DOS AÑOS MÁS TARDE
DORY
Un despertar tan bueno como el de los siete que llevábamos en alta mar. Un crucero improvisado. Al principio pensaba que me pasaría todos los días en cama por la marea, pero una vez me acostumbré a esos movimientos, el resto había sido una auténtica maravilla.
Deslicé mi mano por el lado de la cama que ocupaba mi marido, pero el colchón estaba vacío y frío. Me incorporé con los codos y miré la puerta cerrada del camarote. No se escuchaba absolutamente nada.
Descalza bajé de esa enorme cama, un colchón de pluma fina que ocupaba casi toda la cuarta parte de la pequeña habitación, y salí fuera. Si tuviera que quejarme de algo de este precioso y enorme yate de lujo, seria de tener que subir una serie de escaleras empinadas y estrechas para poder salir del interior, pero después de subir los siete escalones, el sol de la mañana y la amplia vista que me ofrecía un mar abierto, esfumaban todos los recuerdos obtenidos por esa molesta escalerilla.
No fue difícil encontrar a los dos hombres de mi vida, es más, uno de ellos gargajeo escandalosamente y el otro soltó una risa por el sonido producido de un cuerpo tan pequeño. Yo también sonreí.
Mientras avanzaba hice un repaso mental de todo mi pasado, increíblemente ahora sólo era una sombra que casi no recordaba y que había sido remplazado por estos últimos dos años.
Desde luego que me había tocado la lotería, y no por el dinero exactamente, era por el amor que tenía al lado. Para empezar, tenía una nueva familia, aparte de Alicia y Will, una pareja muy prospera, tenía a la parte de Dalif, a cada cual más maravilloso que el anterior, es más, Dana se había convertido en mi nueva hermana y tanto Irene como Diego, eran dos preciosos ángeles con el carácter de su madre y el temperamento del padre.
Pero el verdadero millón era Dalif.
Mi marido era lo mejor que me había sucedido y gracias a él tenía mi mayor tesoro. Mi pequeño de ojos verdes y cabello rubio (un regalo de mamá) a quien habíamos llamado Hansel como a mi hermano.
Llegué hasta ellos y como siempre me había impresionado, la escena no se quedó corta. Dalif estaba tumbado en una hamaca, justo debajo de una de las sombrillas que había en proa y con el torso desnudo.
Como todos los días, mi marido únicamente vestía un bañador de colores y el bronceado marcaba aún más cada uno de sus músculos. Mi hijo, tan desnudo como el padre, se apoyaba en su torso mientras le daba con sus puñitos a su padre en el pecho.
Hansel tenía siete meses pero no podría negar que era hijo de Dalif, aparte de compartir el color de ojos, también compartían el color de la piel, el enorme cuerpo y la fuerza, no obstante lo que más me fascinaba de esa cosita era la fuerza de su mirada y el brillo que desprendía.
Cuando lo dormía en mis brazos se me quedaba mirando con una intensidad que hacía que las lágrimas cayeran de mis ojos, como en ese momento.
Dalif se dio cuenta de mi intromisión y se incorporó.
–Buenos días, pensaba que se te habían quedado pegadas las sabanas.
–Supongo que, tus jueguecitos de anoche me dejaron mella– le indiqué mientras me sentaba a su lado.
La noche anterior habíamos conseguido que Hansel se durmiera una hora antes de lo normal y, del mismo modo que mandriles en una orgía, mi marido y yo nos habíamos perseguido por la cama con la desesperación de bailar la danza del vientre una y otra vez. Pero por lo visto, el detalle de que me había tocado llevar a mí el ritmo esa noche se le había olvidado.
–Yo también jugué y he sido el primero en escuchar a este gamberro– Dalif levantó a Hansel y lo mantuvo unos segundos en el cielo, el pequeño rió como un loco–, soltar un bramido peor que el de Godzilla.
–Bueno, tiene a quien parecerse– bromeé y pasé la mano por la mejilla regordeta de mi hijo–. ¿Tienes algo planeado para hoy?
–Por ahora, que tal si te acomodas aquí con nosotros y vemos las nubes pasar.
– ¿No quieres darte tu baño matutino?
–Hoy no– contestó y negó con la cabeza, después me dedicó una de sus sonrisa, la típica que había que las rodillas me temblaran–. Hoy me apetece quedarme con mis amores, tirado y sin hacer nada– Dalif se hizo a un lado, agarró con un solo brazo a nuestro hijo y le dio unos golpes a los cojines que había a su lado–. Dame el placer de tu compañía, cariño.
Eso era un deseo que encantada le daría.
Tomé asiento a su lado, bien pegada a su cuerpo. Dalif pasó su brazo por mi cuello y me acomodó casi encima de él, después aprovechó nuestra unión y dejó a nuestro pequeño entre los dos. Mi niño se giró y con sus pequeños bracitos intentó escalar por nuestros cuerpos para coger una mecha de mi cabello y llevársela a la boca.
–No es justo– se quejó Dalif con un mohín. Para comérselo–. A mi hijo le dejas comerse lo que quiere cuando quiere, y a mí, no me dejas.
–No es verdad– dije a la vez que rozaba su nariz con la mía–, haces con mi cuerpo lo que quieres cuando quieres.
Dalif levantó las cejas y con fingido dramatismo miró a nuestro hijo y de nuevo a mí.
–Él tiene privilegios. Se ha pasado su nacimiento enganchado de tus tetas y ahora, está todo el día enganchado a tu cadera.
–Y tú no ¿Verdad?
–No como me gustaría…
Dalif se interrumpió por el bocado que le di en el hombro, después para aliviar el dolor le di un lametazo y finalmente besé su herida.
– ¿Y qué quieres que haga para mejorar eso?
–Está noche te lo explicaré, pero… Mando yo.
Sus dedos acariciaron mi mejilla y bajaron hasta mis labios, los perfiló y saqué mi lengua para provocarlo.
–Te quiero– susurró.
–Y yo.
Esta vez me lancé yo a sus besos, hasta que el bulto revoltosos que estaba entre nosotros se quejó celoso por notar la poca atención que le daba sus padres. Dalif soltó una carcajada tras escuchar ese grito y lo levantó para comenzar a comérselo a besos mientras le repetía una y otra vez que también lo quería.
Yo también los quería a los dos, a mis locos amores.
Contemplé la escena; abrumada, orgullosa y feliz.
Lo tenía todo, ya no me hacía falta nada más en la vida.
¿FIN?
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Sabor A Piruleta (Colección Encadenados 2)
RomanceSegunda parte de ENCADENADOS. (Se puede leer por separado) Dos hombres y una mujer, un amor para repartir entre los tres. ¿Pueden luchar contra los celos? ¿Pueden amarse y hacer una vida juntos los tres? ¿Terminará bien esta historia llena de int...