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Quería ir a ver a Dustin para qué me diga qué estaba pasando

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Quería ir a ver a Dustin para qué me diga qué estaba pasando. Tengo un presentimiento extraño. Max había salido Billy también. Y yo fui a ver a Dustin. Además quería mostrar mi arco y mis flechas.

Toqué el timbre de la puerta.

—¡Dustin!—goleó la puerta.

Abren la puerta.

—Emma ¿qué haces aquí?—preguntó se veía preocupado.

Lo mire sería.

—Dus, ¿qué ocurrió?pregunté.

El me tomó la mano.

—Necesito tú ayuda.

El me dio comida.

—No entiendo nada ¿quieres que te cocine?.

El me miró serio.

—¿Te acuerdas de Dart?.

Asentí.

—El se comió mi gata.

—¿Qué cosa?.

Empecé a tirar trozos de jamón al suelo. Dustin se había puesto ropa para jugar hockey.

—¿Estás lista?.

Lo mire sería.

Eso creo.

Dustin empieza a correr yo tome el palo de Hockey.

—Dart, ven a desayunar—se acerco a la puerta. Dios mío estoy temblando.

—Por dios. mierda—gritaba Dustin.

Empezo a correr.

—Carajo.

Corrimos hacia el cobertizo.

—Ven, vamos se qué tienes hambre.—miro por un hueco.

Miré a Dustin y luego hacia afuera.

Dios mío es horrible—hable.

—Es Dart.

El plan de meterlo en el sótano estaba funcionando.

—Déjame lugar. Lo haré yo.

Mire por el hueco y estaba cerca.

Abrí la puerta y lo empecé a correr.

—Dus, ayúdame a cerrar—el tomo una puerta y yo la otra.

—Lo siento. Te comiste a mi gata.—dijo poniéndose encima de la puerta.

El cierra con una cadena y candado.

—¿Qué vamos a hacer?—pregunté.

El fue a su casa y tomó el teléfono.

—Llamaré a Mike.

Lo mire.

—Vamos a su casa, ¿y si no está?—dije el seguía intentando.

Paso dos horas.

—Dus, vamos a su casa esa mierda se comió a tú gata. ¿Y si nos lastima?.—pregunté.

—No contesta vamos.

El colgó y tomo su bicicleta.

—¿Quieres qué vaya contigo ahí?—pregunté.

—Llegaremos más rápido.

Tomé mi mochila con el arco y las flechas.

—Vamos.

Me subí y Dustin pedalea rápido.

—Mierda pesas—dijo Dustin.

—No me obligues a usar mis flechas en ti Dustin... Cuidado.

Nos acercamos a la puerta.

—Hace dos horas su línea está ocupada, Señor Wheleer. —lo miro Dustin. —¿Lo sabía?—preguntó Dus, de manera sarcástica.

—Lo sabía.

—¿Está Mike?—pregunté

—No.

Dustin rodeo los ojos.

—¿No? ¿Dónde diablos esta?—preguntó Dustin.

—Karen, ¿dónde está nuestro hijo?—grito el señor Wheleer.

—¡En la casa de Will!—grito la madre.

—En casa de Will.

—Ahí no contestan—dijo Dustin.

—¿Nancy?. ¿Qué hay de Nancy?—pregunté

—Karen, ¿dónde está Nancy?.

—¡En casa de Ally!.

El rodeo los ojos.

—Ally. Nuestros hijos ya no viven aquí ¿No estabas enterado?—miro a Dustin.

—¿En serio?—preguntó Dustin.

—¿Alguna otra pregunta?.

Estaba harta.

—Maldita sea. Usted no sirve para nada. ¿Lo sabía?—dije molesta.

Empecé a caminar Dustin toma su bicicleta y vemos el auto de Steve.

—Iremos con el.

Steve baja del coche con un ramo de rosas rojas.

—Steve, ¿son para la señora Wheleer?—habló Dustin.

—No.

Dustin toma el ramo y las tira.

—Nancy no está en casa—hablé.

—¿Traes el bate?—pregunto Dustin abriendo la puerta del coche.

—¿Qué bate?—preguntó Steve.

—El de clavos.

—Te explicaré en el camino.

Me subí al coche.

—Explicame a mi también qué mierda pasó y qué está pasando.

Emma Mayfield [Billy Hargrove] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora