Capítulo 11 - Buenos días

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HICCUP

Eran alrededor de las 4 o 5 de la mañana no sé exactamente, el sol no estaba asomado aún pero ya no tenía sueño.

Me había despertado para ir al baño y cuando volví ya no quería dormir. Simplemente me había quedado mirando a Astrid dormir, se veía muy linda, con la luz de la luna entrando por la ventana de la cabaña.

Me quedé contemplándola, quería descubrir cada gesto que hacía, introducirme en sus sueños, saber que o con quién soñaba, ver sus pensamientos, sus sentimientos.

No sé qué había pasado, pero ella despertó mirándome a los ojos nos quedamos viéndonos un buen rato sin decir palabras.

-buenos días –dije por fin esperando su respuesta.

-buenos días –me respondió con media sonrisa.

Se abrazó a mí y correspondiéndole, nos acomodamos mejor en la cama, las palabras no eran tan necesarias, solo estar ahí el uno para el otro bastaba.

-la estarán pasando bien Patán y Brutilda? –preguntó ella

-con lo temprano que se fueron en la noche yo imagino que si –le respondí, a lo que ambos reímos por el comentario.

Apenas podíamos aguantar las risas nos miramos y volvimos a reír, me dio tanta ternura que comencé a hacerle cosquillas.

-hey! –Reía- basta! Jajaja!

Decía en medio de risas, entonces la besé para callarla poco a poco íbamos calmando nuestras respiraciones de tanto reír, beso a beso.

Una sensación cálida y dulce, nos inducía a no parar, como si no hubiera un mañana, el beso se fue tornando a uno más apasionado, queriendo más de lo que nos dábamos.

En la habitación la temperatura subía, imagino que el sol estaba saliendo, pero la oscuridad de la madrugada seguía presente.

Sin parar de besarnos, me senté, colocándola a horcadas sobre mí, la temperatura aumenta cada vez más, las ganas de sacarme la ropa era inevitable sentirlo, retirándole la camisilla a ella había quedado con el corsé.

El camino de besos no se detenía y los suspiros eran inevitables, la tomaba de la cintura para moverla un poco sobre mí, saboreando las sensaciones que ambos estábamos sintiendo.

De a poco la coloque debajo de mí y nos continuamos besándonos, dejé sus labios para besar su cuello y bajar de apoco, escuchando los suspiros, mirar los gestos que ocasionaba.

De un momento a otro mi camisa también había desaparecido de ente nosotros, sintiéndonos de otra manera, y nuestras pieles cada vez más cerca.

Los besos no cesaban y no paraba de moverme viendo como cada vez que movía mi cintura, ella lanzaba un suspiro o gemía, sentía que hacía las cosas bien.

Su falda había desaparecido también separándonos por 3 telas si no paramos, iba a suceder lo inevitable, pero la carne llama, el fuego estaba encendido.

Pasaba mis manos y mis labios por todo su torso, pero volví a sus labios, acallando sus suspiros, nuestras respiraciones aceleradas.

Fui disminuyendo la fuerza del beso y calmarnos, podíamos acariciarnos todo el día pero haría que nuestra noche de bodas fuera especial, no acelerar las cosas como Patán.

Aunque fuera difícil, me separé para mirarla, lucía preciosa y no quería separarme de ella, puse unos mechones de cabello detrás de su oreja.

Y volví a besarla tranquilamente, para abrazarla después, me senté y la hice sentarse sobre mí a espaldas mía la abracé por la cintura, solo disfrutando del momento de estar juntos.

ASTRID

Me había vuelto loca con sus caricias, aún no comprendía por qué nos habíamos detenido, tampoco es que quisiera preguntar, me daba vergüenza, apenas habíamos podido separarnos.

Ahora nos encontrábamos disfrutando el uno del otro, me abrazaba por detrás, estábamos en un silencio cómodo, nuestras respiraciones estaban calmadas.

-Te amo sabes –dijo Hipo finalmente, tomándome por sorpresa- podemos hacer lo que queramos Astrid –dijo, creo que había adivinado lo que me estaba preguntando- pero quiero que nuestra noche de bodas sea la primera.

Ahí comprendí porque nos habíamos detenido de esa guerra de besos, cual me había dejado ciega y muy enamorada.

Me sonrojé porque, bueno, me veía como que yo quería que las cosas se aceleraran, no voy a negarlo tampoco, en mi opinión ambos lo queríamos pero, también como lo dijo esa primera noche debía de ser especial.

-lo siento –solté

-por qué? –me miró intrigado y esperando una respuesta.

-aceleré las cosas supongo –yo le había sacado la camisa al fin y al cabo, me di a entender que quería más de lo que estaba planeado.

-Astrid... -dijo- no aceleraste nada –dijo abrazándome fuerte y colocando su cabeza en mi hombro –a decir verdad, casi no pude detenerme.

-creo que si no te detenías habríamos acabado esta vez

-y no me arrepentiría –dijo él suspirando

Continuamos abrazados hasta que vimos como el sol se iba asomando poco a poco por la ventana, comenzando a escuchar cómo la gente iba saliendo de sus cabañas.

-supongo que hay que salir...

-no, Thor, no quiero –dijo abrazándome y llevándome más hacia atrás acostándonos de nuevo, nos habíamos quedado sentados disfrutando de nosotros mismos y ahora él no quería salir de la cama.

-Hipo... -le reproché- Atali y Alvin, deben estar de camino hacia aquí.

-no llegarán por la mañana –dijo escondiendo su rostro en mi cuello.

-los chicos preguntarán por nosotros –dije- y sabes muy bien como son –suspiré.

-sus pensamientos no se alejan mucho de la realidad –dijo haciéndome estremecer, porque en fin, tenía razón.

-Hipo! –dije pegándole suave en la mano que me tenía rodeada en la cintura.- no tenemos mucho tiempo para prepararnos para la reunión.

-lo sé... ya, solo unos minutos más, dudo que haya diferencia en eso

Esperé un rato a su lado, total no iba a soltarme hasta que ambos nos levantemos, escuchaba como hablaban la gente afuera, de cualquier tema, desayuno, la boda del día anterior.

Empecé a oler comida por lo que mi estómago estaba con hambre y lanzó un murmuro suplicando por comida, haciendo que Hipo se ría detrás de mí.

-supongo que hay que levantarnos –dijo

-supongo que también tienes hambre? –pregunté

-si, la verdad que si –dijo respondiendo a mi pregunta.

Nos reímos y nos levantamos me puse la ropa y la armadura de siempre.

Hipo se vistió también y se acercó a mí, me abrazó y beso, para tomar mi mano y bajar por la escalera y salir afuera para buscar algo con que desayunar.

Los guardias gritaban –Comida en el gran salón!- por lo que nos dirigimos hacia allá, estaban los chicos menos la pareja de casados.

Es lojusto, por lo general una de las tradiciones implica no molestar a la pareja decasados al día siguiente de su boda.


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no estaba publicando debido a la facultad pero hoy les traigo este episodio en fin disfrutenlo y espero los votos y comentarios!

How to train your dragon - Return to home (Volver a Casa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora