Estos últimos meses no han podido ser mejores. La noticia del bebe ha sorprendido a todos y por mi parte no puedo estar más dichoso.
-Ya quiero que nazca.
-Solo han pasado unos cinco meses. –Me responde sonriendo.
-Cada día te vez más guapa, querida madre de mi hijo. –Me levanto, me apoyo en los codos y me le quedo mirando.
-¿Vas a dejar de llamarme así?
-No hasta que me convenza de que es real. –Doy un pequeño beso a su vientre.
-Por el amor a Dios, Peeta ¿Qué voy hacer contigo? –Dice moviendo la cabeza con desaprobación, luego se acerca y me da un tierno beso en los labios y me sonríe- Es real. Tendremos un hijo. Nuestro.
-Real… -Susurro y acaricio la piel que guarda a la pequeña criatura. No me canso, ni me cansaré de acariciarla. Llenar su pancita de besos es un placer que nunca olvidaré.
Sus alteraciones de ánimo frecuentes, las náuseas. Cosas que solo ella siente verdaderamente pero que a mí también me afecta.
-¡Quédate quieto! –Quito las manos rápido y miro sus cara asombrado. Está asustada.
-¿Qué es esto… –Ella acaricia su vientre y trata de respirar.
-Pero… ¿A qué te refieres Katniss?
-Como un pez nadando de un lado al otro. Aquí –Y toma mi mano y la pone en el lado derecho de su vientre y lo siento. En segundo Katniss vuelve a quitar mi mano y el susto regresa a su cara.
-Se está moviendo. –Digo riéndome. ¿Cómo es posible que se asuste?
-¿Por qué? ¡No me gusta que se mueva!
-Ven, quiero sentirlo de nuevo. –Pongo mi mano en su estomago, e instintivamente siento a Katniss tensa. Automáticamente empiezo a sentir las pequeñas pataditas. Katniss aprieta mi mano y niego con la cabeza. Beso sus labios pero no me corresponde. Está muy asustada. – Linda es normal, lo sentirás en todo tu embarazo. –Le sonrió y acaricio ahora su mejilla.- Es bueno.
-Claro. Lo dices porque tú no lo tienes dentro de ti eh.
Y no puedo evitar volver a reírme.
