Capítulo 46

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Nuestras guerras

"Cuando estalle la guerra estaré en las trincheras contigo".

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Donghae

Mientras veíamos el documental, una idea no se me iba de la cabeza: éramos como refugiados de guerra.

Acaricié su cabellera rubia, enterrando mis dedos en las hebras y recorriéndolas igual que gotas de agua. La calidez de su cabeza en mi regazo me tenía sonriendo.

Un par de refugiados de guerra con muchos privilegios: comida, agua, besos, risas y sexo. Pero, al fin y al cabo, aquí estábamos, huyendo de algo.

En la pantalla de mi computador apareció El aquelarre, de un tipo llamado Goya que, al parecer, Hyuk admiraba mucho.

Casi me puse celoso al ver el brillo en sus ojos. Luego recordé que hubiera matado para mantener ese mismo brillo en él. Ningún pintor y ninguna obra podrían obtener una mínima pizca del cariño que él ponía en mí.

"La humanidad del ser humano sobrepasa cualquier tipo de arte. Así que no, Donghae, no eres arte, pero eres infinitamente humano". Sus propias palabras. No mías.

Un mes transcurrió desde la intervención de Siwon en el departamento de Hyukjae. Tuve que apañármelas para que me dejara ayudarlo en todo. Luego de mucho insistir, lo convencí de irse a vivir conmigo y, sin que se diera cuenta, abogué en la empresa a fin de que le subieran un poco el sueldo.

Eso fue la primera semana. Luego me notificaron que mi departamento en Hill Street (aquel que quedó reducido a llamas) había sido restaurado. Iniciamos la mudanza de inmediato.

A Hyukjae le costó acostumbrarse, y, a decir verdad, también a mí. No pasé años lejos de los lujos y se sentía de esa forma. De pronto la ostentosidad me abrumó. Existían partes de la casa que ni siquiera recordaba.

Quizá, en otra situación, hubiera preferido quedarme en el edificio de Amber. Sin embargo, la imagen de Siwon no me dejó tranquilo ni un segundo. Si pudo meterse al departamento de Hyukjae y destrozarlo ¿por qué no haría lo mismo en el mío?

Este edificio, al menos, estaba a cargo de varios guardias, todos los departamentos se abrían con tarjeta y código de seguridad, nadie ingresaba sin registrarse antes y, por supuesto, di ordenes de, bajo ningún motivo, dejar subir a Siwon.

Él ya no podía hacernos daño. Quería confiar en eso.

Por otro lado, sabía que Hyukjae no se hallaba muy conforme. No lo dejé ayudar a pagar el alquiler ni ninguna factura, así que estaba teniendo un tiempo difícil sintiéndose inútil.

Yo no lograba entenderlo. Siendo sincero, a mí me parecía muy justo que se hiciera cargo de comprar solo los alimentos, pero a Hyuk no.

Ese era el único factor que a veces nos hacía pelear.

—Mira —apuntó a la pintura que ahora se mostraba en el documental: un perro hundido en la arena.

Hyuk últimamente estaba... raro, como alma en pena. Aunque se reía, me besaba, hablábamos y hacíamos el amor, un par de veces lo descubrí solitario y pensativo. Era obvio que intentaba ocultarme su desanimo.

Por esa razón le proponía hacer cosas que sabía le gustaban. Hoy, sábado en la noche, luego de un agotador día de trabajo, decidí que veríamos este documental sobre las pinturas negras de Goya.

—Se ve muy diferente a las demás obras —le dije —¿Habrá algún demonio escondido por ahí?

Hyukjae soltó una risita, se incorporó y puso pausa al video.

Aquello que pudimos ser (Eunhae fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora