Capítulo 27

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"La maldición de haber dormido con el diablo"

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Amanecí el jueves con grandes ojeras y un dolor de cabeza terrible.

Estuve revisando el engargolado y las maquetas desde el martes por la mañana, prácticamente sin ningún descanso.

Desde entonces no me había duchado, la barba me había crecido desprolija y, evidentemente, olía a basura.

Solamente dejaba de ver el libro y mi computadora cuando necesitaba ir al baño o salir por la comida que encargaba a domicilio.

Era demasiado trabajo y necesitaba terminar lo antes posible. Claro, siempre y cuando no me diera un derrame antes.

Lo bueno de todo el asunto era que ya solo me faltaban unas cuarenta páginas para terminar.

Me levanté con pesadez de la cama. Froté mis ojos legañosos y bostecé sintiendo que los músculos de mi cuello dolían como el infierno.

Arrastré mis pies hasta el baño y, en medida de lo que pude, evité mirarme en el espejo porque lucía en serio deplorable.

Me lavé los dientes, mojé un poco mi rostro y cabello, para, finalmente, dirigirme a donde tenía cargando mi teléfono.

Tuve tanto trabajo que a ratos fue fácil olvidarme de Hyukjae, de quien había recibido una última llamada ayer por la noche.

Tomé el aparato para ingresar a la aplicación de los repartidores que se estaban encargando de alimentarme durante estos últimos días.

Trataba de escoger un desayuno ligero y nutritivo, pero una llamada entrante me interrumpió.

La cogí sin siquiera mirar el contacto y espeté un malhumorado:

—¿Quién carajos se atreve a molestarme tan temprano?

—¿Alguien amaneció de mal humor?

Pálido del susto retiré el teléfono de mi oído y revisé el número. Era, para mi desfortunio, mi jefe, el señor Chang.

—Me cago en todo, maldita sea —susurré para mí mismo asegurándome de tapar la bocina con mi mano. Carraspeé y puse mi mejor tono de arrepentimiento—. Lo siento, señor, he estado muy estresado estos días y no revisé el contacto antes de atender. Le pido una disculpa.

—No te preocupes, muchacho, yo te entiendo —me dijo y noté como claramente trataba de evitar una risa, pero falló patéticamente.

Entorné los ojos por su burla, pero de pronto recordé algo importante.

—Por cierto, muchas gracias por reparar mi auto en mi ausencia. Le pagaré los gastos en cuanto regrese.

—¿De qué hablas? Tu auto fue vandalizado estando en el estacionamiento de la empresa, así que todo corre por cuenta de la casa.

—No podría...

—Claro que puedes, además fue culpa de los guardias que dejaron entrar a ese sin vergüenza.

—¿Qué?

Mi corazón comenzó a latir más rápido. Rogaba por estarme equivocando.

—Donghae, estoy preocupado por ti... —lo escuché suspirar y después hablar con un tono cálido más fraternal —Cuando estabas enfermo ordené que revisaran las grabaciones de las cámaras para ver quién le había hecho eso a tu vehículo. Los técnicos se encontraron con algo... que les asustó mucho e inmediatamente me lo comunicaron.

—Yo..., yo...

—Vi como tu amigo ese, el tal Choi, te golpeaba y maltrataba...

—¡No es lo que piensa! —protesté escandalizado —Siwon, él... él solo...

Aquello que pudimos ser (Eunhae fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora