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—Lo lamento tanto, estoy ensuciando todo el piso

—Eso es lo de menos, Kenny. Voy por una toalla

—Claro

Joder, no era el momento indicado, pero ya sentía como despertaba Craig Junior... y no era buena idea... al menos no por ahora.

Comenzó a pensar en otras cosas para distraer su mente; Algo como, que cenarían, quizá pedía algo a domicilio... ¿Pero con esta lluvia?

Y así es como llegó hasta la habitación, y por suerte, su erección no había incrementado, sino todo lo contrario. Aprovechó y se cambio a un pantalón holgado y una playera, después de todo el no se había empapado tanto.

Tomo una toalla y abrió el cajón de ropa de Tweek... aunque, pensándolo bien...Que mejor que su delicioso rubio vistiera algo de su propiedad... Así que con una sonrisilla traviesa cerro el cajón y empezó a rebuscar en su ropa.

Tenía una pijama que Tweek le regaló hace tiempo en su cumpleaños, pero que realmente solo usó unas dos veces, siempre dormía en bóxer, por lo que jamás fue muy necesaria, claro, hasta ese día.

Un pantalón delgado y ligero, color azul marino con líneas purpura, y tenía un suetercillo a juego, del mismo tipo de tela y diseño, con botones amarillos.

Aún con su sonrisa traviesa, bajó con prisa hasta la primera planta, en donde había dejado a su delicioso vecino rubio. Todo iba de maravilla, hasta que se quedó de piedra al verle de aquella manera...

El cabello desordenado y húmedo, su ropa mojada yacía en el suelo, simplemente estaba ahí de pie, con sus muy ajustados bóxer color naranja.

Pasó saliva con dificultad, ahí estaba el pecado mismo en persona... Contuvo la respiración de tan solo observar su delicado abdomen, su piel era tan blanca y suave, sus piernas bien torneadas, sin vello alguno y, dios, su trasero... en cuanto se inclinó un poco para deshacerse de sus calcetas, que espectáculo tan maravilloso le dio... sus nalgas eran un manjar que sin duda deseaba probar, tocar, profanar...

— ¿Craig?

— ¿D-disculpa, que?

El otro soltó una risilla encantadora, mirándole después con inocencia... ¿real o fingida? Excelente pregunta.

—Que espero no te moleste el que me haya desvestido, no quería causarte más desorden

—No, no, claro que no, no hay ningún problema—Y vaya que ninguno, sino todo lo contrario—Puedes pasar a la ducha, subes y es la primera puerta frente a ti

—Gracias

Le tendió la toalla y vio como delicadamente subía hasta el segundo piso.

¡Esas jodidas y deliciosas nalgas eran su perdición, maldita sea!

Miento [Crenny]Where stories live. Discover now