Cap 28. ¿Un nuevo camino?

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Han pasado varios días desde que vi a Serena en el estar médico junto a... no puedo ni siquiera decir su nombre aún, me siento tan traicionado, se supone que eramos amigos, pero de un día para otro, todo cambió. Ahora, apenas me dirige la palabra cuando tenemos práctica juntos y aún así evita hablarme fuera de lo que está relacionado estrictamente con nuestras labores médicas. Hasta hoy, que al verme llegar junto a Lynette pareció cambiar de opinión al respecto.

—Se ven muy bien juntos —declara, sonriendo de oreja a oreja—. Creo que hacen una pareja más acorde.
—¿Pareja? —repito, porque aún no somos nada con ella, pero...
—Sí, los he visto estos días, Darien, no te hagas el que no sabes de que estoy hablando, recuerda que soy compañero de departamento de Lynette.
—Ya basta, Evans, deja a Darien en paz.
—Uh... hasta te defiende.
—Estás siendo muy desagradable. ¿Qué te pasa? —lo encara ella, porque aún no puedo entender qué está sucediendo en esta vida para que todo este de cabeza.

Yo debería estar con Serena, lo sé, lo siento en mi alma, en mi corazón. Pero, eso ya no es posible, no hasta que mi ex amigo termina de destruir mi última esperanza, esa que mantuve en silencio incluso después de que Serena no respondiera mi mensaje el día del desastre.

—Solo quiero informarte que estoy con Serena. Lo siento mucho, pero ella se cansó de tu desconfianza y de tus mentiras. ¿Por qué jugaste con una chica tan dulce como ella? —me pregunta con seriedad, mirándome a los ojos con visible molestia—. Bueno, al menos ella ya no va a sufrir más, porque me voy a encargar personalmente de que así sea —finaliza, pasando por mi lado, golpeando mi hombro con el suyo al pasar, cerrando así cualquier conversación.
—¡Espera, Evans! —lo llamo antes de que salga, deteniendolo por el brazo—. Me gustaría saber una sola cosa... ¿está bien? ¿Es feliz? —le consulto con el dolor de mi alma, sintiendo como esta termina de rasgarse debido a lo que ya es definitivo.
—Es muy feliz, siempre sonríe y ya no ha vuelto a llorar —me responde con honestidad, por lo que suelto su brazo y bajo la cabeza resignado.
—Cuídala... ella lo merece.
—No tienes que decírmelo, Darien. Yo sé a quién tengo a mi lado, no como tú que no supiste ver su valor.
—Yo...

Como me quedo en silencio, el hace un gesto con la mano y termina de salir, dejándonos solos. Mi cabeza da mil vueltas, intentando entender qué nos pasó, pero ya no hay forma de saberlo, ya todo terminó.

Es verdad. Desde el día fatal, decidí enfocarme solo en mi vocación, como ha sido toda mi vida. Voy a la universidad y luego paso todo la tarde en el hospital, haciendo las rondas y revisando a los pacientes que el dr. Akiyama me asigna. Me ha hecho ver muchas veces que estoy perdiendo el equilibrio, pero no puedo estar solo en el departamento sin pensar en Serena, y por eso prefiero tener la mente ocupada al cien por ciento, aunque eso sea imposible. Lynette fue dada de alta hace cinco días, y solo eso me ha permitido desconectarme un poco del hospital, porque ella ha insistido en que la acompañe a algunos lugares que deseaba visitar, todo bajo la recomendación de Diamante, dentro de su recuperación psicológica.

Han sido días entretenidos a pesar de mi poca capacidad para disfrutar de las cosas simples de la vida. Lynette hizo una lista de sitios de Tokyo que no había tenido tiempo de conocer y que ahora serían parte de su recuperación: La Torre de Tokyo, el Acuario Sumida, el Templo Sensoji, el Parque Yoyogi, Odaiba y el mirador de la Torre Mori. Espero tener tiempo y energías para recorrer tanto.

Pasear con ella es muy divertido, me hace reír y me distrae, aunque debería ser al revés. Visitamos el acuario y parecía una niña pequeña mientras me indicaba los peces que no conocía y que soñaba con ver de más cerca. Sonreía de forma hermosa y sus ojos color miel brillaban debido a la luz azul que se filtraba de los acuarios. De un momento a otro, incluso tuve la sensación de ver a Serena en ella... y eso me hizo sentir demasiado mal al estar pensando en otra persona mientras paseaba con Lynette. Ella tiene la manía de tomar mi mano para llevarme por donde quiere y su tacto es muy reconfortante, incluso creo que podría acostumbrarme. No ha intentado besarme otra vez, solo se ha limitado a estar conmigo todo lo que puede, incluso prefiere cenar en mi departamento, después de lo cual la acompaño al suyo donde nos despedimos. Seguro Evans se ha percatado de esos detalles y por eso me ha sacado en cara todo ahora.

¿Y si nuestro destino no existe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora