a enamorarse pero quedó asustado por los sucesos que no confiaba ya en las personas que se interesaban en él, siempre terminaba rechazando la invitación de una propensa pareja quedándose en casa sin nada que hacer.

Un miércoles en la noche cansado llegó a su nueva habitación que rentaba desde hace poco luego del trabajo dispuesto a descansar toda lo que quedaba y al siguiente que por fin era su día libre pero recordó que aún tenía equipaje que desempacar así pues luego de bañarse aprovecharia el tiempo libre para distraerse y abrir una de las últimas cajas que su madre le ayudó a embalar. Atento a cada pertenencia que sacaba para designar el lugar indicado lo encontró -¿Por qué?- no entendió la razón del porque su libreta de recetas yacía en medio de la caja si se suponía se la dio de obsequio a Makoto ¿En qué momento la devolvió? ¿En qué momento fue a su departamento sin avisarle?

Lento pasó página por página, receta por receta hasta encontrarse de manera intacta la hoja donde él castaño escribió para él la frase en otro idioma que desconocía pero que ahora podría saber su significado por lo que apresurado tomó su celular para poder traducir, la frase: "ich mag dich" era alemán y su significado era: "me gustas" -¿Por qué?- al saberlo por fin un montón de pensamientos y recuerdos llegaron a su mente ¿Así de simple fue que se le declaró? Cuando el no tuvo el valor de admitir que se había enamorado y echaba la culpa al síndrome ese que escuchó en un documental -Idiota- no pudo evitar murmurar mientras lloraba -Idiota, idiota, ¡Makoto idiota!- era un cobarde, un maldito cobarde. Todo el tiempo Makoto fue un completo imbécil pues no se atrevió a decirle en su idioma que le gustaba y ahora que ya lo sabía era tarde porque no lo volvería a ver.

Los días se volvieron más tristes una vez supo lo que el otro sentía y así como así otra noche de miércoles llegó, como de costumbre una vez volvió a casa tomó un baño para luego recostarse en cama e intentar dormir pero al no poder conciliar el sueño decidió hacer algo que en muy pocas ocasiones realizaba.

Localizó su lubricante y bajándose los pantalones de pijama comenzó a tocarse. Hacía ya unas noches que intentó algo nuevo y lo pondría en práctica en ese instante por lo que se estiró para sacar de debajo de la cama una caja donde guardaba algo vergonzoso que esperaba nadie descubriera a pesar de ser un cliché el lugar designado para su almacén.
Recargándose en la pared tomó el lubricante y lo vertió sobre el consolador para tratar de lograr por fin introducirlo por completo en él y sin ninguna prisa flexiono las piernas mirando el objeto que rozaba su entrada teniendo un poco mas de control.
Poco a poco comenzó a relajarse oprimiendo el objeto contra su cuerpo sintiendo la punta introducirse y suspiro tras suspiro fue llegando más profundo tomando algunas pausas localizando el punto exacto que le hizo liberar unas cuantas gotas de su miembro.
Antes de animarse e intentar eso vio vídeos de chicos masturbándose con dildos y no pensó que se sentiría tan bien pero al experimentarlo el mismo con su propio cuerpo supo entonces que había hecho una buena compra, también llegó a su mente el pensamiento de que quizás uno real se sentiría incluso mejor pero su curiosidad quedaría ahí pues como estaban las cosas era nula la oportunidad que tendría y aceptaría de intentar tener relaciones con alguien por lo que no perdiendo más el tiempo volvió a tocar el lugar donde le hizo perder un poco la cordura y nuevamente un pensamiento fugaz apareció, fue la imagen del castaño pues así como el y Rin lo dijeron una vez, Haru seguía siendo virgen y al único que vio desnudo en persona fue a Makoto por lo que en ocasiones como en ese momento se convertía en un pensamiento fantástico para su imaginacion -Makoto...- estando en su mente se decidió a finalizar pero repentinamente todo quedó en penumbra interrumpiendolo.

Se sintió frustrado por la forma en que perdió la concentración pero así como se fue, la luz volvió trayendolo consigo -Aquí estoy- de alguna manera el castaño había respondido a su llamado pues en el umbral de la puerta yacía parado mirándolo con esa enorme y cálida sonrisa que nunca pudo olvidar

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Muchas gracias por leer :D

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