Capítulo 7: El Acróbata

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-¡Ey!¿Ése no es Shushu, el perro de la tienda de comida?
El refugio estaba a unos pocos kilómetros de ciudad Orange, algunas personas vieron al perro acercarse, y fueron a su encuentro.
-Me alegra que estés bien, todos estábamos preocupados -dijo un jóven de gafas, mientras acariciaba al can.
-Está herido, seguro lo atacaron los piratas -reforzó un segundo hombre, de barba y camisa floreada-. Aquí estará bien.
-¿Y el alcalde? -preguntó un anciano calvo y de bigote-. ¿No fue a darle de comer?
-¡Es cierto! -exclamó una mujer de pelo corto-. ¿Le habrá pasado algo?
-Me preocupa -dijo el primero-. Iré a ver qué pasa.
-¿Estás loco? El alcalde no es tan tonto como para que lo atrapen, se conoce cada rincón de la ciudad -aseguró el anciano-. Lo malo es que es un poco cabezota, espero que no haga ninguna tontería.

-Lo siento, te juzgué mal -dijo Nami, levantando una palma en señal de disculpa.
Luffy se levantó, la miró unos segundos y luego agregó:
-No importa, ya que los piratas mataron a tus personas queridas, supongo que lo has tenido que pasar mal. Sin embargo, no quiero escuchar tu historia.
-Grrr...¡Ya no aguanto más! -gritó el alcalde de repente-. ¡Me avergüenzo de mí mismo! ¡Tú...incluso Shushu, han dado todo luchando! Pero yo como alcalde...¡No he hecho nada!¡Sólo los he dejado destrozarlo todo!
-¡Cálmese alcalde! -lo tranquilizó Nami.
-¡Un hombre debe valerse por sí mismo!¿No es verdad, chico?
-Es cierto, viejo -asintió Luffy con una sonrisa.
-¡No le des la razón! -gruñó la chica.
-Hace cuarenta años, llegamos aquí y tratando de olvidar todas las tragedias que los piratas nos habían causado, construimos ésta ciudad de la nada. Sólo éramos unas personas, pero al año, mucha gente llegó y todos ayudaron a que la ciudad prosperara.¿Lo ven?¡Donde antes no había nada, ahora hay una gran ciudad portual!Ésta es la ciudad...¡A la que he dedicado toda mi vida!¡La ciudad y su gente son mi tesoro!¡Si no puedo protegerlos, no sirvo como alcalde!¡LUCHARÉ!
《¡¡¡BOOMMM!!!》
Otra Bomba Buggy que se disparaba. Ésta vez, destrozando la hilera de casas que estaban a un costado. La onda expansiva los tumbó al suelo. Cubrieron sus cabezas, protegiéndolas de los restos que salían disparados velozmente.
El aturdidor ruido fue apagándose de a poco.
Una vez hubo pasado la ráfaga, el anciano fue el primero en recuperarse, y acomodando sus gafas añadió:
-¡Ahh!¡Mi casa!
-¡Zoro estaba allí durmiendo! -rugió Luffy, preocupado.
Rápidamente se reincorporaron, y corrieron hacia allí. Zoro estaba sentado agarrándose la frente, rodeado de mucho humo y escombros.
-Estaba durmiendo muy a gusto...¿Quién me ha despertado?
-¡Genial!¡Estás bien! -exclamó Luffy.
-¿Cómo es posible...que siga vivo? -murmuró Nami.
-Siento como mi corazón fuera a estallar -dijo el anciano-. ¡Ya no aguanto más!¡Están destrozando mi ciudad! Esos seres inhumanos¡No tienen derecho a destruir la ciudad que me ha costado construir cuarenta años!¡No les he permitido montar éste alboroto!¡Los mataré!
-¡Alcalde, espere! -lo sujetó Nami por la espalda, evitando que salga corriendo.
-¡Suéltame!
-¡No puede hacer nada, es una locura!
-¡Sé que es una imprudencia! -gritó el anciano, girando bruscamente, con lágrimas en los ojos.
Nami lo soltó, y acto seguido salió corriendo en dirección al bar con la lanza en la mano, maldiciendo:
-¡Espérame, Buggy!
El trío se lo quedó mirando cómo se alejaba unos segundos, y luego Nami manifestó:
-El alcalde...estaba llorando
-¿Si? Yo no me he dado cuenta ¿Y tú Zoro? -preguntó Luffy.
-Nop, para nada -sonrió éste-. Parece que va a pasar algo interesante.
-Jejeje tienes razón.
-¡Ésto no es divertido! -gruñó la chica.
-No te preocupes, no dejaré que ese viejo muera, me cae bien.
-¿Entonces, por qué te ríes?
Luffy la miró durante un corto período de tiempo.
-Mi meta es llegar a la grand line, intentaré recuperar el mapa -declaró Luffy, y a continuación, le extendió la mano-. ¿Quieres unirte a mí?¿Quieres el tesoro, no?
La chica le sostuvo la mirada unos segundos.
-No voy a ser pirata -le dijo, y luego, le chocó la palma con la suya-. Pero me uniré a ti, hasta que consiga todo el tesoro.
-¡Bien, vayámonos! -exclamó Zoro, levantándose.
-¿Tú también vas?¿Qué pasa con tu herida? -le preguntó Nami.
-Han intentado ensuciar mi nombre -dijo éste e inmediatamente, se desató el pañuelo de su brazo, y se lo ató en la cabeza-. Y eso duele más que la herida.
-¡Vamos allá! -alentó Luffy, sonando sus nudillos.
Y comenzaron su marcha.

One Piece: East BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora