Aún no puedo creer que Ken se haya ido a una escuela militar, han pasado dos semanas desde entonces y creo que el mensaje de Ámber lo ha empeorado... Aunque Ken se haya ido, hay algo suyo que permanece a mi lado y eso me consuela en cierto modo porque me da esperanzas de que algún día vuelva a encontrármele, aunque sigo deprimida.
Esta por empezar el recreo y lo único que tengo ganas de hacer es sentarme con la cabeza entre las piernas a solas por la depresión, pero creo que estar tranquila y sentada un ratito no es posible en este instituto. Nath me ha pedido que le ayude con unos papeles que debe entregar a Castiel, no sé si es porque está muy ocupado o es que le tiene miedo aunque igualmente me veo obligada a intervenir porque me llevo mejor con Castiel que Nath ¿Qué pasó entre ellos para llevarse tan mal?
Bien, otra vez a dar vueltas hasta encontrar a Castiel pero antes de nada me pasaré por la azotea. El pelirrojo estaba allí de pie fumando un cigarrillo como suele hacer cada vez que sube aquí, y como suele ocurrir me ahuma cada vez que me acerco cuando fuma.
- Cof, cof. ¡No hagas eso! Me ahogas - digo tosiendo.
- Jajaja, eso te pasa por molestarme en mis momentos de tranquilidad.
- Lo siento, pero me he visto obligada a entregarte esto.
Sus ojos grises miran el papel colgante de mis manos y con desganas pregunta -¿Qué es?- yo tampoco estoy interesada en su contenido, pero ya que ha preguntado le echo un vistazo... un justificante de asistencia, ¿cuándo ha faltado a clase...? Vaya, soy tan despistada que ni siquiera me doy cuenta de cuando falta una melena rojo cantosos en clase. -Un justificante de asistencia... debes firmarlo... - digo desganada, los ojos grises se posan en mi esta vez con algo de desprecio y frialdad, me sobresalto - No me mires así, no tengo la culpa de esto - sus ojos regresan al papel, se da la vuelta y me manda de regreso a devolver el papel de donde lo haya sacado; - genial - pienso para mí. Ahora debo buscar a Nathaniel, dónde sea que esté, y entregarle este trozo de papel.
Regreso al primer piso del instituto con la esperanza de encontrar a Nath justo al bajar las escaleras, pero no, eso en este instituto no es posible, en este instituto todo el mundo está continuamente moviéndose. He pasado por la sala de delegados y he echado un vistazo por la de profesores pero ni una pista he conseguido, asi que decido ir a una de las clases y sentarme un rato mientras pienso dónde puede estar. La ventana estaba abierta y el vientecillo que entra por allí hace que me acerque para disfrutarlo mejor, tras pasar unos segundos oigo su nombre asi que miro a través de la ventana que da al patio y allí le encuentro junto a la castaña que suele pegársele. - ¡¡Nathan!! - grito desde lo alto de la ventana llamando la atención del chico del pelo de oro.
Poco después, ya en el patio, intento entregarle el justificante a Nath pero me lo rechaza, dice que hasta que no esté firmado no piense en entregárselo. No quiero meterme en problemas con Castiel, nos llevamos bien y prefiero no perder ese poco que tengo, pero tampoco quiero tener problemas con Nath o que él tenga problemas con la directora, esa mujer realmente da miedo a veces... asi que no me queda otra que ayudarle a que Castiel firme. Regreso a la azotea pero Castiel ya se ha ido de allí, ¿dónde estará ahora? ¿Nadie puede sentarse tranquilamente un momento? Bueno, esta vez prefiero no descansar e ir rápidamente a busca a Castiel para que firme el maldito papelito y asi quitarme una tarea de encima; una vez le encuentro vuelvo a pedirle que firme y de nuevo lo rechaza y me manda de regreso. He estado otras cuantas veces haciendo el mismo recorrido sin llegar a nada hasta cansarme, y por última vez hablo con Castiel para que firme.
- Castiel, solo tienes que firmarlo y se acabo el tema.
- ¡He dicho que no voy a firmar nada! ¡¿es que no lo entiendes?!.