Sehun
Salir del hospital con Luhan fue la mejor sensación de la historia. Estaba agotado, y todavía parecía pálido. Tenía que lidiar con los dolores de cabeza y los dolores corporales con Panadol y Advil [32], que no quería tomar, pero lo hizo―lo cual me dijo que no estaba tan bien como pretendía.
Cuando volvimos al hotel, lo apoyé en el sofá con almohadas y una manta, y él durmió un poco. Lo observé mientras dormía y contemplaba lo mucho que él había cambiado mi vida.
Dios, pensé que lo había perdido esta vez con seguridad. Y realmente pone las cosas en perspectiva para mí.
Cuando volvió para salvar a la Tillman Copper en el camino del furioso incendio, pensé que también podía perderlo. Pero mirando hacia atrás, pude ver ahora que era adrenalina.
Esta vez fue miedo.
Honestamente, miedo paralizante.
Pensé que estaba muerto. Pensé que lo había perdido para siempre, y nunca había estado tan aterrorizado en toda mi vida.
Y al verlo ahora, durmiendo todo tranquilo y seguro en el sofá frente a mí, me hizo comprender que no podía vivir sin él.
Y eso también me asustó.
En el buen sentido. De una manera que afirma la vida. En una forma de mi–vida–a–cambiado–para–siempre.
Resistí al impulso de tocarlo, incluso para acariciar su cabello o su hermoso pómulo, con miedo de despertarlo. Así que arreglé nuestra ropa, lavé un poco, preparando todo para nuestro vuelo a casa pasado mañana.
Luhan estaba dispuesto a irnos mañana si pudiéramos cambiar los vuelos, pero el médico sugirió que otro día completo de descanso sería mejor, así que eso fue todo.
Pedí algo de servicio de habitación para nuestra cena, sabiendo que probablemente despertaría hambriento de nuevo, y entré al baño para refrescarme. Cuando volví a salir, Luhan estaba sentado en el sofá, con los ojos nublados, pero sonriendo.
– "¿Te desperté?" le pregunté. – "Estaba tratando de ser silencioso al teléfono cuando llamé a la recepción."
Sacudió la cabeza. – "Está bien. ¿Ordenaste la cena?"
– "Sí. Pedí una orden especial de pasta de pollo y vegetales. Podría ser un poco soso, pero pensé que la proteína y los carbohidratos podrían hacerte bien."
– "Suena perfecto." Él lentamente se puso de pie y caminó con cautela hacia mí. – "Gracias por cuidarme. Por salvarme la vida, por ser tú."
Acaricié mis labios contra los suyos. – "De nada."
Me miró soñador con una sonrisa cariñosa, y añadió, – "De verdad necesito hacer pis."
Me reí. – "¿Necesitas que te ayude con eso?"
Él me dio una sonrisa astuta mientras se arrastró al baño. – "Creo que puedo arreglármelas."
Después de la cena, que devoró, nos acurrucamos en el sofá juntos, yo por detrás de cuchara con él, para ver un poco de televisión. Bostezó, luego suspiró pesadamente, y ya estaba luchando por mantener los ojos abiertos. – "Lo siento," murmuró. – "Sé que no es así como planeamos pasar nuestras vacaciones."
Le di un suave apretón. – "Sólo me alegro de que estés bien."
Él movió su trasero contra mi ingle. – "Sí, pero aun así... Estoy seguro de que no estoy tan enfermo que no pueda disfrutar de un poco―"