¿Y si nuestro destino no existe?

Cap 10... Reinicio

La luz del sol se cuela por mi ventana, obligándome a despertar. Estoy tan cansado aún, como si no hubiese dormido nada y mi mente se siente totalmente agotada. Debe ser por el exceso de estudio, sí, eso debe ser. Desde que estoy estudiando y haciendo las prácticas, todo se ha vuelto aún más pesado, pero sé que puedo salir adelante. Paso mi mano por mi frente y luego me estiro por completo para terminar de despertar. Miro de reojo el reloj que marca las 6:55 y me doy cuenta de que desperté 5 minutos antes de que suene mi alarma. Sonrío, ya que estoy acostumbrado a que eso suceda. Cuando me estoy levantando para entrar al baño, se enciende mi equipo de música con aquellas melodías clásicas que me fascinan y que uso como despertador. Hoy será un excelente día, estoy seguro de eso.

Después de beber mi café, tomo mi mochila y doy un último vistazo al departamento para revisar que no se me haya quedado nada. Es extraño, pero siento como si estuviera dejando algo atrás, pero por más que miro, nada viene a mi cabeza. Suspiro desganado... debe ser producto del estrés. Ya en el pasillo, justo cuando estoy cerrando la puerta, veo aparecer a mis compañeros, que se acercan con una sonrisa a saludarme.

—Bonjour, Darien —dice Evans alzando su mano derecha.
—¡Guten morgen! —exclama Lynette, acercándose con una bella sonrisa.

Le sonrío de vuelta y veo como sus mejillas se sonrojan dulcemente. Es una chica muy bella...

—Good morning, Chiba —me saluda Diamante, con su típica sonrisa ladeada tan altanera.

Sin embargo, eso ya no importa. Quizás al comienzo me molestó un poco, pero ahora somos muy buenos compañeros.

—Hola chicos, que gusto verlos. ¿Nos vamos?

Todos caminamos hacia el ascensor como siempre y pronto estamos en el estacionamiento para subir a mi auto. Lynette se sube en el asiento del copiloto esta vez y los chicos van atrás. Enciendo el motor y partimos como todos los días a la universidad.

—¿Cómo te fue en tu primer día de práctica en la preparatoria, Diamante? Como eres el único que quedó en otro lugar —le pregunta Lynette.
—Bien... mi jefe fue muy amable y los chicos que atendí aceptaron todo lo que les indique. Bueno... a excepción de una chica que parecía tener más problemas que el resto. Pero, no puedo hablar de eso, "secreto profesional".
—Si, como digas, Diam —le dice Evans sabiendo que su amigo es un tanto altanero al hablar—. Y a ustedes, ¿cómo les fue con los exámenes que les pidió revisar el Dr. Akiyama?
—¿Exámenes? —repito casi en un susurro, porque no recuerdo haberme quedado ayer en el hospital.
—Todo en orden. Al final, tuve que hacer el trabajo sola, porque Darien tuvo que venirse más temprano —responde Lynette con calma.

¿Me vine más temprano? ¿Por qué haría eso? No recuerdo haber tenido nada que hacer. Me detengo en una luz roja y la miro de reojo, intentando recordar algo, pero nada viene a mi mente en este momento. Ella se siente observada por mi y cuando nuestros ojos se encuentran, vuelve a sonrojarse con más fuerza. ¿Por qué? ¿Acaso la incomodo? Intento dejar de lado ese pensamiento, regresando mi vista al frente antes de que cambie la luz roja. Justo cuando está parpadeando, una chica se atreve a cruzar, corriendo a toda velocidad. No alcanzo a ver su rostro, solo puedo ver sus largas coletas rubias flotando en el aire junto con su falda azul plisada, típica del uniforme de preparatoria. La sigo con la mirada hasta que llega a la vereda donde la esperan sus amigas, un grupo de chicas de su misma edad. ¿Qué hago mirando estudiantes? Creo que me estoy volviendo loco.

—¡Darien! La luz... —me dice Lynette al notar mi distracción.
—Eh... gracias...

Llegamos a la universidad y todas la clases transcurren con normalidad, tanta que me perturba. Creo que estoy acostumbrado a que algo suceda, pero hoy todo ha estado muy tranquilo, tanto que he tomado mis apuntes, he respondido la preguntas de los maestros y doctores, y he presentado mi exposición sin problemas.