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                                                                                             Luhan

No sé qué era lo que había en tener los brazos de Sehun a mí alrededor, pero provocaba algo en mí que yo no había experimentado con ninguna otra persona. Cada vez que me abrazaba, me sentía seguro y protegido, en todos los sentidos de la palabra.

Él también estimuló un anhelo, un profundo deseo físico dentro de mí.

Yo quería que él me tuviera, me reclamara y me poseyera. Yo quería ser suyo, para satisfacer todas las necesidades que él tuviera, y estar completamente a su merced.

– "Ven conmigo," murmuré contra sus labios. – "Quiero mostrarte algo." Tomé su mano y lo llevé al dormitorio. Lo insté a sentarse en la cama y fui al cajón en el que había puesto mi ropa interior. – "Ahora, por favor no te vuelvas loco."

Saqué los dos sobres blancos que había traído de casa. Los sobres del laboratorio de patologías con nuestras pruebas de sangre.

Los ojos de Sehun se abrieron de par en par cuando se dio cuenta de lo que eran. – "Oh. ¿Los has traído contigo?"

Asentí lentamente. – "No sé por qué no estaba preparado antes, pero ahora lo estoy." Tragué con dificultad. – "Si tú lo estas."

Todavía estaba sentado en la cama, con los ojos llenos de preocupación. – "Estoy seguro. ¿Estás seguro de que estás seguro?"

Le di una sonrisa y me senté a su lado. – "Nunca he estado más seguro." Levanté los dos sobres. – "¿Quieres leer el mío o el tuyo?"

– "Mío."

Le entregué el sobre dirigido a él y deslicé mi dedo por debajo de mi sello. Saqué el trozo de papel doblado y lo abrí. Sehun hizo lo mismo, y leímos nuestros informes al mismo tiempo. Mi prueba de sangre estaba bien, y miré a Sehun mientras leía el suyo. Miró hacia arriba y sonrió, luego me entregó su informe. Le di el mío, y después de ver que su informe estaba bien, nos sentamos en silencio por un momento.

– "¿Qué pasa ahora?" preguntó.

Le quité el sobre, me puse de pie y los puse en la mesa de noche. Luego, plantando la rodilla en la cama, le pasé la pierna por encima para montar sus caderas. – "Sehun, ¿puedo decirte algo?"

Tenía que mirar hacia arriba para verme, sus manos apoyando su peso detrás de él. – "Por supuesto."

– "No sé si voy a explicar esto adecuadamente," comencé, deslizando mi mano a lo largo de su mandíbula. – "Quiero ser tuyo."

Él sonrió confundido. – "Tú ya lo eres."

– "No, quiero ser sólo tuyo. Quiero que me hagas tuyo, que hagas que te pertenezca. De una manera que nadie jamás haya hecho."

Sus fosas nasales se encendieron, sus ojos brillaron de deseo.

Me incliné y lo besé, saboreando su boca antes de separarme. Le puse las dos manos en la cara y hablé contra sus labios. – "Sehun, quiero llevarte dentro de mí, todo tú, y sólo tú. Quiero que te corras en―"

Sehun aplastó su boca contra la mía y me volteó, así que estaba en mi espalda y él entre mis piernas. Condujo su lengua contra la mía y me besó con tanta fuerza que mi cerebro perdió todo pensamiento coherente.

Podía sentir su erección, caliente y dura, contra la mía a través de nuestra ropa, y luego él estaba desesperado por quitarla. Se sentó sobre sus piernas y tiró de mis zapatos, dándome la oportunidad de recuperar el aliento. Luego me desabrochó los pantalones y tiró los dobladillos de mis tobillos para deslizarlos de mis piernas. Luego mi ropa interior, luego mi camisa, hasta que estaba desnudo ante él.

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