Luhan
Me sentía horrible. Peor que horrible. Como si me hubiera golpeado un autobús. Una flota de autobuses. De hecho, era como si cada autobús hubiera retrocedido para atropellarme de nuevo. En realidad, no podía identificar qué parte de mí me dolía más. Cada parte de mí dolía y picaba. Mis huesos se sentían como maquinillas de afeitar, mis pulmones ardían con cada inhalación, mi cabeza dolía como si un atizador ardiendo fuera embutido en mi cerebro. Hasta me dolía la piel.
Parpadeé hasta que mis ojos se mantuvieron abiertos, y luego lo vi a Sehun.
Estaba en una silla junto a la cama, dormido, inclinado hacia adelante con la cabeza cerca de mi mano. Me tomó cada poquito de fuerza para levantar mi brazo y tocar su cabello con mis dedos. Se agitó y luego se levantó. – "Luhan," gruñó él. – "Oh, gracias a Dios que estás despierto. ¿Cómo te sientes? Me asustaste como el infierno." Sus ojos se llenaron de lágrimas. – "Jesús, me has asustado."
Tenía un vendaje de gasa encima del ojo. – "¿Estás bien?" Guau, hasta me dolió hablar.
Sehun se echó a reír y me apretó la mano. – "Estoy bien. Mucho mejor ahora que estás despierto."
Entonces me di cuenta que tenía rasguños en los nudillos. – "Te has cortado la mano y encima del ojo."
Sehun se encogió de hombros. Parecía que no podía apartar los ojos de mi rostro. Se inclinó y presionó sus labios contra mi frente, luego posó su mano en mi mejilla. – "¿Cómo te sientes?"
– "Horrible."
Él frunció el ceño. – "Voy a buscar al doctor. Vuelvo enseguida." Cerré los ojos de nuevo por un momento, y cuando los abrí otra vez, Sehun estaba de pie junto a una mujer alta con un abrigo blanco. – "Señor Xiao," dijo con una sonrisa. – "Agradable tenerte con nosotros." Ella se inclinó y apuntó el resplandor de la luz del infierno en cada ojo.
Cerré los ojos en respuesta. – "Si está revisando la dilatación de la retina, ¿le importaría no perforar mi cerebro?"
Escuché el bufido de la risa de Sehun. – "Oh sí. Él está bien."
– "No, no lo estoy," discutí, todavía con los ojos cerrados. – "Todo duele." De repente sentí náuseas. – "Ugh."
La doctora relató sobre los efectos secundarios, hablando de dolor, dolores de cabeza severos, náuseas, sólo para empezar. – "Volveré pronto. Luhan necesita descansar, pero tendremos que hacer pruebas de función hepática y renal."
– "¿Puede tener algo por el dolor?" La voz de Sehun era como un faro.
– "Dijo que todo le duele. Tiene que haber algo que pueda darle."
Sus voces se apagaron y yo me quedé dormido. Pero la sensación de náusea nunca se debilitó, y me desperté con un principio de necesidad de vomitar. Sehun, que ahora estaba sentado junto a la cama otra vez, se lanzó hacia adelante con una bolsa para mareo. Vomité en ella, produciendo nada más que bilis, recordándome que mi cuerpo entero había pasado por una trituradora.
Me caí de nuevo contra la cama, y Sehun pronto tenía un paño húmedo en mi frente, limpiando mi rostro. Cerré los ojos, pero levanté mi mano. Él sabía lo que quería, porque enhebró nuestros dedos y me quedé dormido.
La próxima vez que desperté, fue porque había gente hablando cerca. Una voz familiar, y parpadeé una y otra vez para intentar concentrarme. Me di cuenta tardíamente que mi somnolencia debía ser químicamente inducida. Pero Sehun seguía sentado junto a mi cama, hablando por su teléfono.