Cap 31. Te salvaré

330 39 15
                                    

Todo había sido tan maravilloso, tan increíble, tan mágico, pero de un segundo a otro, mi fascinante noche terminó de la peor manera. Jamás imaginé que Serena se comportaría de esa forma, nunca la había visto así, menos con esa actitud tan desafiante... incluso creo que sentí un aura extraña salir de ella cuando me empujó con tanta fuerza. Sé que es muy fuerte, sigue siendo Sailor Moon aunque no lo recuerde, pero, no percibí que ese poder fuera el suyo y eso es algo que debo averiguar con urgencia.

Sin embargo, Serena no me da tiempo de seguirla. Cuando salgo de la cabaña, después de vestirme lo más rápido que puedo, limpiando un poco el pastel que me arrojó a la cara, ya no hay ningún rastro de ella.

Me maldigo a mi mismo, al cielo y a la tierra por las desgracias que estoy viviendo. ¿Cómo es posible que después de revivir nuestra maravillosa noche de amor ella haya despertado así de enfadada? Creí... de verdad creí que recordaría, pero fue en vano. Todos los besos, las palabras de amor, toda mi entrega, el deseo y el placer no fueron suficientes para que ella despertara de aquel trance en el que nuestro enemigo la tiene.

Me sacudo el cabello lleno de frustración, entrando una vez más a la cabaña que le pedí a Andrew antes de venir. Tenía la esperanza de encontrar un lugar neutro para ambos, no quería que nos interrumpieran y mi departamento ya es muy conocido por quienes nos rodean. Tuvimos todo el tiempo, pudimos hablar, encontrándonos una vez más frente a frente, pero de nada sirvió.

Busco algo dentro de la cabaña que me explique qué fue lo que sucedió como para enfadar así a Serena y lo primero que llama mi atención es mi teléfono en el suelo. Un escalofrío recorre mi columna de solo imaginar las posibilidades que existen de que alguien mal intencionado haya enviado algo que la haya hecho sentir mal... y no me equivoco. En cuanto tengo el celular en mis manos, deslizo la pantalla y aparece el mensaje:

<Mi Darien, te extraño. ¿Tardarás mucho con esa niña? Te estoy esperando en tu departamento, envuelta en las sábanas de tu cama. No era necesario que demostraras que eres mejor que Evans, sabes que eres mil veces mejor. Aún así, confío en ti, espero que esto sea lo último para después vivir nuestro amor a plenitud. Te ama... Lynette >.

Mis dedos se aprietan sobre el aparato debido a la impotencia. Mi corazón late errático, entendiendo el trasfondo de la actitud de Serena. No puedo creerlo... no puedo. Miro una y otra vez la pantalla sin poder dar crédito a un mensaje de ese tipo, hasta a mi me afecta el leerlo.

—¿Cómo pudiste, Lynette? —susurro, con un nudo en la garganta y otro en el estómago.

De pronto, una indignación nacida de lo más profundo de mi ser me hace reaccionar, girándome a la salida, decidido a acabar con todo esto. Como una luz que se enciende en medio de la oscuridad, una idea clara y fija brota de mi interior, manejando sobre el límite de velocidad, sin importarme nada más que descubrir a nuestro enemigo. Bajo en cuanto estaciono, entrando al ascensor que me conduce directo a mi departamento, pero no voy para allá, sino que sigo de largo, hasta encontrarme con la puerta del hogar de quienes hasta hace unas semanas atrás eran mis mejores amigos, pero que ahora sé que son la peor escoria con la que me pude topar.

Golpeo fuerte, sin detenerme, insistiendo con todo el enojo que tengo acumulado en el pecho, hasta que la puerta se divide un poco, dejándome ver a Lynette en pijama, lo que me extraña debido a la hora. Sin embargo, no me importa para nada, solo empujo la puerta mientras ella me mira con sorpresa. Más atrás aparece Evans con evidente cara de sueño y me pregunto, ¿qué día es hoy? ¿Por qué están durmiendo si se supone que a esta hora deberían estar preparándose para ir a la universidad?

—¿Darien? ¿Qué sucede? —me pregunta ella, mirándome con susto.
—Necesito hablar contigo... a solas —le respondo, mirando a Evans con seriedad, pero al ver que se queda ahí, serio, más aún sabiendo lo que pasó con Serena anoche, prefiero estar en un terreno más cómodo para mi.

¿Y si nuestro destino no existe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora