Capítulo 33

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"La palabra que resuelve el crucigrama"

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Salí de la oficina sintiéndome un idiota. Tenía los labios hinchados y una enorme sonrisa, además, estaba seguro de que mis ojos brillaban con la luz de la felicidad.

Donghae podía provocarme eso sin problema alguno y, en ocasiones, sin querer.

Al final del pasillo y al pie de las escaleras que llevaban al almacén, Linn y el señor de limpieza platicaban animadamente, pero de inmediato se percataron de mi presencia.

El hombre me vio con preocupación. Mi hermana, en cambio, levantó una ceja. Por supuesto que ella me conocía mejor.

—¿El señor Lee te regañó? —me preguntó él. Parecía intrigado.

—No. Sólo quería decirme que no puedo trabajar aún con el brazo y las costillas en plena recuperación —inventé la perfecta excusa.

—¿En serio?

—Sí. Ya sabes. Dijo que puedo lastimarme y no quiere pagar ningún tipo de pensión...

—Eso sí me suena realista —rio.

—El señor Lee es un buen jefe, no digas eso —reclamé sin poder evitarlo. El hombre, sin embargo, me miró como si estuviera loco.

—¿Un buen jefe? Pero si él...

—No hables mal del señor Lee —le advertí casi por instinto.

Iba a decir algo, lo supe porque abrió la boca, pero afortunadamente Linn lo interrumpió con un carraspeo bastante oportuno.

—Señor Iong ¿por qué no va a traer un trapeador? Hyukjae llamará a alguno de los otros chicos para que le ayude —dijo ella. El hombre de limpieza asintió y se retiró del sitio para hacer lo que mi hermana le había pedido —Hyukjae ¡¿qué rayos te pasa?! —me retó en un susurro molesto cuando nos vimos solos en el pasillo.

—No sé de qué hablas...

—Mira —se presionó el puente de la nariz con el dedo índice y pulgar—, no sé lo que tienes con mi jefe, pero deben ser más discretos. La gente está empezando a hablar cosas.

—¿Qué cosas?

—Piensan que se conocen de antes.

—No es mentira.

—No, pero eventualmente los chismes crecerán —recalcó con las manos en la cintura—. Dime la verdad, Hyukjae ¿cuál es tu relación con el señor Lee?

—Me gusta besarlo... —murmuré.

—Y él... ¿está bien con eso?

—Pues creo que también le gusto.

—Ya..., se nota. Dime ¿qué crees que dirá la gente cuando comiencen a observarlos más detenidamente y se percaten de que te encierras con él en la oficina o del descaro con el que lo miras de pies a cabeza como... como si te lo quisieras comer, por Dios?

Me reí ante sus escandalizadas palabras. Linn era tan graciosa.

—Ni siquiera me daba cuenta de que lo veía así. Todo es inconsciente, lo juro —sonreí y relamí mis labios sin poder evitar pensar en lo bueno que estaba Donghae. Sus piernas torneadas, su cintura delgada, su espalda ancha y la fortaleza de sus brazos. Mierda, todo en él me gustaba.

—¡Deja de pensar inmoralidades! —espetó Linn para después pegarme con el cuaderno que sostenía en su mano.

—¡Auch! ¡Déjame! ¿Cómo lo supiste?

Aquello que pudimos ser (Eunhae fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora