Parte Tres : Búsqueda

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Una vez más Chouchou estaba inspeccionando a cada chico que apareciera en los pasillos. Creando un cuadrado con ambas manos y apuntándolos como si estuviera analizando la idea de que encajaran con el aspecto del "chico misterioso". Orgulloso, tozudo y pervertido, qué horrible combinación, pensó Sarada. Aunque en el fondo se preguntaba por qué un chico como él se fijaría en ella. ¿Qué tendría de atractiva? No existía forma de saber por qué le gustaba tanto. Mejor dicho sí, él se lo decía en las cartas, solo que no tenía cómo confirmar sus cumplidos. Imaginaba que alguna vez hablaron, así que sin dudas, debía ser un chico tímido. O eso quería hacer convencer a su amiga.

—No, tu tampoco tienes cara del chico misterioso—dijo Chouchou al rubio de ojos celestes opacos. Su amigo de la infancia levantó una ceja de indignación.

—¿De qué hablas, gord...?—se detuvo para recibir la mirada asesina de su compañera—. Dejen de hacer tonterías y lleven esto a los profesores. Sumire—llamó a la pelimorada. Ella dio un brinco y lo miró nerviosa—. Los del club de teatro te buscaban. Creo que es por el festival cultural.

—Inojin, deja de ser tan mandón y quítate del camino. Necesito investigar quién es...—la morena fue interrumpida por la mano de su amiga que le impidió terminar la frase. Ella balbuceó sin comprenderlo.

—No digas nada—susurró molesta Sarada.

—No soy ningún mandón—añadió el rubio—. Solo terminen esos recados y ya están libres. Sarada, te tocará ser la representante del curso, si quieres puedo ayudarte.

Sarada asintió y su compañero se retiró. Tal como se los pidió Inojin, llevaron los recados a la sala de profesores, donde recibieron unos sermones y se retiraron molestas. Luego acompañaron a Sumire para hablar con las chicas del club de teatro y ponerse de acuerdo por el asunto del festival cultural. Las fechas se acercaban y la escuela estaría sumida en una de las actividades más importantes del año escolar. Sarada era consciente que estaban en su último año del bachillerato y que debía pensar en su futuro, al igual que el resto de sus compañeras. El trabajo en el bar literario le serviría para cubrir sus gastos universitarios.

Una vez más decidieron que pasarían la tarde en el trabajo de Sarada. ¿Acaso se volvería una maldita costumbre? A Kakashi no le molestaba que vinieran sus amigas a visitarla, siempre y cuando, compraran algo de la tienda claro está. Tenía su punto después de todo y no estaba chantajeándolos. Al ingresar al café literario, el olor a café se impregnó en sus narices, Chouchou amaba ese olor a pesar de que prefería el chocolate caliente. Ni bien entraron se sentaron en las mesas que daban a la ventana. Se ubicaron enfrentadas y la morena sacó su tablet, siempre la llevaba a todas partes. Sumire le pidió lo mismo de siempre; café con unas medialunas. Su amiga chocolate caliente con pastel.

—De acuerdo, espérenme una hora y estoy con ustedes. Debo atender algunos clientes en el mostrador.

—¡No te escaparás de la interrogación, niña! ¡Debemos averiguar quién ese dichoso chico misterioso!—amenazó la morena.

—Sí, sí—apresuró a decir entre risas y corrió hasta el mostrador, donde saludó a Yodo.

La rubia estaba absorta en su música como de costumbre y al ver a su compañera, se quitó los auriculares de color rojo y los colgó en su cuello para escuchar sus quejas. En realidad solo se pusieron de acuerdo para ver cómo trabajarían hoy. Tendrían que revisar el catálogo y el inventario para saber si necesitaban renovar bibliografía o había faltantes. Era uno de esos días de "limpieza" así le llamaba Sarada. Nada extraordinario. Imprimió los listados en una hoja y revisó cada ejemplar, uno por uno, repasando lo que faltaba en las estanterías. Yodo la acompañó con el aparato que registraba los volúmenes.

Prohibido Olvidarte ( BoruSara )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora