Sehun
Dulce madre de Dios, él se sentía bien. Y esa boca sucia de Luhan fue mi perdición, de nuevo. Quería quedarme dentro de él para siempre. Quería mantenerlo en mis brazos para siempre. La lluvia se hizo más pesada, y el sonido de ella, la calidez de Luhan contra mí, me arrullaba para dormir. La selva entonó una canción diferente bajo la lluvia. Menos pájaros, más ranas, tamborileando a un ritmo que era extrañamente calmante.
A través de la tienda pude ver que la fogata se hacía más tenue a medida que la lluvia apagaba sus llamas y poco a poco nuestra única luz se había ido. Cerré los ojos y recuerdo haber pensado dormitaré sólo un momento. Nada más cerraré los ojos por un segundo antes de salir a buscar los sapos de caña bajo la lluvia.
Me desperté con un sobresalto. Estaba oscuro y algo andaba mal. Estaba solo. Luhan. ¿Dónde demonios estaba Luhan? Entonces me di cuenta de lo pesada que la lluvia había llegado fuera, golpeando la lona del dosel sobre el techo de la tienda, y no tenía ni idea de qué hora era. Busqué en la oscuridad una lámpara y la encendí. Luhan definitivamente se había ido. Así como sus botas, la segunda lámpara y uno de los envases.
Mierda, mierda, mierda. No quise caer dormido.
- "¿Luhan?" llamé.
Revisé mi reloj. 11:47 p.m.
- "¿Luhan?" grité, jalando mis botas y un impermeable de poncho. Me puse la capucha sobre la cabeza y salí a la lluvia torrencial. - "¿Luhan?"
- "Sí, estoy aquí," gritó una voz.
Me volví hacia el sonido y pude verlo entonces. Bueno, pude ver la luz de la lámpara a través de los densos árboles. El alivio puro cayó sobre mí como la lluvia. - "¿Qué diablos estás haciendo?" grité y caminé hacia él.
Él sonrió, usando un poncho de lluvia, pero todavía estaba empapado hasta el hueso. - "Tomando muestras. A los sapos les encanta la lluvia."
Jesucristo. Le dije en voz alta, - "Por favor, dime que llevas guantes." Levantó la mano libre. - "Claro que lo hago."
Me puse la capucha de mi poncho para que protegiera más mi cara.
- "Está diluviando." Me deslicé en la maleza en mi camino hacia él; una mezcla de barro y hojas muertas que creaban un asidero resbaladizo. Finalmente llegué donde él estaba y no tuve que gritar. - "¿Por qué no me despertaste?"
- "Estabas profundamente dormido. Podía oír a los sapos, así que pensé en levantarme y echar un vistazo. No he estado fuera de la vista de la tienda."
Sabía que no era tonto. Era un excursionista competente. - "Bueno, ahora estoy aquí. ¿Qué estamos haciendo?"
Su sonrisa se convirtió en una más amplia. - "Quiero ir más allá de este abrevadero, seguir el borde del arroyo," señaló hacia el norte. - "Yo no quería irme demasiado lejos del campamento, pero ahora que estás aquí..."
- "¿Quieres que me dirija al sur?" pregunté. - "Cubriríamos el doble de terreno."
- "Seguro." Él abrió el envase y me dio dos frascos de muestra. - "No vayas demasiado lejos. El suelo es resbaladizo, así que ten cuidado."
Puse los ojos en blanco. - "¿Me estás dando una conferencia sobre seguridad en el terreno?" Él se echó a reír y sacudí la cabeza hacia él. - "¿Cómo puedes estar tan feliz? Es medianoche, hay lluvia torrencial, y estamos de pie en una selva rodeados de sapos de caña."
Su respuesta fue simple. - "Porque es medianoche, hay lluvia torrencial, y estamos de pie en una selva rodeados de sapos de caña."
No pude evitar reírme. - "Creo que me merezco un beso lluvioso de medianoche en la selva tropical." Señalé a mi boca.