Capítulo 21

2.9K 150 6
                                    

En tanto nos acercamos a la casa una bola de nieve me golpeo la pierna derecha. Chille de asombro mirando a Peeta confundida. ¿Me ha tirado una bola de nieve? -¡¿Qué haces?! –Tan pronto como pronuncie las palabras otra bola de nieve me golpeo. Apenas tuve tiempo de alzar las manos indignada antes de que otra me golpeara de nuevo. En un segundo me tome la libertad de observar a los niños disfrutando del invierno. Se puede decir que nunca concebí la nieve divertida. Ayudaba a quitar el dolor físico. Solo para eso funcionaba. Ver sus ojos tan azules y dulces tratándome de retar. Su risa amplia invitándome a seguirle el juego, pero, ¿Qué puedo saber yo de diversión? < ¡¿No te atreves, preciosa?!> Dijo entre risas desde donde se encontraba. < ¡Te arrepentirás Mellark!> Dije mientras me agachaba agarrando un montón de nieve y lanzándoselo.

Mi puntería está bien con el arco, claramente no con la nieve. El niño al que había acabado de rozar con la bola de nieve, me miro aturdido, le sonreí y señale a Peeta, sonrojada. Peeta no paraba de reír, y eso me llenaba de una manera u otra. El niño también empezó a reírse y sin esperarlo vi como Peeta se le llenaba la cara de nieve. Después de eso, todos los niños que estaban jugando fuera, se nos unieron correteando por los lados tratando de arrojarse nieve unos a los otros. Y Peeta no paraba de reír. Yo tampoco. Los dos reíamos a carcajadas. Sentí su brazo sobre mis hombros, un gesto que había adquirido hace poco, a mí no me molestaba en lo absoluto. Su calor me hacía sentir bien y me abrase a él, acto seguido de sus labios apoyándose suavemente en los míos.
-Hace mucho frio ya… -Digo al finalizar el beso.

---
-No me atrevo a imaginar una noche más en mi vida sin ti a mi lado.

Sus palabras me elevan de inmediato poniendo mis mejillas sonrojadas.

Cuando levanto la cara para encontrarme con sus hermosos ojos claros se inclina y pone sus labios dentro de los míos. Sus beso como aire puro después de haber estado mucho tiempo encerrada en mi misma. Su boca firme y suave, una de sus manos llego a mi cuello suavemente, la otra llegaba a mi cara rozando gentilmente su pulgar por mi mejilla. Sus toques, eran indecisos, y yo sabía por qué. El creía que no iba a permitir esto. Y el hambre que siento es aún más fuerte de las que pase en la Veta, es el hambre que solo puede saciar el con su amor.

Jadee contra su boca. El debió haber estado seguro que lo alejaría porque por un momento se quedó inmóvil. Y no quería que se detuviera. Subí mis manos, sonrojándome al mismo tiempo por su pecho, animándolo a que siguiera. Vacilante bajo sus labios por mi mandíbula y cuello. El dolor que sentí en mi bajo vientre al sentir sus carisias fue tan grande como el placer que estaba apenas conociendo. Sus besos cada vez con mayor urgencia no permitían que parara de temblar. Con las manos siendo desplazadas por mi cintura me atrajo más a él y sus pies descalzos se deslizaron sobre la alfombra, haciendo que cayéramos sobre la cama.

En el segundo que Peeta separo sus labios de los míos empecé a añorarlo. Su mirada estaba fija en mi cuerpo, sus dedos temblorosos querían deshacerse de mi camisón pero al intentarlo lanzo una respiración entrecortada y se detuvo allí.

Su incertidumbre me hizo sentir mi corazón expandiéndose en mi pecho, su ternura era tan grande que no creo que haya más en el interior de mi chico del pan. Puse mi mano sobre la suya y asentí. Y como si fuera a dañarme subió la tela tan delicadamente posible rozando partes que nunca antes alguien había tocado de esa manera.

Incorporándose sobre mí con cuidado de no dejar caer todo su peso, retiro un pelo suelto de mi cara y volvió su mirada a la mía:
-Me amas ¿Real o no?
Yo respondo:
-Real.

Miles de rayos de felicidad iluminaron su cara, lo amaba. Lo amaba y lo necesitaba.

Me mira atentamente con los ojos brillantes, ardientes… excitados; buscando duda en mi rostro, pero yo solo sonrió. Porque estoy feliz, y no puedo para de sonreír. Extendí mi mano a su mejilla, y recorrí su rostro tiernamente hasta la suave piel de su cuello, donde la sangre latía con fuerza bajo la superficie. Sus pestañas como lluvia dorada revolotearon hacia abajo, mientras seguía el movimiento de mis manos con sus ojos.

Su boca se encuentra de nuevo con la mía, y el choque de los sentimientos fue tan fuerte que las sensaciones no experimentadas que contrajo mi cuerpo hicieron que con mis piernas le rodeara la cintura, nuestros cuerpos estrechándose más y más cerca, haciéndonoslo difícil respirar y sin embargo no podíamos detenernos.

-Katniss…

Me arde la sangre, los músculos de mi parte más profunda se tensan cada vez más y trato de calmar ese dolor aferrándome de su cuerpo, aprovechando cada segundo para acariciarlo.

El tampoco parece ser capaz de dejar de tocarme. Sus manos de pintor experto rozan mis costados, y acarician mis piernas desnudas con una gracia suave y urgente que me dejaron sin aliento.

Quiero este calor, este dolor íntimo.

¿Y ahora qué sigue?

Nadie jamás me había besado la piel desnuda, y al sentir sus labios en mi abdomen la sensación fue tan sorprendente que a penas puedo resistir las desenfrenadas sensaciones…

Y es esta noche cuando le entrego mi corazón y mi cuerpo.

¿Dejaran de ser trágicos para ser solo amantes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora