Capítulo 25

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—Espero que te cuides mejor a partir de ahora, señorita— comentó el médico antes de que (__) se marchase del hospital.

Era cerca de las siete de la tarde cuando se dispuso a volver a su hogar, había almorzado fuera, en un restaurante chino, y luego fue a despejarse un poco. Cuando llegó a su casa, suspiró profundamente mientras se dejaba caer en el sofá. Por un momento tenía la mente en blanco, pero en cuestión de segundos todo le vino a la cabeza.

Refunfuñó y volvió a levantarse del sofá en dirección a la cocina para beber un poco de agua, pero entonces, al ver la nevera recordó todas las cosas que había comprado y que por desgracia no había llegado al destino puesto que tuvo aquel pequeño accidente. Estuvo a punto de jalarse de los pelos, pero antes de que eso llegase a ocurrir se fue derechita al servicio para darse un buen baño.

Mientras intentaba relajarse en la bañera, volvió a pensar en lo mismo. No tenía intención de saber nada ni de Baekhyun ni de Sehun a pesar de las tantas llamadas perdidas que tenía de ambos, y por supuesto, los mensajes ignorados.

—Todo por la avaricia del puto dinero..., claro, el dinero es mejor que yo— hablaba consigo misma. —Maldito Sehun, ¡malditos hombres!— frunció el ceño y los labios. —Uno abusa y otro se aprovecha..., ¿qué se creen?—

De repente sonó el timbre de la puerta principal, cosa que sobresaltó levemente a (__). De hecho, no se había asustado mucho, más bien aumentó su enfado. Salió de la bañera rápida y con seguridad, enrolló una toalla a su cabeza, otra a su cuerpo y salió del cuarto de baño para abrir la puerta. Cuando estuvo delante de ésta abrió la puerta, pero volvió a cerrarla al instante.

—¿Qué coño quieres ahora?

—Lo menos que podría hacer es saber cómo estás— defendió a su favor. —Además, tengo las cosas que compraste..., o lo que pude salvar— añadió.

—Jongin, puedes meterte la comida por donde te quepa. Lárgate—

Después de decir aquello, (__) tenía la intención de volver al cuarto de baño, pero al tener que pasar por al lado de la cocina, no pudo evitar volver a pensar en el tema. Realmente no tenía absolutamente nada de comer y en teoría debería de aceptar la comida que Jongin salvó. Después de un largo, profundo y amargado suspiro, (__) apresuró el paso y caminó hacia la puerta de la entrada, la abrió y rápidamente fue a capturar la bolsa que sujetaba Jongin. Él estaba a punto de salir del pequeño y estrecho jardín delantero de su casa, pero la acción de (__) lo detuvo.

Ella no dijo nada, simplemente le arrebató la bolsa y volvió al interior; estaba descalza, y aún tenía la toalla en el cuerpo y el la cabeza..., pero ésta última se deshizo y cayó. Eso le importó lo mínimo a (__) pues iba en cabeza al interior de la casa. Jongin cogió la toalla y caminó en silencio detrás suya.

En el momento que ella se giró para cerrar la puerta, se sorprendió al ver a Jongin tan cerca suya. No se había dado cuenta. Su cuerpo se paralizó al instante, y su mirada poco a poco iba descongelándose; ascendía lentamente después de haber estado unos segundos mirando su pecho, lo que alcanzaba su altura. El olor del perfume de Jongin iba invadiendo sus fosas nasales en cuestión de segundos; fresco y agradable. Pero eso no fue lo peor, en el momento que ella contactó visualmente con Jongin, él ya la estaba mirando; sonreía de medio lado y con tranquilidad.

(__) agrandó un poco sus ojos y desvió la mirada hacia abajo para interrumpir aquel estúpido momento. Al coger la toalla, tocó la mano de Jongin, pero ella la apartó rápidamente. (__) le devolvió una última y rápida mirada, pero éste seguía mirándola, esta vez algo más sereno.

—(__)— susurró Jongin desviando la mirada a su cabello. —Si sigues aquí vas a resfriarte— añadió. —No he cambiado de dirección, sigo viviendo donde siempre..., por si nece- —

—No necesito nada tuyo— interrumpió.

Jongin asintió y se dio la media vuelta. Tensaba su mandíbula esperando algún comentario por parte ajena, pero lo único que recibió fue un portazo. Jongin siguió caminando, pero a medida que se acercaba a su casa y se alejaba de la de (__), sentía cómo el odio a sí mismo iba en aumento. Comprendía perfectamente que las cosas no volverían a ser como antes, y ahora sólo eran meros arrepentimientos.

Tampoco era de piedra. Una fría lágrima se deslizó rápidamente por su rostro hasta que desapareció.

Pasaron las horas, casi era media noche, (__) ya había cenado y estaba a punto de ir a la cama, pero prefirió hacer algo de los viejos tiempos. Salió a su pequeño jardín delantero y cogió una manguera para refrescar la zona. Hacer aquello era bastante agradable. Cuando terminó, salió afuera y mojó un poco la entrada, pero se asustó al ver que había alguien más allí, era él, de nuevo. Estaba sentado en el suelo y apoyando la espalda en la pared.

—¿¡Qué haces ahí!?

Jongin la miró con un poco de dificultad. —Oh—  estaba borracho. —Estaba pensando…— se levantó poco a poco hasta quedar frente a ella.

—No quiero verte cerca de mi casa, esta será la primera y última vez. Estás advertido.

—(__)— se acercó un poco más a ella con la intención de tocar su mejilla, pero dejó su mano en el aire mientras su expresión cambiaba radicalmente. —Quiero...— susurró. —Quiero perdonarme— dijo en la misma entonación. —Así que..., por favor— se atrevió a acaricar su mejilla con delicadeza. —Descarga tu ira en mí..., hazme todo eso que no pudiste hacer—

Jongin olía a alcohol, y tenía su cabello algo despeinado, además, cuando (__) le miró a los ojos, se percató de algo: tenía el contorno de los ojos rojizo, por lo tanto, había estado..., ¿llorando? En el momento que su mano conectó con su rostro, sintió un rápido escalofrío causado también por la cercanía y sus palabras.

(__) no dudó su acción, entró en una especie de pánico por volver a sentirse, de alguna forma, atraía por él, y permitió el acceso del agua de la manguera. Mojó completamente a Jongin de cabeza a pies mientras evitaba no volver a llorar. No era débil por hacerlo, simplemente sentía impotencia.

Jongin se quedó parado y sentía cómo el agua fría penetraba a través de la tela de su ropa hasta llegar a su piel. (__) volvió al interior del pequeño jardín y Jongin fue detrás suya, sujetó con firmeza su antebrazo y provocó que girase hacia él. Ella soltó la manguera en el momento que Jongin pasó a sujetar su rostro con ambas manos y además, se atrevió a besar los labios ajenos sin preámbulos; el agua seguía corriendo por la manguera cuando la soltó, provocando que (__) también acabase casi mojada.

El tiempo se detuvo por unos segundos. (__) sentía cómo los gruesos y húmedos labios de Jongin entraban en contacto con los suyos de segundo en segundo. El agua no ayudaba a empeorar la situación, al revés, permitía una conexión asegurada.

EL DESASTRE DE MI VIDA | Kai y tu | 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora